La vida cotidiana en el jardín de niños III. Temporalidad
Mario Ramos Carmona*
Son las 8:00 de la mañana, va llegando el intendente para abrir el jardín de niños y limpiar el patio de la institución; llega, abre la puerta y empieza a regar el pasto. Es todavía temprano y las educadoras aun no aparecen, a partir de las 8:30 se van integrando. Se reúnen en la oficina de la directora, firman y anotan su hora de entrada y algunas se dirigen a la entrada para empezar a recibir los primeros niños a las 8:45. Las que se quedan conversan de las dietas, de recetas, de las enfermedades o contratiempos de los hijos o del marido, los temas de la reforma educativa y sus derechos aún no, es muy temprano.
A las 9:00 comienza la clase, la educadora principia casi siempre contando a los niños y los pone a que se cuenten y sepan cuantos niños y cuantas niñas asistieron. Se saludan y se dan los buenos días. También les recuerdan la fecha con el día de la semana, del mes y el año. Les da una idea de la temporalidad, –qué día es hoy, que día es mañana, que día será mañana–; aprovecha la ocasión para trabajar el concepto de número a partir del día del mes. Les recuerda quienes faltaron.
Son las 9.20, la maestra después de trabajar las actividades de rutina principia sus acciones propiamente didácticas, les muestra la letra “m” para la cual tienen dificultades en su pronunciación, les pregunta sobre las palabras que comienza con la “m” en general y luego las palabras que comienzan con la sílaba “ma”, “me”, “mi”, “mo”, “mu”, los niños van respondiendo acertadamente y pronunciando las palabras según la sílaba que les indica la educadora; los niños forman palabras que recortan del periódico, palabras que inician con las sílabas anteriores.
A las 9:40 forman figuras con ligas de plástico que las sujetan de clavos que están en una maqueta, ahí salen cuadrados, rectángulos, triángulos; los niños conocen esas figuras geométricas y las diseñan con las ligas sujetándolas de los clavos.
A las 10:10 los niños cambian de actividad y colorear libros didácticos con crayolas, con ello aprenden a sujetar los lápices, a seguir una línea, a trazar grafías y en el futuro letras…
10:30, suena la alarma de simulacro en casos de temblores, las educadoras y los niños salen al patio, algunas mamás que estaba en reunión con la directora (por cuestiones de organización del próximo festival) salen también y se acomodan en el centro del patio cívico, éste es una placita de 12 por 12 metros que se encuentra justo enfrente de los salones.
10:34, regresan al salón, los niños se forman en fila para lavarse las manos y toman luego sus lonches, sus jugos y comienza el refrigerio. Son las 10:40 de la mañana cuando se sientan con algunos de sus amigos y comen sus birotes con huevo o frijoles, algunos llevan pan bimbo con crema y jamón, comen y beben jugos embotellados.
A las 11:00 salen al recreo, juegan a los zombis, a la traís, al lobo lobito. Termina el recreo a las 11:20 y regresan al salón para escuchar un cuento narrado en forma dramática por la educadora, utiliza máscaras y diferentes sacos para caracterizar diversos personajes. Los niños atónitos miran y se sorprenden, disfrutan del cuento y de las diferentes voces, tonos y volúmenes que la educadora les va dando a los personajes.
A las 11:50 les pregunta que aprendieron y a las 11:55 los prepara para recibir a las mamás, papás, abuelitos, tíos, hermanos mayores y demás tutores que llegaran a las 12:00 por todos ellos. Mañana será otro día… la rutina se reanudará… los juegos volverán.
*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). [email protected]