La salud del magisterio es primero

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Los maestros y maestras que laboran en las escuelas públicas reciben atenciones médicas tanto en el ISSSTE para quienes trabajan en la SEP, también llamados maestros federalizados, o en el IMSS u otras instituciones de salud con quienes tienen convenios los gobiernos estatales, a éstos se les denomina maestros estatales, igual sucede con los maestros que laboran en algunos municipios como el caso de Tijuana.
La atención médica que reciben los maestros, como es sabido, no para presumir o enmarcarlo y andarlo poniendo de modelo a seguir, hay una serie de carencias en las instalaciones de las clínicas y hospitales, lo mismo en el desabasto de medicinas y qué decir de las prácticas del personal que atiende a los derechohabientes, es tal la crisis de las instituciones de salud que la inmensa mayoría de profesores no utiliza los servicios que le cobran puntualmente quincena a quincena y, si lo hace, es por la emisión de incapacidades para justificar su ausencia cuando llegan las enfermedades de temporada que requieren reposo de tres o cuatro días para recuperar energía.
Con las enfermedades más graves y de largo aliento que se atienden con medicamentos controlados, así como las cirugías es todo un mundo de complejidades y, si en algo se han caracterizado tanto el ISSSTE como el IMSS, es en el desprecio por el tiempo de las personas, lo cual es debido a la burocratización, a la falta de una gestión inteligente y a una inexistente forma de administrar acorde a los tiempos, entre otras cosas, lo cual provoca que las personas hagan largas esperas y se les cancelen citas o éstas no sean atendidas debido al desorden en el manejo de los recursos.
En lo que va del año he asistido tanto al ISSSTE como al IMSS y los defectos que tiene una institución no los tiene la otra y los medicamentos que se entregan de manera escrupulosa y con controles propios del totalitarismo en una, en la otra es de lo más normal, la atención (aunque se soliciten citas por internet o teléfono), casi nunca cumple con los horarios señalados y, de manera contrastante, no se puede llegar un par de minutos tarde a la cita porque se niega la atención y, por aras o mangas, habrá que solicitar cita para otro día.
En fin, lo cierto es que la atención de salud para el magisterio carece de los criterios y prácticas de calidad y excelencia deseables, todo mundo se queja y poco se hace por mejorar las condiciones del servicio y, como dijera un maestro que me encontré en la fila para realizarnos unos estudios en el laboratorio, no es poco lo que nos descuentan y, eso sí, de manera puntual.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

Comentarios
  • José Vidal Partida

    Muy jodido todo eso ,pero lo más jodido es maestros que aguantan eso y más

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