La reforma a la educación Normal
Andrea Ramírez Barajas*
La SEP no ha dado a conocer cuál es la propuesta oficial y de qué manera será el curso de acción de la llamada reforma a la educación Normal, parece en mi lectura que se les comienza a hacer “bolas el engrudo” tal como reza el dicho popular, y la reforma a las escuelas Normales quedará en la caricatura de una serie de ajustes, de maquillaje, del enjuague de toda la ropa sucia acumulada en casa.
El normalismo como ya lo hemos dicho en este espacio infinidad de veces vive actualmente una profunda crisis de la cual no puede salir por sí mismo, necesita la ayuda o la asistencia del gobierno para brindarle recursos, políticas y claridad con la finalidad de darle rumbo para la próxima etapa de desarrollo.
Algo en lo que poco se ha profundizado, es acerca de la devastación que generó el SNTE con las escuelas Normales del país, las prácticas corporativas de arribismo y clientelismo político han generado una pérdida de claridad en el tejido institucional al interior de las escuelas Normales. La simulación, la modorra y flojera pedagógica protagonizada por una camarilla de sujetos privilegiados, (algunos de ellos ocupan cargos directivos y todos patrocinados y defendidos por el SNTE cuando tenía poder y ganas de sacar provecho a las circunstancias), fue la constante en las escuelas Normales por muchos años.
Las escuelas Normales fueron un botín del que muchos se beneficiaron de diversa manera, esta práctica la quieren mantener algunos, pero ya hay muy poco de que beneficiarse, el otorgamiento de plazas, de cambio de adscripción incluso de ingreso como docente a las escuelas Normales, fue “controlado” desde las oficinas del SNTE en las secciones sindicales de los estados, cuando hoy termina esto, es el desconcierto y la perdida de rumbo lo que mueve a los nuevos funcionarios, a los reformadores del vacío.
Por el otro lado los destacamentos más críticos y comprometidos con el normalismo, que defienden a la ideología y la identidad bajo la cual se formaron y encontraron sentido profesional, se mueven más con el discurso ideológico y de nostalgia de defender gran parte de lo que se ha perdido, que con una propuesta seria para arribar al futuro.
Una salida decorosa sería refundar al normalismo sobre la base de mirar hacia el futuro y hacia las necesidades educativas y de formación de este país, fomentar la investigación, intelectualizar a los docentes, trascender el discurso trillado de la formación para el pueblo, de forjar la educación para el fomento de la reflexión y el pensamiento crítico.
El dilema para las escuelas Normales es o se reinventan o se mueren, el problema de la reinvención consiste en mirar en otra dirección de la de su propio pasado. Así las cosas en este momento las normales del país se niegan a morir pero también desde dentro de su estructura actual se niegan a transformarse.
*Doctora en educación y consultora independiente. [email protected]