La pérdida cultural: Halloween versus Día de Muertos
Alma Dzib Goodin*
México solía tener su Día de Muertos. Eran días en que se recordaba a las personas que nos precedieron en el camino. Era un día similar al Memorial Day de los Estados Unidos, pero a diferencia, México recordaba a todos sus muertos y no solo a los soldados caídos durante los conflictos bélicos. Había un día especial para recordar a los niños y otro para recordar a los adultos que dejaron una huella en nuestras vidas.
En algunos pueblos de México aún se celebra el Día de Muertos el 1 y 2 de Noviembre. La festividad tiene un origen prehispánico. Aunque en aquellos tiempos se conmemoraba el noveno mes del calendario mexica, cerca del inicio de agosto y duraba todo un mes. La patrona de la fiesta era la diosa Mictecacihuatl conocida como la Dama de la Muerte que ahora esta representada por las catrinas. En esos día, México se ríe y juega con la muerte. La hace dulce, decorada hermosamente, y la viste con trajes típicos.
La celebración inunda el ambiente con olor a calabaza en dulce, incienso, velas y flores. Se montan altares en honor y recuerdo de quienes han partido de nuestro lado. La creencia es que ellos regresan en esos días a visitar sus hogares por lo que se preparan ofrendas en su honor, las cuales incluyen distintos elementos como flores anaranjadas llamadas Cempaxúchitl que representan los rayos del sol, retratos de las personas a quienes se ofrece el altar; velas o veladoras que sirven de luz para iluminar el camino de quienes se marcharon de nuestro lado y sirven como guía para su alma.
Muchas personas incluyen también la quema de incienso pues se piensa que esto atrae a los muertos a la ofrenda. Se coloca un poquito de sal, la cual es un elemento mineral que permite recuperar la energía debido al viaje.
Se decora con papel picado que constituye la dualidad entre la vida y la muerte, se le ofrece un vaso con agua, pues quienes regresan están sedientos por el viaje, y como de seguro están hambrientos, se colocan distintos tipos de comida, preferentemente aquello que más le gustaba a la persona fallecida, no pueden faltar la calaveritas de dulce y los elementos religiosos, como una cruz o una virgen para que los cuiden en su camino.
Además, se incluye el elemento más representativo que es el pan de muerto, el cual es un pan dulce artesanal que solo se prepara en estas fechas con figuras de huesos por encima, con lo que permite que sea posible comerse a la muerte.
Esos son los recuerdos de mi niñez, y lo que los turistas pueden disfrutar, pues la comercialización da paso a la globalización y ahora el ambiente tiene imágenes de brujas y fantasmas, ahora los niños hablan del Halloween y las ofrendas se han cambiado por fiestas y maratones de películas de terror. También se usa la palabra Halloween, se venden disfraces y se aprovecha la ocasión para hacer de la idea de dulce o truco, una versión más latina.
Halloween es la contracción All Hallows’ Eve (Noche de todos los santos) también se le conoce como noche de brujas o de difuntos. Se celebra el 31 de octubre en los Estados Unidos y el ambiente no puede ser más propicio, ya que con la entrada del otoño, las noches se vuelven frías y oscuras, los árboles se despojan de sus hojas y las ramas crujen por el roce del viento. Es posible ver sombras durante la noche para crear un ambiente perfecto para que los zombies, brujas y momias hagan su recorrido por los vecindarios para pedir dulces.
Se dice que la palabra Halloween fue usada por primera vez durante el siglo XVI como una variante escocesa de All-Hallows’s–Eve (como contracción de evening). Por lo que es posible decir que los orígenes de esta celebración son tan oscuros como la noche, pues mientras que el historiador Nicholas Rogers dice que se puede relacionar con una festividad romana que se hacía para la diosa de la fruta y las semillas, o bien con una celebración a la muerte, el consenso general apunta a que tiene su origen en un festival celta para celebrar el fin del verano.
En los Estados Unidos, los niños se disfrazan y salen felices a pedir dulces. Usualmente tienen una sonrisa encantadora, pues es un día de fiesta. Las casas se decoran con gatos negros, arañas, fantasmas que cuelgan de los árboles y por supuesto, con calabazas. Por supuesto, no falta el maratón de películas con zombies, muertos, calaveras que caminan mientras los niños disfrutan de los dulces obtenidos en el vecindario.
Independientemente de lo que cada uno celebre, las escuelas son espacios clave para que las comunidades se hagan partícipes de estas fiestas. No critico a quienes prefieran el Halloween, finalmente el día de muertos siempre ha sido considerada una fiesta pagana. Pero duele que sean los turistas quienes comprendan mejor el significado y lo disfruten. Quizá debería haber calaveritas para recordar esta hermosa tradición que cada año muere un poco más.
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. [email protected]
México, país desmemoriado no solo del día de muertos…