La delgada línea entre lo privado y la falta de respeto
Alma Dzib Goodín*
Hoy en día las redes sociales nos hacen más públicos de lo que pensamos. Hace 50 años, la gente que tenía acceso a un gran número de personas eran los artistas o los intelectuales que lograban romper el molde y aceptaban pagar el precio de la fama. Ahora, tener más de 1000 amigos en Facebook, de algún modo nos brinda más notoriedad, no solo hacía lo que decimos públicamente, sino sobre lo que queremos decir aún sin palabras.
En este sentido, estamos expuestos al meta discurso, eso que decimos sin decir y que no hacemos público. Quizá es un poco compleja la idea, pero aquí les cuento la historia detrás de esta reflexión:
Un equipo de softball femenil ha sido descalificado y se le retiró el privilegio de jugar en el mundial de la especialidad, a pesar de tener un récord envidiable en los partidos jugados durante la campaña, razón por la cual consiguieron su boleto al mundial, este equipo de chicas adolescentes fue rechazado y no se les permitió discutir la sanción, debido a una simple acción, tan simple que puede dar risa: seis de las integrantes del equipo, se tomaron una foto en la cual todas levantan su dedo medio.
La foto se subió a una red social privada, cada quien es dueño de las fotos que sube ¿no?, y como todo adolescente, la idea era obtener el mayor número de visitas y que sus amigos vieran la alta autoestima de estas chicas.
Subir una foto no es mayor problema, excepto cuando ésta llega a ojos de quien ve la acción inocente como un acto antisocial. Solo una mirada bastó para que la foto se volviera viral y el equipo completo fuera descalificado y, por supuesto, la sanción fuera conocida no solo a nivel nacional, sino internacional.
Ahora, la idea de esta nota es analizar el impacto de las redes y la violencia social que se permite y se estimula en las redes. En tal caso me gustaría ver dos perspectivas distintas.
Por un lado, estas muchachas suben una foto que a ellas les pareció graciosa. No sabemos a quien le estaban mostrando su dedo medio, ¿un acto de reivindicación o de falta de respeto hacia alguien en particular?, ¿tal vez un equipo rival?, ¿sus padres o amigos?, ¿tal vez hacía el grupo que nunca creyó en ellas?, ¿tal vez solo deseaban decir, “las chicas somos poderosas”, como un acto de fortaleza de género?
La foto se sube a una cuenta “privada” en una red social, las cuales las entiendo como medios de comunicación que hacen público lo privado. Una vez que algo está ahí, se pierde todo el control del uso o abuso de “la privacidad”, y con ella se puede emplear dicho material. Las autoridades deportivas no reciben directamente la foto, sino que la imagen llega a ellos por segundas, terceras o cuartas personas y se castiga al equipo, ¿por qué al equipo completo incluyendo padres de familia y entrenadores?, porque las chicas en la foto ostentan el uniforme del equipo. No es un mensaje personal, sino de equipo. La sanción se hace a todos, solo porque el equipo está representado en una foto que es considerada antideportiva.
Ahora, deja de ser privada la imagen, y se vuelve parte del contenido de periódicos locales e internacionales, y las integrantes, que era un equipo conocido en una comunidad pequeña, salta a la fama y sus redes sociales se vuelven públicas y con ello, el resto de los mortales, se sienten con el derecho de expresar su opinión y, con ello, se vulnera la privacidad.
Los padres ahora piden respeto para el equipo, y la paradoja es que si bien se debe sancionar socialmente aquellas acciones que atentan con las buenas costumbres, en este caso, la sanción se hizo tan pública, que ahora los padres piden respeto por la privacidad de las involucradas y sus familias, pues las redes sociales se volcaron sobre ellas para criticar sus acciones.
La moraleja es que hay una línea muy delgada entre lo público y lo privado, y el paso de un lado a otro puede hacerse de manera personal y consciente, o a partir de un grupo, no necesariamente de pares, sino por ejemplo, los medios de comunicación, sin brindar la oportunidad de defenderse. En las redes todo lo que se diga, es y puede ser usado en su contra por el resto de los usuarios, bajo las interpretaciones que mejor convenga a cada quien.
