Libros de texto y NEM (parte II)

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Hacer las cosas por decreto, en el sentido amplio de lo que se pueda entender el día de hoy por decreto, desde las declaraciones de Estado que adquieren legalidad nacional hasta los imaginarios mágicos de la supuesta “Ley” de la Atracción, implica revisar las condiciones que permiten su realización o no. Decirlo no es suficiente.
Mientras se expresa lo deseable y se queda a nivel de deseo, se pueden transformar fácilmente los países y el mundo; sin embargo, llevar a la acción los sueños implica esfuerzo, recursos, en una palabra: planificación o implementación.
Al día de hoy, el profesorado mexicano sigue trabajando en condiciones adversas del entorno social, cultural, económico, tecnológico y político. Escuelas de todos los niveles educativos se encuentran carentes, bueno… fases y niveles, hasta en eso tenemos híbridos y mixtos; el lenguaje se ha parcializado aún más para impedir un análisis global del Sistema Educativo Nacional, que a nivel nominal ha perdido su congruencia.
Las carencias en las escuelas se viven a partir de los requerimientos del entorno, de la vida y de los modelos de vida de una sociedad. Por ejemplo, cómo trabajar las habilidades digitales en escuelas que no tienen acceso a internet para estudiantes o un laboratorio de cómputo u ordenadores para ser usados por estudiantes; o escuelas sin agua potable y energía eléctrica; escuelas saqueadas cada periodo vacacional por personas de la comunidad a la que sirve –bueno, a veces llegan de lugares lejanos a la comunidad del entorno geográfico escolar inmediato–.
Así se pide al profesorado trabajar en habilidades digitales sin dotarlos de herramientas; entonces el problema del Sistema Educativo Nacional, es decir, del Estado y, en su caso, de los particulares –en el caso de escuelas de sostenimiento privado– se transfiere al profesorado, quien da la cara a estudiantes, padres de familia y sociedad.
Se lanza la encomienda. La pregunta es: ¿Quién es responsable de instrumentar y realizarla? Otro ejemplo que preocupa son los ámbitos de trabajo que se concretan en aula, escuela, familia y comunidad. Se plantea trabajar –y todos sabemos lo que significa que el Estado, vía la Secretaría de Educación, plantee trabajarlo– en lo comunitario abordando problemáticas comunitarias y, para ello, los libros de texto no bastan.
La pregunta sería: ¿Nuestras escuelas y comunidades están preparadas para realizar estos trabajos? Porque aquí no se pone en duda la formación profesoral del magisterio, se habla de la dinámica social y cultural, visiones de mundo, del papel social que se ha dado a la institución escolar.
Así, el profesorado mexicano, en la medida de sus posibilidades, trabaja lo comunitario lo mejor que puede; sin embargo, la materialización de la Nueva Escuela Mexicana en la mayoría de los casos dista mucho del deber ser.
Hay un reclamo histórico que se vuelve difícil de cumplir porque cuando nuestras escuelas, entiéndase, nuestro Sistema Educativo, da un paso, el mundo ya dio varias zancadas adelante dejándolo atrás, de tal forma que la meta se aleja a cada paso corto que se da.
El profesorado mexicano, como en toda reforma, modernización, nueva escuela y demás, es el sacrificado y expuesto. Es quien da la cara.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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