La sustancia de Recrea

Jaime Navarro Saras*

Soñaste alguna vez con una mejor versión de ti,
más joven, más hermosa y más perfecta…

Voz de La Sustancia

El pasado domingo inició la seguidilla de premios a lo mejor del cine desde la visión de EEUU; la entrega de los Globos de Oro fue el primero, le seguirán los del Sindicato de Directores de Cine, después los del Sindicato de Actores, para finalmente terminar con la entrega de los Óscar de la Academia al Mérito el domingo 2 de marzo en el Dolby Theatre de Hollywood, Los Ángeles, California.
La Sustancia, película que me llamó la atención por el tema de la belleza femenina sometida a la mirada masculina, es una historia protagonizada por Demi Moore, quien también ganó el premio a la mejor actriz en los Globos de Oro. Esta película, además, fue premiada en Cannes por el mejor guion.
En síntesis, y lo cual tiene que ver con el artículo, es que Elisabeth Sparkle (Demi Moore) es una presentadora de televisión de mediano éxito, cuyo contenido está dirigido a las audiencias de su edad. Elisabeth, por casualidad, escucha una conversación telefónica entre el productor del programa y alguien de su equipo que dice: “La queremos joven, la queremos ardiente y ¡la queremos ya! Que la perra anciana haya permanecido tanto tiempo es un misterio para mí”. El interlocutor la defiende y dice que no la pueden correr porque ganó un Óscar y tiene contratos; aun así ella es corrida y ni sus premios, su currículum como actriz y su imagen ante la gente le valen. Entra en crisis, en medio de ello y después de un accidente, una persona le entrega un número telefónico y le dice que hay una posibilidad para que termine con la crisis que la acecha. Le explican en qué consiste el tratamiento que implica un rejuvenecimiento de su cuerpo; lo piensa mucho y al final decide someterse al tratamiento. Para ello hay una condición: que una vez inyectada la sustancia en su cuerpo, saldrá de éste uno más joven, bello y saludable, pero que cada cuerpo, tanto el de ella como el nuevo, deberá intercambiar roles cada 7 días. Todo camina a la perfección, ya que el cuerpo joven protagonizado por Sarah Margaret Qualley, cuyo personaje se llama Sue (quien fue nominada también a mejor actriz de reparto en los mismos premios que Demi), obtiene el puesto para el programa que sustituirá al que protagonizaba Elisabeth. Después suceden cosas propias de la vanidad, los intereses, la obsesión y el interés por permanecer joven siempre, y no se respetan los acuerdos ni el poder de la sustancia, a tal grado que todo termina en una tragedia y desenlace grotesco; recomiendo verla para que cada persona realice su propia valoración y crítica de esta historia.
Hablar de Recrea sería una historia parecida a la que acabo de describir, sobre todo si es que se quiere continuar con el proyecto, lo cual está definido que así será. Recrea no ha sido ni cerca de lo que se consideraría un proyecto de época que haya modificado para bien las cosas. Recrea es puro discurso (y es un mal discurso hecho de muchos moles, discúlpenme por aquello de los chiles); es pasarela y espacio para la lucidez a golpe de chequera. Cerrar Recrea I para crear Recrea II es entrar en los mismos vicios que ya vivimos y que para los maestros (en quienes dicen sus defensores que siempre piensan) solo ha representado una sobrecarga, porque hay que cumplir con la Nueva Escuela Mexicana por aquello de la USICAMM, además con las ocurrencias de Recrea.
Ojalá que no aparezca la fábula de la película La Sustancia y que por ese afán de mezclar lo viejo con lo nuevo terminen destruyéndose ambas versiones y que solo quede una mancha de sangre en la Estrella del Paseo de la Fama de Hollywood, cuyo final de la fábula tiene que ver con la limpieza de ésta por una máquina.
Recrea ha recibido muchos premios de sus creadores y defensores; el más notable fue el del tristemente recordado gobernador saliente, al decir que era el mejor modelo educativo de México y que muchos estados habían solicitado apoyo para emularlo. Nunca dijo qué estados y tampoco habló del mecanismo de evaluación utilizado para asegurar su dicho. Lo cierto es que ese dicho es una vil mentira, que ni los mismos operarios se la han creído, pero así son los gobernantes de estas tierras y qué le vamos a hacer. Al puro estilo Jalisco, ¡ajúa!

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]