¿Suena funesto?, éste el nuevo orden social al que todos estamos expuestos, y debemos preparar a los jóvenes a usar el tremendo poder de sus acciones, pues como bien decía el tío del hombre araña: a todo gran poder le corresponde una gran responsabilidad.
¿Es exagerada la sanción?, algunos claman que si, aunque es considerada una acción antideportiva. Si las chicas no hubieran portado el uniforme de su equipo, la historia sería distinta, como grupo debemos aceptar los errores dicen los padres y entrenadores, pero como personas, con sentimientos y sueños, es duro pagar por un error. ¿Qué fue peor, la foto o la puerta que abrió la sanción?
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. [email protected]
Doctora Alma, considero que ha hecho una excelente reflexión ante dicha situación por “simple que parezca”
Es un tema que no debe descuidarse, lo privado y lo público pero los límites deben de estar marcados. Aún el mismo mar tiene límites y la ingenuidad de las jovencitas debe de ir acompañada de quien les asesore y tenga un poco de visión para evitar problemas posteriores.
Definitivamente es una época en la que hay que contemplar los valores y la evolución de los mismos.
Mil gracias Verónica por tu comentario, !lo agradezco mucho!
Es un hecho que los padres deben estar detrás de lo que hacen los chicos, en este caso, tanto padres como entrenadores compartieron la responsabilidad de tan desafortunada acción, y aunque quienes impusieron la sanción buscan crear un ejemplo para que estas cosas no sucedan, principalmente en el ámbito deportivo, se vuelve complejo, cuando la sociedad en si misma no ha logrado aceptar que somos diferentes, que no todos piensan igual, y cuando en las noticias vemos violencia implícita o explicita.
Sin duda mucha reflexión que ha de hacerse en los grupos más cercanos y en la sociedad. La libertad de expresión es un privilegio, que a veces damos por hecho.
¿Cómo es posible que esta embaucadora siga operando en las instituciones educativas?
Nada más hay que recordar el fraude que orquestó en la UPN
¿Cómo es posible que esta embaucadora siga operando en las instituciones educativas?
Nada más hay que recordar el fraude que orquestó en la UPN
Aquí el vínculo por si a alguien le interesa:
http://redaccion.nexos.com.mx/?p=2376
No sabía que ya habías logrado tu cambio de sexo !felicidades!
Lo que no has logrado es dejar la pasión y deseo que sientes por Gardner, Hace ya 8 años y sigues con eso. Sigues escribiéndole como a mi para amenazarnos de muerte?
Veo que estás en Villahermosa.
No “opero” en instituciones educativas, soy investigador y dirijo un centro de investigación, investigación de verdad, no la que tú haces.
Me parece que este artículo pone en perspectiva un punto importante, la facilidad con que podemos perturbar la vida de los demás y los permisos sociales que damos. Hay mucha gente perturbada con acceso a Internet que piensa que su opinión tiene valor.
Ojalá se haga conciencia sobre el tema y se hable abiertamente
Es tan sencillo hacer del odio y la enfermedad mental una fiesta. A veces abusamos del derecho de opinar y a veces se tiene la intención clara de molestar ocultandonos tras una pantalla. Lo vergonzoso es cuando se hace una y otra y otra vez, como forma de placer. La humanidad ha llegado muy bajo.
Excelente artículo, debería publicar más artículos cómo esté.! 🙂
En definitiva las relaciones sociales han cambiado con esta era digital!! Es algo que ha evolucionado en la vida de las personas tanto, que puede cambiar por completo una relación social. Pareciera que somos para los otros que están del otro lado tratando de “ser” lo mejor para los demás… Simplemente no entiendo ahora el concepto de lo privado, pareciera que todo mundo se muere por publicar cada cosa que es parte de su privacidad. Este concepto creo que hoy en día se está perdiendo por estar a la vanguardia, rompiendo con relaciones y una vida privada. Todo queda a la interpretación del espectador…