La edad de oro
Rubén Zatarain Mendoza*
Ineludible es escribir sobre los niños y niñas de México en la semana, pronto se desprende la hoja del calendario el 30 de abril.
Ineludible es hablar de los niños, niñas y adolescentes (NNA) en la semana del regreso a clases después de los días vacacionales; días de firmas de convenios de MEJOREDU (Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación) y otras rarezas con tufo de nueva burocracia sobre intervención de indicadores de calidad y supuesta misión de atención al desarrollo integral de NNA. Ineludible también, porque es semana de Consejo Técnico Escolar y con los rezagos de aprendizaje y el impacto en el desarrollo sano, después del flagelo de la pandemia, hay que reajustar procesos y metas de mejora.
Día del Niño, la colonización de voces y buenas intenciones en el espacio nacional y estatal. Los eventos simuladores de instituciones como como DIF cosmético, la CNDH ahogada en su tinta o algunos gobiernos municipales histriónicos que hacen como que hacen gobernabilidad a cuentagotas de relaciones públicas y de prensa.
En el marco del Día Internacional del Libro el 23 de abril, ineludible es también reconocer las dificultades del proceso lector y la cosificación del libro leído a retazos; las falsas moralejas del mundo de la literatura infantil, los sonsonetes de la música para niños.
La urgente necesidad de investigación psicológica de la infancia y, por supuesto, de las didácticas y las pedagogías que hacen del estadio de las infancias objeto de investigación y mercado.
No hay infancia única, ni proceso evolutivo blindado contra inequidades.
El niño y la niña vistos como clientes y consumidores en una relación familiar de particular atmósfera de relaciones afectivas y emocionales donde el sistema y la mercadotecnia se cuela por las puertas, ventanas y antenas.
El imperativo categórico para los educadores, construir ciencia y constituirse en investigadores prácticos y reflexivos para mejorar el proyecto educativo de las inteligencias de los educandos en cada grado o fase, en cada campo formativo o aprendizaje esperado o esencial.
Leer la buena literatura infantil para potenciar y formar la creatividad y la imaginación, para formar soñadores y realizadores de la transformación de sus condiciones y destinos. Para galopar por los caminos prometedores de la imaginación y la fantasía para trascender las amenazas de algunas injustas realidades.
El imperativo para las madres y padres de familia es generar en el hogar un ambiente nutricio y un clima de abrigo afectivo y emocional que potencie el desarrollo integral de los pequeños.
Los padres gestores de los destellos de color y luz, del falso movimiento y contenido de los televisores, computadoras, lap tops, tabletas y celulares, la necesaria descolonizacion del tiempo del hogar.
Las variadas educaciones en la dictadura de la empiria, en las aguas indolentes y mal uso del tiempo de muchos hogares.
La misión social de la escuela: ser un auténtico laboratorio donde se adquieran las habilidades sociales y cognitivas necesarias, donde el aprendizaje sea eficaz y la felicidad del educando sea posible.
El cimiento de la institución escolar se configura de las piezas y el ideario que cada momento y cada sociedad marcan como proyecto para la educación de sus niños y niñas.
Cada día del niño la generación adulta entre ellos maestros, maestras, padres y madres de familia debiéramos hacer análisis y revisión, pensar el tipo de escuela y el tipo de sociedad que construimos para que ellos (as) formen los conocimientos, actitudes, valores, habilidades y competencias necesarias.
El Día del Niño 2022 no puede ser una celebración hueca más con olor a dulces y frutas embolsadas, regalos paliativos e hipocresía; no debe ser una fantasía juguetera de centros comerciales y de payasos que perpetúan inmadurez y ríen de la ingenuidad y la inocencia de adultos y niños.
Celebrar al niño es recuperarlo de los tentáculos de la lógica de mercado, es establecer una estrategia de emancipación de esa visión adulta alienadora con mediación aparente de amor y buenas intenciones.
También, cada día del niño, la moderna ciudadanía constructora y responsable de su democracia, debiera hacer corte de caja a los tomadores de decisiones en materia educativa y salud de la infancia.
Quienes toman decisiones sobre la educación de la infancia desde las aguas del río revuelto de sus proyectos políticos, tienen mucha responsabilidad sobre la calidad y los ensayos mediocres que en su honor se implementan.
