Librófilos
Rubén Zatarain Mendoza*
La edición de la FIL 2024 está en marcha. El clima político que envolvió las últimas ediciones en modo terso no ha afectado esta ocasión y la FIL Guadalajara parece cumplir su propósito principal: acercar los libros al eventual consumidor y al prometedor lector.
Plantear la tesis de que la literatura o los textos científicos son ideológicamente neutros o políticamente correctos es insostenible.
A mayor saber, más conciencia política y social.
La palabra es, por definición, militancia en lo político; concepción y postura en el pensamiento científico.
La ausencia de palabra a la inversa es silencio intelectual, es adscripción fácil al pensamiento de otros sin nosotros.
Los viejos y jóvenes amantes de los libros se dan cita en stands y pasillos, caminan, observan y ocasionalmente hojean portadas y pósters.
La necesidad de leer es inherente al desarrollo de la inteligencia.
Dialogar con otros a través de la palabra escrita se torna sintomático del hambre intelectual; así lo captó José Vasconcelos cuando hace más de un siglo promovió el acercamiento de la literatura clásica a los mexicanos con aquella inigualable política editorial de su gestión al mando de la SEP.
La educación de los nuevos lectores no es un tema secundario. Corresponde esta tarea a padres y madres perseverantes y amorosos, a maestros y maestras profesionales y apasionados que hagan una fiesta del lenguaje y propicien sistemáticamente el encuentro lingüístico y literario con nuestro idioma y la didáctica apropiada; corresponde también a lectores autodidactas con curiosidad intelectual.
Todos los perceptores cargan sus marcos de referencia y desde ahí extienden la mirada a autores y títulos. Ampliemos horizontes con una revolución propia de consumos culturales y bibliográficos.
Nuestro mundo es tan amplio o tan estrecho según la lectura de la realidad, según nuestro capital lingüístico, según el pensamiento documentado y la educabilidad de la mirada.
En la brecha de lectura crítica que ha significado la era del sueño digital, volver al libro impreso y a su lectura es necesario.
La circulación de ideas no se detiene; la producción de conocimiento en los centros de producción de hegemonía es visión de presente y futuro.
Imprenta e idioma marcaron una etapa eurocentrista del conocimiento; tal vez hoy la lectura de la realidad debe retroalimentarse desde las epistemologías del sur.
El gran desafío sigue siendo el bajo promedio per cápita de libros leídos, la baja calidad de los saberes cuya fuente es la lectura.
Un buen número de caminantes de pasillo solo curiosea; un sector más especializado dirige su mirada a textos concretos y novedades. Hay una economía que atraviesa la decisión, hay un imperativo —a veces de cumplir una tarea, un encargo o de satisfacer una recomendación de cercanos.
La FIL y las bibliotecas, desde aquella famosa biblioteca de Alejandría -de nuevo incendiada-, el legítimo deseo de saberes y conocimientos. La lucha personal por liberarse del fanatismo y la ignorancia.
El libro como oportunidad, el poder adquisitivo y el marco sociocultural como condicionante.
La cultura y el libro no son asépticos en términos de política, vehiculizan ideas. Todo esfuerzo cultural y toda promoción del libro explícita o implícitamente tienen un mensaje ideológico, no puede ser de otra manera.
Al final, ese pequeño objeto parido en los vientres de las imprentas es una expresión y voz de un alguien impregnado por el contexto, por el territorio social de algún lugar y con algunas relaciones.
Allá el lector si acríticamente se deja seducir, allá si lo nuevo y el canto de sirenas del color y la fama de ”alguien” lo atrapan.
Desde la mirada de quien escribe, la fotografía instantánea icónica es la larga fila para la firma de libros que provocó la presencia de la autora española del libro ahora ilustrado, El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Esta vez más propositiva, más interactiva.
¿Cuántos de los libros adquiridos en la FIL se convierten en lectura y cuántos de los saberes se asimilan en lectura comprensiva?
