Las exigencias de la docencia

 en Mario Ramos Carmona

Mario Ramos Carmona*

Philippe Perrenoud (2004) plantea en su texto “Diez nuevas competencias para enseñar” las competencias que los educadores y educadoras debieran de tener para llevar a cabo su tarea de forma cabal, plantea en forma didáctica 10 competencias. Las plantea desde una idea técnica, como las capacidades que un profesor o profesora debieran tener en el contexto de los tiempos actuales. De hecho sus textos cobraron relevancia en el horizonte de las reformas educativas que se llevaban a cabo en el mundo, en México tomaron relevancia en ese contexto de cambio, reforma y cuestionamientos para desarrollar una docencia de calidad, tal como se planteaba desde el discurso oficial.
Pero desde Paulo Freire en “Pedagogía de la autonomía”, plantea en un texto maravillosos las exigencias de la práctica educativa-crítica o progresista como él llama a su perspectiva educativa. En su libro enumera, describe, explica y argumenta de forma clara y contundente las exigencias de la docencia, o de la enseñanza, dándonos con ello una completa lección de las características o perfiles que debiéramos estar formando en las escuelas con el educando y con nosotros mismos, en el contexto histórico de Latinoamérica.
Freiré se refiere a un número bastante amplio de características o exigencias que retan al educador en la escuela, al formador de docentes en las instituciones formadoras y nos muestran una clara radiografía de un perfil profesional docente crítico progresista.
Freire construye su texto alrededor de 27 exigencias profesionales que debieran caracterizar al docente critico-progresista, entre las cuales me parece interesante destacar las siguientes, por su originalidad, seriedad pedagógica y compromiso social y ético; además por razones de espacio sería imposible referirnos a todas las exigencias sobre las cuales discurre el documento de Paulo Freire.
Así, él habla de que enseñar no es una trasferencia de conocimiento, sino un diseño de posibilidades para producir o construir el conocimiento en compañía de los alumnos, enseñando aprendiendo y aprendiendo enseñando. La enseñanza no es pues una transferencia bancaria como lo argumenta en otros de sus textos ya clásicos, sino una oportunidad para producir conocimientos contextualizados y no abstractos.
La enseñanza exige rigor metódico, para aproximarse a los objetos del conocimiento, rigor que tiene que ver con la seriedad, sistematización y acciones metódicas que hay que emprender para acercarse al objeto cognoscible. No se trata de busca acceder al conocimiento de forma simple, sencilla y sin rigor, sino de hacerlo con método, seriedad y rigor científico, porque se trata de buscar la esencia de los fenómenos y no de conocer su apariencia.
También plantea la exigencia de la investigación en la docencia, como una forma de penetrar al fondo de los fenómenos y buscar conocer lo que no se conoce o profundizar en aquello que no conoce lo suficiente, investigar como una exigencia de la docencia para aprender lo desconocido, lo ignorado o profundizar donde solo se conoce lo superficial y lo básico.
Además, acorde con su visión en pro de los desposeídos plantea el respeto a los saberes de los educandos, la correlación del currículum con la realidad de los educandos, sobre todo los alumnos de los barrios pobres donde hay muchas carencias y los alumnos deben de ser conscientes de ellas para trasformar esos escenarios.
De esta exigencia de ética en la práctica docente, destaco la importancia de tener una conducta profesional ética, que se aleje de la mentira, del denuesto, de la falsedad, del desprestigio del otro con base en infundios. Freire dimensiona la conducta ética como una parte medular de la profesión docente, como una forma de ser, alejada de los moralismos farisaicos, pero muy respetuosa de la integridad de los otros que acompañan la labor educativa, ya sean educandos, compañeros o autoridades.
Otra de las exigencia que destaco, muy especialmente porque es parte de los propósitos de algunas asignaturas del Plan de Estudios 2012 de la Licenciatura en Educación Preescolar, y de la Maestría en Intervención de la Práctica Educativa, es la reflexión crítica sobre la práctica educativa, ahí Freire dice que la teoría sin práctica se vuelve discurso hueco, palabrería y la práctica por si sola es solo activismo, entocnes debe de haber una relación dialéctica entre teoría y práctica.
Finalmente, destaco la exigencia docente de la seguridad, competencia profesional y generosidad que debe acompañar al educador crítico-progresista, una exigencia muy importante en el perfil profesional del maestro, que debe de ser parte inherente de su ser profesional.
Además, Paulo Freire habla de exigencias de la enseñanza con el compromiso, la crítica, el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural, la conciencia del inacabamiento, el reconocimiento de ser condicionado, el respeto a la autonomía del ser del educando, el buen juicio, la humildad y la tolerancia, la lucha en defensa de los derechos de los educadores, la aprensión de la realidad, la alegría y la esperanza, la convicción de que el cambio es posible, la curiosidad, la objetivación de las palabras por el ejemplo, el riesgo, la asunción de lo nuevo y el rechazo de cualquier forma de discriminación. Acercarse a este libro de Paulo Freire deja muchas lecciones, sobre todo a quienes nos dedicamos de manera profesional a la educación.

*Doctor en educación. Investigador independiente. [email protected]

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