Los niños que usan pantallas
Jaime Navarro Saras*
No sucede ocasionalmente, sucede todos los días y a todas horas; las más de las veces somos testigos de cómo niños y niñas de todas las edades, incluso de días de nacidos, en que los padres de familia o personas encargadas de ellos les ponen imágenes o una secuencia de éstas en una pantalla de teléfono móvil, tablet o televisor desde Youtube o cualquier otra plataforma para entretenerlos.
La mayoría de adultos suelen hacerlo para tener espacios y realizar labores domésticas o cuando se trasladan a algún lugar en transporte público o en auto, incluso cuando van de compras o visitan oficinas de gobierno, a otras dependencias o al doctor.
Una vez que estos niños son capaces de encender los aparatos e interactuar con ellos de manera independiente, las cosas se tornan desafiantes para los adultos, ya que la gran mayoría suelen autorizar su uso de acuerdo al comportamiento que han tenido en casa o en la escuela; son los premios y castigos más comunes que utilizan los adultos para controlarlos, a pesar de habérselos regalado en Navidad, Día de Reyes o en su cumpleaños.
El tema se ha magnificado tanto que, mientras en países como México su uso se hace cada vez más común, ya que las pantallas se han democratizado y no distinguen clases, razas u origen socioeconómico; incluso en las políticas públicas de educación se incentiva para que éstas puedan entrar a las aulas y sean parte de las prácticas docentes.
Los contenidos digitales y las pantallas incluyen un control parental para que sean los propios padres quienes establezcan los límites y el tipo de programación que los niños pueden consumir, así como el tiempo de su uso. En esta jungla digital, lo mismo hay padres responsables que están pendientes de lo que ven sus hijos, como también sucede todo lo contrario; hay casos de niños que establecen contraseñas para que nadie pueda verificar lo que consumen, alegando un derecho a su privacidad.
Quienes más sufren este fenómeno son las escuelas y el cuerpo docente; estas generaciones denotan ciertos comportamientos actitudinales y también en sus procesos de aprendizaje. Gracias a ello, los estudiantes denotan ciertas deficiencias en la atención y concentración con las actividades cotidianas, además de las deficiencias para desarrollar ejercicios donde ponen en práctica la psicomotricidad fina y también gruesa.
Los estudios e investigaciones realizadas arrojan las siguientes manifestaciones y comportamientos de los operarios de las pantallas: Poca tolerancia a la frustración; dificultades en la concentración; poca imaginación y creatividad; necesidad de estimulación y refuerzo constante; exigencia de inmediatez; reducción de la sociabilidad; dificultades para controlar los impulsos; dificultades para planificarse y saber las consecuencias futuras de sus actos; menor capacidad para regular las emociones; aumenta la probabilidad futura de desarrollar adicciones.
Amén de sus problemas de obesidad, las deficiencias visuales y la preferencia por los alimentos denominados chatarra.
Sabemos que se viene Navidad y los regalos abundan. Una buena iniciativa (si es que les van a regalar pantallas a los niños) es entregarles un listado de compromisos para su uso, lo mismo el tipo de contenidos que no pueden ver así como el tiempo máximo de uso al día; aunque sabemos que ello es imposible de cumplir. Lo cierto es que en los siguientes años (tal como está sucediendo en países de primer mundo), las pantallas irán desapareciendo de las actividades áulicas por la serie de dificultades que los niños, niñas y adolescentes manifiestan en las escuelas y que es propiciado por la carga de tiempos que en casa se les deja frente a las pantallas.
Bueno sería, además, que desde las políticas públicas se establecieran disposiciones para que quienes atienden a la niñez, tanto en casa como en la escuela, no se manejen con tanta ligereza y se pretenda entender que no pasa nada, ya que sí pasa gracias al abuso y la falta de atención y cuidado de los adultos en el uso de las pantallas.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]
Los psicólogos hablan de un trastorno duplex en donde la ansiedad y la adicción a más redes sociales son una características común en infantes y adolescentes. Importante, como señalas, establecer límites y comprender la magnitud en el desarrollo de la personalidad e intelecto el abuso de dispositivos de esta naturaleza.
Enseñanza actualizada, Inteligencia Artificial, o Padres y Maestros Artificiales, no podemos quedarnos en el Limbo, pero tampoco permitir, tanto libertinaje de Ciencias Informaticas, hay que recordar, que la educacion, bienecdesde casa…