Cada día del niño también los modernos ciudadanos debieran hacer contraloría social a los falsos profetas de la familia y de los niños, a los políticos que escudriñan y lucran tras bambalinas con un discurso calculado de una infancia cosificada.
La escuela pública y sus educadores deberán aprovechar la celebración del día del niño para reforzar los valores, para tejer la red de colaboración y corresponsabilidad con los padres de familia, para reinstalar el contrato social de una educación de calidad con equidad.
Las condiciones sociales y materiales emergentes de la post pandemia, la recuperación de la anhelada normalidad.
La infancia y el imperativo sociopedagógico de educarla y equipar, la parcela de futuro, la semilla y su promisoria simiente, la recuperación auténtica de la idea compartida de que infancia es destino, es la edad de oro.
La vigencia de la metáfora de la edad de oro para abonar a la construcción de estructuras psicológicas sanas de sujetos armónicos y proactivos.
La metáfora de la edad de oro definitoria de los niños y niñas de América a la que refería José Marti en la propuesta recreativa y de instrucción surgida en 1889 como publicación mensual.
La edad de oro cuyo desarrollo requiere de ambientes sanos para su consolidación.
La edad de oro como potencial, sus gambusinos y orfebres (educadores) con demandas cognitivas, emocionales, físicas y psicológicas específicas invisibles para la miopía crónica de instancias como la ahora vedette de ocasión MEJOREDU.
Celebrar un día del niño más, la misión social de ofrecerles una mejor educación básica.
Las coordenadas para transitar la ruta: la síntesis dialéctica entre ciencia, arte y literatura, entre inteligencia ampliada e inteligencia emocional, entre amor dicho sobre la infancia y amor realizado.
La visión humanista y ética en el campo formativo de la infancia como complejidad y coordenada.
El protagonismo del sujeto que aprende, la desalienación de la tentación de la generación adulta por determinar el mapa y el camino.
Dejar ser, comprender el ser del niño y la niña, la fiesta que tendría que ser para los educadores y padres de familia coadyuvar a la formación de una generación joven con mejores conocimientos, habilidades, destrezas, valores y competencias.
La edad de oro, la asistencia colectiva a la fiesta del aprendizaje.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
Agradezco la oportunidad de lectura de la propuesta reflexiva semanal en torno a “La edad de oro”, la edad de la inocencia, y otras frases célebres en atención al llamado de centrar la mirar a la edad de la infancia como promesa de futuro y construcción de una mejor sociedad que atesore a la edad infantil y la arrope cuidando sus sueños.
Me parece oportuno recuperar una frase de María Montessori al respecto del tema cuando refiere que: “El niño es el padre del hombre” en sentido genérico y para referirse a la importancia de generar oportunidades y experiencias propicias para el desarrollo integral del ser humano en formación y futuro constructor de sociedades, de ahí nuestro compromiso social como educadores, de ahí el llamado urgente a atender la formación no solo de nuestros alumnos, sino la formación de generaciones de futuro – presente.
Una reflexión más que invita el presente artículo, es señalar, cuán importante es preguntarles a nuestras niñas y niños: ¿Qué tipo de sociedad te gustaría tener?, ¿Qué tipo de escuela es la que te gustaría estar?, o preguntas más profundas como: ¿Cómo existo? Para propiciar las formas en cómo se relacionan en este presente y sus complicaciones, ¿Qué consideran que puede cambiar en su comunidad, en su casa, en su escuela?, ¿Qué les gustaría aprender?, ¿Cuáles son sus intereses?, ¿En qué sueñan nuestras niñas y niños?, es fundamental escucharlos, es necesario poner atención en sus sueños, en las formas y maneras de conocer y de apropiarse de su realidad cambiante y crítica por momentos.
Por último, es importante colocar al centro de la reflexión en torno a nuestra infancia y el interés superior, la reflexión del ambiente virtual que rodea a nuestros pequeños y la forma en que existen a través de ellos, como un elemento fundamental de análisis desde lo educativo para apoyar en la forma en cómo se relacionan a través de las redes sociales y las tecnologías.
Agradezco la donación de su palabra Dr. Rubén Zataráin Mendoza, no sin antes terminar con la frase de José Martí en conmemoración por el día del libro: “Ser cultos, para ser libres”.