La vida cotidiana en el jardín de niños. Las acciones educativas

 en Mario Ramos Carmona

Mario Ramos Carmona*

Tal como Fröebel lo pensó en el siglo XIX, al inaugurar el primer jardín de niños, esta institución enseña a través del juego y la creatividad, de las artes, de la música y del movimiento, del ejercicio físico y la recreación, de la experimentación y la observación de la naturaleza y de la actividad lúdica con el lenguaje. En cualquier jardín de niños se puede ver a los infantes jugando y aprendiendo a través del juego roles, reglas, normas y valores que los socializarán y permitirán integrarse a los grupos humanos donde se desarrollen.
En los jardines de niños se suceden muchas acciones, desde que los párvulos llegan al plantel, comienzan con el saludo individual y colectivo, la bienvenida afectuosa de la educadora y la contabilidad de cuantos fueron hoy, evocan el día, mes y año.
Después de las actividades de rutina, vendrán las acciones de desarrollo del programa escolar, enfocados en algún campo formativo se realizarán diferentes actividades y secuencias didácticas con un lógica de apertura, desarrollo y cierre, hasta la despedida en que sus padres vendrán por ellos.
En un jardín de niños de Guadalajara, en días pasados realizaron actividades para celebrar la semana del Día del Niño. Llevaron a cabo talleres de pintura, ciencias y artesanías. Ese día los niños y niñas fueron con ropa holgada y sandalias, llegaron temprano de la mano de sus mamás y con bolsas de material. En un salón prepararon el piso para que los niños pintaran con las plantas de los pies, por eso llevaban sandalias. En ese salón los niños que iban en short se untaron pintura y empezaron a caminar por una sábana de papel que cubría casi todo el espacio, algunos incluso se mancharon las manos de pintura roja, azul y amarilla y descubrieron como se forman algunos colores, luego marcaron con sus manos la sábana. Las educadoras, las auxiliares y algunas alumnas de la Normal que estaba de prácticas ese día, ayudaban a ponerles pintura, limpiarlos y prepararlos para otro taller.
Así pasaban a otro taller donde elaboraban moco de gorila, revolviendo jabón líquido, pegamento blanco, talco para bebes y pintura verde, en esa sala se les daban los materiales en una vasija y los niños la revolvían batiendo con un palito hasta hacer un licuado que asemejaba ese gel que le llaman comercialmente “moco de gorila”. Los niños se divertían con este experimento y observaban cómo se transformaban las sustancias en un líquido verde y viscoso que al tocarlo era algo pegajoso. Fue algo divertido, entretenido y algunos niños produjeron con eso material un gel para peinarse.
Finalmente en otra sala se elaboraron collares con cereal en forma de aros de colores, en un principio los niños se comían el cereal pero después engarzaban el cereal en un collar de hilaza, algunos hacían collares muy largos, otros más cortos pero todos muy creativos y contentos con su artesanía; al final se lo llevaron puesto. Todavía a la hora de salir del jardín ese día iban con su collar muy alegres, presumiéndolo en su cuello y con las manitas pintadas desde que iluminaron la sábana de papel con sus colores y alegrías. Y así fue este día y otros vendrán iguales, impregnados de música, arte, ciencia y recreación donde los pequeños se forman a través de actividades lúdicas y creativas en un ambiente de afecto y alegría.

*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). [email protected]

Comentarios
  • carlos garcia gonzalez

    y….?

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