La marcha y las madres buscadoras del 8m#

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

 

Mujeres del mundo, a tomar conciencia de la lucha que hace falta: vendes tacos, comida, limpias la casa, enseñas a los niños, cultivas la tierra, psicóloga, ingeniera, licenciada, maestra, jueza, hija, amiga, hermana, madre, anciana, cuidas a los otros, tomas la tribuna, entonces, ¿por qué otros te violentan y te dañan?

Quisiera escribir otra historia, en la cual ya hay presidentas, expresar que se da vuelta la página, con logros, reconocimientos y cargos, pero no alcanza; el patriarcado nos sigue quitando la voz, nos desaparecen y caemos en la trata, el narco, la cárcel, mulas o esclavas, codependientes y engañadas con falta de oportunidades. Pocas son las privilegiadas; cierran los ojos y piensan que aquí eso no pasa. La violencia enmascarada con rostros ocultos: nos usan, dañan, utilizan y algunas se prestan a las mañas.

Hoy marchan las madres buscadoras por sus hijos desaparecidos; su lucha llega hasta por debajo de la tierra. No es el único caso: por doquier maltrato, estigma, la justicia lenta y la trampa política, todo lo mancha. Son madres que buscan a sus hijos e hijas, a todes; se hacen llamar madres buscadoras y le añaden el lugar de donde provienen, Sonora, Jalisco, Nayarit, Michoacán, Zacatecas. De todo el país se suman estas mujeres probadas por el dolor.

Les desaparecieron a sus hijos e hijas de formas distintas: respondieron a una oferta de trabajo, iban a vender un carro, acompañaban a un amigo, vivían con su pareja. Ellas los quieren vivos, tocan puertas, preguntan en las redes, los trabajos, la calle, ponen alertas, letreros, añaden recompensas. Los buscan también muertos, con picos y palas, hasta por debajo de la tierra. Cuando los hallan, los recogen en partes; sin embargo, ellas juntan todo en su corazón.

Son madres, mujeres, que lo dejan todo por sus desaparecidos, cuestionan a la autoridad, sobre todo a las burocracias que ponen las trabas, que ocupan formatos, trámites y órdenes para buscar a los vivos; para la estadística no existen los muertos, sus cifras dicen una cosa y la realidad es otra. Ellas tenían una vida distinta, pero un día les cambiaron la historia. Ahora son madres buscadoras, tienen nombre: Sofía, Marisela, Sandra, Miriam; algunas de ellas asesinadas por lo que encontraron. Ahora nos hacen un llamado este 8M. Todos y todas podemos ayudar a que no suceda, a buscar justicia y a encontrar a la parte de ellas que se perdió.

Somos muchas, en el mundo más de la mitad; en cada sitio hay presencia: la mujer que existe, estudia, se expresa, que piensa, lucha, está también en la ciencia. Entonces, ¿qué hace falta?, ¿por qué desapareces? Hagamos algo por ellas, seas lo que seas: hombre, mujer, ser humano. Por ellos y por nosotras toma conciencia, marcha.

En el Registro Estatal de Personas Desaparecidas de Jalisco en https://version-publica-repd.jalisco.gob.mx/ se contabilizan las desapariciones confirmadas del 1 de diciembre de 2018 al 31 de enero de 2025, siendo de 15,368 sin encontrar, de las cuales 13,611 son hombres y 1,757 son mujeres, más lo que no se ha denunciado, los que no están en esta estadística de Jalisco. Los principales municipios del peligro son Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y, seguido en lo foráneo, Puerto Vallarta y Lagos de Moreno. Este fenómeno ataca a todos, hombres y mujeres desaparecidas tienen familias donde la vida se detuvo a partir de su ausencia. Son las madres buscadoras el motor que impulsa la localización y encienden las alarmas con este derecho a la vida que es también el derecho de existir y que no te borren de la faz de la tierra.

 

*Doctora en Educación y Jefa de Sector Preescolar. [email protected]

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