La tendencia de la política educativa y el triste panorama para el magisterio

 en Isaac Reyes Mendoza

Isaac Reyes Mendoza*

La movilización social a través de acciones de protesta y manifestaciones de descontento emprendidas por algunos sectores de docentes que rechazan la Reforma Educativa, incitan a debatir variados aspectos que implican este proceso reformador de la política educativa en torno a las relaciones laborales y su impacto en lo político social.
Primeramente muestra la maraña de contradicciones en los niveles del gobierno federal y local, donde las alianzas de la política neoliberal se muestran en un bloque amplio del gobierno: poder del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, unido con empresarios de los medios masivos de comunicación, pretendiendo apoderarse de la educación pública, a través de los controles vía normas y leyes, con aplicación discrecional en el proceso inductivo y en vías de la implantación definitiva.
También es evidente la falta de seriedad para comunicar de manera institucional y sólo instrumentar a través de acciones determinadas de forma distorsionada y parcial, esto nos habla de los efectos perturbadores del proceder de la autoridad educativa para dirigir la educación de un país, habla de carente moralidad, de su ausencia de ética pública, deficiente profesionalismo e irresponsabilidad como funcionarios públicos.
Por otra parte la resistencia de los maestros cuyo único referente nacional encontraron en la CNTE nacional y tomaron sus agrupamientos locales, por no tener más opciones para resistir el embate cibernético de las evaluaciones y procesos de selección por oposición; muchos maestros creyeron que nunca tocarían su situación cómoda y conformista como los “estigmatizó el Gobernador”, ahora se encuentran ante la disyuntiva de enfrentar el monstruo evaluador o correr.
Los padres de familia se encuentran tan desorientados como los docentes mismos y con mucho titubeo para brindarles apoyo, aunque los maestros les anuncien la mercantilización de la educación y con ello el desmantelamiento de la escuela pública, se ven limitados para salir a manifestar su inconformidad junto con ellos.
Por otra parte están los dirigentes sindicales, brindando exhortos para tranquilizar a quienes tienen la obligación y responsabilidad de defender sus derechos; engañaron y traicionaron a la base trabajadora diciéndoles que no pasaría nada con los derechos conquistados y ahora se encuentran ofreciendo cursos para que los maestros se ayuden a responder las evaluaciones y suban sus portafolios de evidencias, “nuevo rol sindical” de servicios.
Muy pronto veremos los efectos de estas medidas y nuevamente se culpará a los maestros de las decisiones erróneas que tomaron y justificarán las amplias brechas de desigualdad que habrá para las generaciones de los más pobres de las zonas urbanas y rurales.
¿Qué nos queda por hacer? Construir un Programa de Educación Alternativa, junto a los investigadores, profesionales de la educación comprometidos con la educación pública y por un gremio que luche por desarrollarlo, sostenido por un gobierno que se comprometa con los maestros a suscribir para la defensa de la educación pública, que preserve la identidad nacional en medio de la vorágine globalizadora neoliberal; y deberá iniciar contemplando ámbitos locales, regionales y estatales en una visión global, que culmine por el camino de una Gran Revolución Educativa Nacional.

*Profesor de educación básica. [email protected]

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