Leer en diciembre
Jaime Navarro Saras*
A orillas del Nilo,
el palacio de los libros ofrecía hospitalidad
a los dos bandos adversarios.
Irene Vallejo, El infinito en el junco
2019 fue la última vez que la Expo Guadalajara abrió sus puertas para darle cabida a 840 mil visitantes que presenciaron el máximo acontecimiento hacia el libro en Iberoamérica; la Feria Internacional del Libro (FIL) es, con mucho, el evento que mejor promueve nuestra ciudad y nuestra cultura, durante nueve días Guadalajara y su feria ocupan muchas planas en la prensa escrita y digitalizada, un tanto por la calidad de los escritores invitados como por toda la producción editorial novedosa y basta, es, como decía una profesora que año con año llevaba a sus estudiantes a la FIL, el único lugar donde encuentro todo lo que busco y me interesa leer.
Este año, por desgracia, la FIL estuvo ensombrecida por los pleitos y debates encarnecidos entre la Universidad de Guadalajara, su rector, el líder histórico del grupo universitario y las autoridades locales y federales, dicho pleito (los aludidos) lo llevaron a estos escenarios, un tanto para hacerlo más visible y, con ello, encontrar muestras de solidaridad y empatía entre los amantes del libro hacia el grupo que encabeza Raúl Padilla López y todas sus demandas presupuestales y demás apoyos al gobierno en turno.
Al margen de todo este pleito cupular, el libro vuelve a ser noticia para bien de los lectores; entre tantas muestras agradables de su difusión, resalta la campaña que realiza el Fondo de Cultura Económica y su director Paco Ignacio Taibo II, con la colección 21 para el 21 y la distribución gratuita de dos millones de libros, sobre todo, en estos tiempos donde el libro en físico ha estado a la baja por todo lo que nos ha traído el efecto del Covid-19 y el tema de la digitalización, finalmente, como dice Irene Vallejo: En un mundo caótico, adquirir libros es un acto de equilibrio al filo del abismo.
Sabemos de sobra que la FIL no es lo que todos quisiéramos, sobre todo por lo que representa en términos monetarios, nada de lo que sucede dentro de la Expo Guadalajara es gratuito, empezando por el ingreso y, al final del evento solo quedan números y cosas para cuantificar, de lo esencial poco se mueve, a la fecha nunca se ha presentado un balance de nuevos lectores y el porcentaje de ellos por cada libro que se edita.
El tema del lector poco se toca, es por ello la evidente crisis que se vive en torno al sentido crítico de la población hacia las cosas, vivimos en un mundo donde el pensamiento crítico parece haber perdido todas las batallas contra la frivolidad provocada por las redes sociales y el uso desmedido de aparatos que sirven de mediadores.
Leer en diciembre nos debe obligar a ampliar la práctica en todos los meses del año, independientemente que exista o no la FIL y la forma de comercializar el libro, es, sin duda, una obligación de la escuela promover, incentivar y provocar el acercamiento de los estudiantes hacia el libro y, con ello, despertar las fibras más sensibles del ser.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]