La formación de docentes que aún es posible

Andrea Ramírez Barajas*

Tomo parte en este escrito del título del libro de José Jimeno Sacristán de “La educación que aún es posible”. La formación que aún es posible tiene tres características básicas:

1. Es tarea de los formadores y de los formadores de formadores.

La tarea de la formación es asunto de los formadores y de todos y todas aquellas personas que desee contribuir con ideas y con propuestas a dicha tarea. Formar(se) –como ya lo hemos venido diciendo reiteradamente en este espacio–, es dar forma pero también el generar un nuevo formato a las personas. Dicha tarea debe tener claridad de cómo formar junto con responder a la pregunta ¿para qué formar? Una tarea es metodológica y la otra es filosófica y va acorde con los fines de la formación.

2. Se basa en ideas o en aportes clásicos de la pedagogía de la formación.

Los aportes teóricos y prácticos de la formación son vastas, desde las ideas clásicas de Giles Ferry hasta las reflexiones de Bernard Honoré, pasando por las aportaciones de la escuela francesa: (Ardoino, Beillerot, Fillox, etcétera), las ideas giran en torno al debate de si a los docentes se hacen o se les hace, la importancia de formar-se y no de ser formados por otros es un elemento nodal que aporta la esculla francesa en formación docente.

3. Deberá pensar en romper los escenarios actuales o la lógica a través de la cual se ha venido desarrollando hasta ahora.

Se requiere arribar a un nuevo esquema de formación docente, que se vincule con el uso de las nuevas tecnologías, que profundice en los diversos modelos de acompañamiento y sobre toda que tenga un mejor conocimiento de las diferencias individuales de los sujetos y de la capacidad de aprendizaje de los mismos.

El campo de la formación se encuentra ante nuevos planteamientos, en todo ello las ideas del campo de la formación situada son sugerentes.
El asunto de la formación no es un asunto sencillo, pasa por el compromiso y la capacidad de poder dar forma a los sujetos pero que ellos a su vez faciliten el proceso de otros para darse forma. Esta formación de segundo nivel es donde el sistema mexicano falla debido a una serie de carencias de carácter teórico y metodológico.
Bajo un nuevo esquema o una nueva matriz en construcción quisiera distinguir ocho elementos que pueden servir de base para replantear estas nuevas propuestas con respecto a la formación docente.

a) El fundamento de la formación. A partir de qué ideas y bajo qué perspectiva se trata un nuevo modelo de formación docente.
b) El proceso de la formación. ¿Cómo se vive la formación y cuál será su escenario de vida cotidiana?
c) Los sujetos de la formación. ¿Quiénes son los sujetos de la formación y qué papel les toca jugar en el compromiso educativa? ¿Qué hay en todo ello, del formador de formadores? ¿Cuál es la definición y los límites de su actuación?
d) El contexto y las condiciones institucionales de la formación. ¿En qué lugar, en qué entorno, y bajo qué condiciones institucionales se forma? ¿Se ratifica la formación en las escuelas Normales o existen mejores espacios para formar docentes?
e) Los fines de la formación. Aquí la preguntas sigue siendo la misma, ¿para qué formar docentes?
f) Los nuevos entornos de la formación. En este apartado se reconoce el surgimiento de entornos emergentes de la formación como la virtualidad, la educación a distancia, los simuladores de práctica, etcétera. ¿Qué uso se les puede dar a entornos emergentes de la formación?
g) La definición política de la formación. Aquí entra el papel ideológico y militante de la formación, ¿formar para legitimar el actual estado de cosas o para fomentar un pensamiento crítico y emancipador? Por decir las principales.
h) Las narrativas para recuperarse las experiencias de la formación. Por último se trata de reconocer cuáles son las formas de recuperar las experiencias de formación y junto a ello cuál es la importancia de la experiencia en la formación de docentes.

*Doctora en educación y consultora independiente. [email protected]