La educación en el tintero

Alma Dzib Goodín*

La educación como tema político siempre ha sido parte fundamental de las campañas políticas, en todos los países y para todos los partidos. La idea detrás es buscar la protección de la niñez y prometer las mejores oportunidades de vida.
En estas promesas se involucran dos aspectos clave para la obtención de votos: por un lado, la construcción de escuelas y espacios para la educación media superior y superior, y por otro lado, la mejora salarial de los maestros como tema clave en la educación. Con esto se aseguran miles de votos porque el 80% de la población tiene hijos que ha de enviar a las escuelas, y por otro lado el 20% son maestros, así que la promesa siempre tendrá una buena remuneración.
El punto clave en las promesas es que nunca se dice como se han de obtener los recursos para cumplirlas.
La construcción de escuelas, casi siempre queda en el olvido una vez que concluyen las campañas, por la falta de recursos, ¿qué es más importante para un país?, ¿la mejora en las escuelas que ya existen, o las nuevas construcciones?, una nueva escuela no implica solo tabique y arena, ¡no!, implica mantenimiento y manutención de los recursos humanos y lleva tiempo que la escuela haga eco en la comunidad. Las mejores escuelas como las Universidades requieren de muchos años y dedicación para crear un nombre dentro de las comunidades y tener un verdadero impacto en la niñez.
El segundo problema es la creación de plazas dignas para los profesores. No se trata solo de cambiar de escuela a los maestros que ya existen, no es justo para nadie. Del mismo modo que no siempre es correcto tener plazas interinas, pues algunos maestros por flojera o mala suerte, jamás consiguen tener un empleo seguro dentro de la cadena productiva. Así que mover a los recursos humanos de un lado a otro, no siempre tienen beneficios claros.
Si queremos una mejor educación, no la veremos en 2, 5 o 10 años, la veremos en instituciones con muchos años persiguiendo un fin, como la UNAM o algunas escuelas que se han mantenido en lo alto con un esfuerzo conjunto. Con años y años de dedicación y aprendiendo de los errores.
Estas instituciones plantean metas a corto, mediano y largo plazo, con objetivos claros, pero esto no puede hacerse cuando la planta docente es interina o no está seguro de su futuro laboral. Se ha demostrado que cuando las personas se sienten seguras en sus empleos, son capaces de plantear mejores metas dentro de sus entornos colaborativos. Así que mantener plantillas de profesores sufriendo de insomnio por no tener la certeza de cuando deberán dejar las aulas, crea la filosofía de que no importa lo que hagan o dejen de hacer, de todos modos ante cualquier berrinche perderán su empleo, siendo los alumnos quienes pagan las consecuencias.
Necesitamos espacios de gente comprometida, comenzando por el gobierno, para que los proyectos de enseñanza tengan una huella profunda. Necesitamos que las comunidades decidan la misión de sus centros, pues los padres no pueden dejar las manos libres al gobierno para que eduquen a sus hijos. Las consecuencias son la violencia y la drogadicción, el compromiso debe venir de todos, padres de familia, incluso de quienes pagan los impuestos, pues deben tener claridad de a dónde van los recursos.
Las autoridades educativas deben establecer compromisos y metas claras. No podemos dejar a los niños a las 8 de la mañana y suponer lo que va a ocurrir con ellos hasta que son liberados de las aulas. Debe existir una idea sensata y así se evitaría mucho del rencor que surge con cada periodo de evaluación, donde los padres culpan a los maestros por las calificaciones de los niños y los maestros se quejan de la falta de compromiso de los padres hacía el aprendizaje de sus hijos, pero si se analiza por un segundo, ¿cuáles son las metas de aprendizaje?
Los padres saben que los niños van a llegar cargados de tarea, los alumnos hacen la tarea como obligación, sin más sentido que cumplir, pues saben que el maestro no la puede revisar. Día tras día, los padres como pueden ayudan a los niños, les consiguen todo lo que les piden, pero no hay una claridad de para qué, ni un por qué.
La verdadera educación como compromiso político debería incluir una ruta clara de acción. En 6 años vamos a tener que crear estos empleos para que el talento no se vaya, y para que nadie termine sub-empleado. Para dar sustento real a las escuelas, se requiere tal número de plazas con maestros felices tendremos maestros comprometidos.
Para ello se requieren recursos, no palabras, ni promesas. Se requiere gente que conozca el sistema y que sepa reconocer los retos. Las campañas solo presentan el lado amable, pero seamos honestos con nosotros mismos: todo gran reto requiere de un doble compromiso. Los niños lo requieren y lo valen. ¿Cuánto está usted dispuesto a trabajar para lograr un país culto?

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. [email protected]