La ciencia médica: un poco de pasión y mucho de ensayo y error
Alma Dzib-Goodin*
Las disciplinas médicas son quizá las que más inversión en tiempo implican para los estudiantes y las que más recursos requieren por parte de las universidades, después de todo, salvar vidas no es cosa que haya de tomarse a la ligera.
Como en todas las demás disciplinas científicas, hay áreas de ciencia básica, en las que la meta es hacer investigación en temas que requieren prioridad como la lucha contra el cáncer, las enfermedades causadas agentes infecciosos como los virus, bacterias o mosquitos, por ejemplo, en las que la prioridad es brindar no sólo una cura para ellas, sino crear programas de prevención entre la población.
Una rama de la medicina que genera más recursos en este campo es la farmacéutica. Pese a las muchas críticas respecto al precio de los medicamentos, la verdad es que muchos de ellos requieren años y años de investigación, en parte porque dos poblaciones no necesariamente comparten las mismas características o porque es difícil encontrar participantes que acepten participar en los estudios. En América Latina es muy complicado encontrar participantes, o gente que invierta en la industria, de ahí que muchos de los medicamentos terminen siendo de importación, lo que los hace aún más costosos para los países menos desarrollados.
Las áreas clínicas quizá son las que más atención reciben en los medios pues dan cuentan de historias de tratamientos exitosos, en los países donde hay inversión para la ciencia, mientras que en los países con más necesidades, los medios darán cuenta de los errores de los médicos o los hospitales, muchas veces causados por la falta de recursos, pues se encuentran en un círculo vicioso del que no pueden escapar: por un lado, no hay dinero para invertir en los aspectos más simples como jabón en los sanitarios o medicamentos de primera necesidad, y por otro, tienen a los medios en contra suya, constantemente diciendo a la población: ir al médico no es la mejor elección, auto medíquese, y cuando la gente compra medicamentos en el mercado negro, se le dice: no lo haga, eso es malo… pero no hay mucho para donde mirar entonces.
A diferencia, en los países con mayor inversión, las historias en los medios hablan de pacientes que lograr superar sus enfermedades de la mano de sus médicos, la industria farmacéutica y el apoyo familiar, no hay brujos, remedios caseros, medicamentos caducos, no hay misterios, se lleva un tratamiento específico bajo protocolos específicos y se confían en la ciencia, el resto depende del paciente, sus recursos fisiológicos y mentales para salir adelante.
En tal sentido, lo primero que se ha de aceptar es que no hay dos pacientes iguales. A pesar de toda la investigación epidemiológica, cuando se está frente a un paciente y su historia clínica este paciente es único e irrepetible, con necesidades únicas y, a veces, habrá que adecuar todo el conocimiento para curar a una persona que no está mencionada en las páginas de los libros o sin experiencia de ningún otro doctor, es el conocimiento al servicio del paciente.
Es ahí donde surge la necesidad de la pasión por lo que se está haciendo y por encontrar la cura para cada paciente. Para ello, uno como paciente debe ser proactivo, reportar cada uno de los síntomas, ser responsable de tomar los medicamentos, seguir cada una de las indicaciones, comer bien, dormir bien, escuchar a cada uno de los miembros del equipo médico.
Dos doctores no tendrán la misma aproximación hacía el mismo problema, algunos prefieren ser agresivos en torno a los tratamientos cuando es necesario, otros decidirán ir con más calma cuando se trata de situaciones que requieren ajustes, a partir de los síntomas que reporta el paciente, se harán los ajustes necesarios para ir avanzando, uno como paciente debe confiar en el conocimiento del médico, la confianza es clave en esta relación entre doctor y paciente.
Un médico puede decidir no hacer nada ante los síntomas, puede decidir sólo monitorear y esperar, y aún cuando es opción siempre asusta, a veces es lo mejor, el tiempo es clave en este tema de la salud, aunque a veces esperar mucho no es buena idea, es una línea delgada que a veces hay que cruzar con cuidado.
Del mismo modo, otro médico, sobre todo los más jóvenes, sienten que tienen la mano de Dios y deciden que necesitan tratar, dos perspectivas distintas que muchas veces llevan al mismo resultado, y que uno como paciente debe aceptar, no porque el doctor diga algo uno debe aceptarlo, en la medida en que uno sea parte del proceso, mejores resultados se han de encontrar en beneficio de uno mismo.
De ahí que la medicina es mucho de pasión, ensayo y error. A veces se pierden las batallas, pero hasta de ello se aprende y sirve para prevenir a la población, pero decir que todos los médicos, hospitales, tratamientos y medicamentos son malos a punto tal que la población prefiera consumir medicamentos caducos, es una bandera roja peligrosa en cualquier país que no se debe permitir. La medicina preventiva siempre será más barata que la medicina curativa, especialmente si no se cuenta con inversión en investigación o en la industria farmacéutica.
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. [email protected]