A la FIL Guadalajara se le reconoce su capacidad de convocatoria, la convivencia de escritores en los diálogos y presentaciones, la fiesta de nuestras expresiones artísticas y de los países visitantes, por ejemplo.
Otra imagen edificante es la alegría de las niñas, niños y adolescentes en sus visitas guiadas que concurren de varios municipios del estado.
La FIL, según la visión de algunos, entre ellos funcionarios de la cuarta transformación que hace seis años arrancó en diciembre.
La lucha por las ideas culturales y la idea de expropiar de los fenicios de la industria editorial el pingüe negocio de los libros de texto para los niños, entre otras inmediatas consecuencias.
El libro y los intelectuales orgánicos: Krauze, Aguilar Camín y otras plumas compradas. El libro como fetiche de soberbia intelectual de quienes su educación superior financió el pueblo. El libro y el discurso de pepones y porros de corbata en rectoría en el espacio institucional de la universidad alejada de la causa de las masas populares.
La FIL de las buenas conciencias y como mercado de bienes culturales religiosos. El sueño imposible a este ritmo de expropiar el espacio del que se han apropiado las fuerzas conservadoras y organizadas por una universidad que teóricamente debiera educar con pasión al pueblo y que en general se ha constituido en un foro de intelectuales orgánicos afines a la visión neoliberal de la cultura.
La FIL manufactura del Licenciado Padilla, en algún momento de su historia, fue una piedra en el zapato en el desencuentro entre el gobierno estatal alfarista y la Universidad de Guadalajara.
El mensaje y el simbolismo de las imágenes, ahora ya página de olvido, de la marcha del secretario de Educación Jalisco -ahora ratificado- y muchos de sus colaboradores contra Padilla, contra la FIL.
La actitud prudente del entonces precandidato y hoy gobernador Pablo Lemus.
El lado oscuro de Recrea: sin campo semántico ni referencial claro, los diálogos en oficinas y salas de usos múltiples; la gesta de resistencia contra los Libros de Texto Gratuitos, cuyo nuevo capítulo es la lectura de los libros para educación preescolar, donde la administración del sector salió a la pesca de errores de forma y fondo, como en su momento lo hizo con la nueva familia de Libros de Texto Gratuitos para educación primaria y secundaria, cuyo costo menor para los niños, niñas y adolescentes de Jalisco fue el retraso en la distribución.
El retraso también en la entrega del acervo de libros de la obra de Paulo Freire, la escasa promoción por estos lares de los círculos de lectura de las fogatas freireanas.
Los ruidos y los fantasmas que provoca la educación liberadora, los textos cuyo solo título alerta a los puristas que sostienen la tesis de ideologización del proyecto educativo del segundo piso de la Cuarta Transformación.
¿La NEM o RECREA? He ahí el dilema que solo existe en mentalidades de corto alcance.
La transición política en Jalisco y las continuidades, el propósito de no entregar la educación a la federación, reforzar Recrea y aspirar sin base científica ni visión realista a tener la educación bilingüe y el mejor modelo educativo en el país.
El Recrea dialógico que no escucha a los miles de electores que votaron el 2 de junio el sueño de su desaparición.
La lectura de realidad necesaria para que gobernantes y gobernados entendamos que la gobernanza no es concesión de tribunales; no es asunto de ponerse de espaldas a la democracia en botas hechas de piel de nariz de Pinocho y con desplantes de autoritarismo de inseguridad inconsciente y como adalides de continuidades ociosas e ineficaces.
Librofilos de usado, librofilos de nuevo, librofilos de realidad, la empinada cuesta para los privados de todo (cultura, libro, economía, seguridad) en un sexenio que parece brillar con luces prestadas de adelantada Navidad.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
Lo de Recrea más claro ni el agua 👍
Felicidades!! Excelente texto
Un llamado a continuar la cultura lectora cada vez más escasa.