La educación nunca deja de ser novedad
Verónica Vázquez Escalante*
La educación siempre es y será interesante, polémica y hasta divertida. Es un campo tan noble, que a muchas personas les interesa acercarse simplemente por el hecho de curiosear. Aquellos que la queremos y respetamos, no dejamos de ver que es un terreno sumamente complejo e irremediablemente invadido.
La pregunta de ¿qué es la educación?, aún está en el aire, vemos cómo evolucionan los conceptos y se profundizan los conocimientos pero aún así, y sin lecturas previas, hay “interesados” que se abanderan con estadísticas ignorando realmente el ser y estar del docente; creen conceptualizarla cuando en realidad lo es todo en el todo. La delimitan a buena o mala, según los valores axiológicos del momento histórico que se vive, se determinan las situaciones por los eventos que surgen y es cuando se empieza a considerar si algo está bien o no; pero aun así, no se puede decir única y específicamente qué es este tópico.
Los maestros tenemos la responsabilidad aparte de cumplir a diario con la tarea de actualizarnos, leer, conocer y tener por lo menos un porcentaje mínimo de información de lo que sucede a diario en casi todos los campos. También somos un apoyo para algunos alumnos y dependiendo de lo que ellos necesitan, se les asesora aunque muchos docentes, a veces no dimensionan la fuerza de sus palabras por lo que puede tomar rumbo la decisión de vida de algún alumno. Se espera que sea para bien, pero puede ser al contrario.
La educación nunca deja de ser novedad porque es el cultivo del conocimiento y de ningún modo termina, es infinita, crece, se innova, se revisa una y otra vez; es importante destacar que sus bases filosóficas y pedagógicas son tan sólidas que aunque le atribuyen reflexión, evaluación, autoevaluación, contextos, procesos, objetivos nacionales e internacionales y muchos elementos más que se pueden aquí nombrar, finalmente lleva a la misma humanidad a actuar, a aprender de manera constante e ininterrumpida por lo que surgen dos vertientes, una es tomar decisiones para ir a un lado o a otro. Si no aprendemos, entonces no sabemos a dónde dirigirnos y eso si es grave, es devaluar a la misma educación, a las personas y por consecuencia a todo un pueblo que se puede considerar educado, bien o mal pero tiene educación. La segunda vertiente genera una pregunta ¿qué es bien y qué es mal? En realidad todos sabemos lo bueno y lo malo pero alguna vez escuché de un niño de cuatro años del nivel de preescolar, que textualmente le dijo a otro niño: “lo malo es lo que haces y no quieres que tus papás lo sepan”.
¡La educación también es sorprendente!
*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]