Lo que quieres hacer es titularte
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
Lo escuché por primera vez en Seattle, al pedir información para llegar a una determinada calle: “lo que tú quieres es seguir derecho dos cuadras y luego girar a la izquierda”. La respuesta me pareció extraña, pues yo esperaba que me dieran indicaciones en un sentido más acorde con lo que yo DEBÍA hacer, más que con lo que QUERÍA hacer. Aunque, pensándolo bien, al pedir indicaciones dejaba entrever que yo quería (o necesitaba) llegar a determinado lugar. Lo que permite generalizar el deseo (o necesidad) de realizar determinadas acciones para llegar ahí.
En algunas ocasiones, al preguntar acerca de un destino en el espacio, hay quien responde con otra serie de preguntas: “¿en qué vas?, ¿en carro o a pie?” A veces la respuesta bien puede incluir: a esta hora, o ante la distancia que nos separa de tu destino, lo que QUIERES hacer es tomar un taxi (o seguir un taxi, si conduces un vehículo) al que le des la indicación de conducirte a ese embrollado destino.
De manera similar, hacia el final de la licenciatura, o desde las primeras sesiones del posgrado, los docentes nos vemos en la posición de ser los no tan espontáneos guías de los estudiantes. Hay algunos que ingresaron a la carrera porque les gustaron los nombres de las asignaturas y las consideraron buenos puntos de paso para luego comenzar su vida profesional. Otros más porque la disciplina les sonaba de prestigio (aunque, reconocen algunos, no siempre el prestigio esté asociado con las posibilidades pecuniarias). Y cuando están por terminar todas las asignaturas o créditos comienzan a preguntarse qué otros requisitos les faltan para ser profesionales de esa disciplina que unos cuantos semestres atrás les parecía tan atractiva. En un momento en que, quizá, se han dado cuenta de los bemoles del que creyeron su llamado definitivo en la vida.
Así que comienzan a buscar un área temática, un tema específico, algún problema por resolver, alguna pregunta por responder, un ejemplo qué seguir. Quienes están por terminar la licenciatura suelen plantearse la posibilidad de algún tema en el cual convertirse en iniciados; mientras que, quienes están por realizar los trámites al posgrado, se ven en la necesidad de plantearse un tema lo suficientemente acotado como para que haya probabilidades de que se parezca a alguno de los que se tocarán en los meses que dure el programa. En todo caso, muchos de esos estudiantes terminan todos los cursos con una sensación de perplejidad que no les permite entrever siquiera un tema o siquiera una esperanza de titularse alguna vez en su vida de esa disciplina que ahora les abre tantas ventanas como incertidumbres.
Es con esos estudiantes, en esas encrucijadas, cuando a los docentes se nos plantea el papel de recordarles qué es lo que ellos QUIEREN hacer. Si encuentran las ocasiones adecuadas, las convertirán en largas sesiones en donde expresarán sus ideas, sus afanes, sus fobias, lo que les gustaría saber y no aprendieron antes, lo que debieron leer y no sabían que existía. Así que parte de nuestro papel docente será señalarles, si quieren considerar al título universitario como un punto de paso en su destino profesional, lo que quieren hacer es leer determinados libros, redactar determinados documentos con estructuras convencionales, defenderse en rituales institucionales. Por más que ellos quieran hacer lo más original de sus vidas, habrá que señalar que lo que ellos quieren hacer no es resolver el futuro de la humanidad, sino simplemente generar lo que se convertirá en un producto y una contribución más dentro de una tradición disciplinaria. En verdad, lo que quieren hacer es titularse para luego ejercer la profesión que tanto les atrajo y que más les apasionará con cada reto que superen dentro de ella.
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. [email protected]
Estoy de acuerdo hacerles evidentes a los estudiantes que están el proceso de titulación que sus productos se convierten en dicha contribución a la disciplina sociológica.