La UPN en su 35 aniversario a revisión
Gildardo Meda Amaral*
La Universidad Pedagógica Nacional, la otrora conocida como la “Universidad de los maestros de México”, recién acaba de cumplir 35 años de existencia. A lo largo de esos años, su historia ha estado plagada de importantes logros y éxitos, pero también tiene rezagos importantes en su funcionamiento que es necesario reflexionarlos, atenderlos e intervenirlos. Uno de sus principales logros, por ejemplo, es que su modelo pedagógico, los materiales y antologías fueron utilizados en otras muchas instituciones para echar a funcionar sus proyectos educativos.
Creada por decreto presidencial en el año de 1979, tuvo como principal encomienda ser el puntal de la formación de maestros en servicio que, incorporados al quehacer docente, lo hicieron con antecedentes formativos como profesionales técnicos, con más ganas y voluntad que con una solvente formación profesional. Sin embargo, la reforma a la educación normal de 1984 en la que se solicitó como antecedente de la educación normal el certificado de preparatoria (antes se ingresaba después de la secundaria), provocó una fuerte crisis de la matrícula en UPN, que motivó que en el año de 2002 se ofreciera la Licenciatura en Intervención Educativa, como una alternativa de formación de profesionales acordes con los nuevos requerimientos de la sociedad y sus entornos regionales. Con esta licenciatura se aseguraba, además, la viabilidad de la UPN. En los años de auge de la UPN, llegó a tener inscritos al 11% de los maestros en servicio del país.
La UPN sigue siendo la única institución de educación superior en México que hace honor a su denominación de nacional que lleva en su nombre, ya que está diseminada en todo el país, merced a sus 77 unidades en las que presta el servicio (Jalisco tiene 5). Sin embargo, existe una gran heterogeneidad en las condiciones de operación y funcionamiento de ellas. Nos encontramos unidades consolidadas en las que la investigación, la difusión de conocimiento y la extensión cultural forma parte del habitus académico de las mismas. En otras, por el contrario, estas funciones se desarrollan de manera incipiente, caótica y desordenada. Un ejemplo de ello son los Cuerpos Académicos que son inexistentes en la mayoría de las unidades de Jalisco, excepto la unidad Guadalajara.
Recordemos que las instituciones de educación superior, deben atender funciones de docencia, investigación y extensión; sin embargo, encontramos que la UPN tiene rezagos en estos dos últimos apartados. La publicación de libros y revistas científicas y de divulgación también es heterogéneo y en algunas casos inexistente. Con la investigación sucede lo mismo. Decir de manera coloquial como lo hacen algunos académicos, que la investigación en UPN se encuentra en pañales, resulta un contrasentido en una institución que, por sus tres décadas y media de existencia, tiene que mostrar evidencias de madurez y consolidación institucional.
Los mejores años de la UPN están por venir. Fortalecer la UPN es tarea de todos: autoridades, directivos, académicos, personal y estudiantes en general. La encomienda no es fácil, pero es necesaria e impostergable.
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Tlaquepaque. [email protected]
La UPN nunca respondió a las aspiraciones de los docentes mexicanos, el modelo inicial fue un fracaso. De más de 150000 inscritos entre 1979 y 1980 a los 3 años sólo presentaron examen alrededor de 5000, y se titularon los primeros hasta 1983. Lo que hizo que en 1985 se tuviera que cambiar el modelo instruccional por el semiescolarizado, este modelo que tomaba la experiencia del maestro en las aulas para reflexionarla con apoyo de la teoría fue el modelo adecuado para que los maestros adquirieran el nivel de licenciatura, sin embargo el personal con que inicia la UPN, en su mayoría sin preparación normalista, muchos de ellos pasantes de carreras universitarias optaron por trabajar sólo la teoría desligada de la experiencia al grado que en algunas unidades empezaron a admitir estudiantes sin experiencia pedagógica con documentos ilegales los que tuvieron que pelear cuando terminaron los estudios para poderse titular dado que la dirección de profesiones exigía la experiencia como docentes para acreditar el servicio social. En la actualidad la UPN pasó a competir con las normales al ofrecer formación inicial con la carrera de intervención educativa. La UPN debió haber seguido trabajando la regularización ofreciendo a los docentes de secundaria la licenciatura en educación pues más del 60% de estos docentes no tienen la preparación adecuada para desempeñarse como educadores.