La Catrina llegó

Verónica Vázquez Escalante*

Los días 1 y 2 de noviembre, a lo largo y ancho de la república mexicana se le hace tributo a la muerte. En todos los rincones del país se prepara algo significativo para esos días específicamente. Se podrían resaltar varios eventos como el de Pátzcuaro, Michoacán, que inicia desde el día 31 de octubre. También en algunos barrios de la Ciudad de México, además en Aguascalientes, Campeche, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Yucatán con la comida a las ánimas y muchas tradiciones que se conservan desde épocas prehispánicas.
El colorido y la festividad se hacen presentes en cuanto se menciona el día de muertos; inmediatamente se evoca la lista lo que implica en nuestro país tal fecha. Surgen los cráneos de azúcar con tu nombre en la frente. Es fácil encontrar esqueletos danzando alrededor de veladoras y, por supuesto, que los altares pululan en escuelas, plazas o inclusive en casas particulares. No puede faltar el brillante y llamativo papel picado. La ofrenda del Día de Muertos tiene su significado y es tan válido como brindarlo en recuerdo de un ser querido o un personaje ya sea importante y reconocido por todos o transcendental para un contexto en especial.
El altar se puede montar en dos, tres o hasta siete niveles, cada uno tiene su propio significado. Ah, pero las “calaveritas literarias” tampoco pueden faltar. Desde las primarias nos enseñan a escribirlas y por lo menos tienen que rimar; generalmente, son chistosas, sarcásticas, algunas muy francas, pero todas, encierran mucha verdad. Se dedica a los maestros, políticos, médicos y a todos en general. Imposible olvidar el cempasúchil o cempaxochitl, flor indispensable para adornar, linda por su hermoso e intenso color amarillo. Flor que por cierto, sólo se cultiva en estas épocas ya que surge después de las lluvias y también tiene su campo místico.
Pero sin lugar a dudas, los aplausos se los lleva La Catrina. Esta figura se hizo emblemática a partir de que José Guadalupe Posada la pintó y Diego Rivera la bautizó. La Catrina se llama así por su atuendo pues a alguien bien vestido se le conoce como catrín o catrina. Ésta ya es un personaje del folklor mexicano, inicialmente se le llamó la calavera garvanzera (sic). Representa también una crítica a mexicanos de escasos recursos económicos que quieren aparentar un estilo de vida que no les corresponde ya que tiene un sobrero con plumas de avestruz. En el año 2010 cumplió 100 años de haber sido creada. En realidad, se le ve todo el año, en todo momento y en varios espacios. Se le ha pintado y usado para obras de teatro, para concursos y desfiles.
Finalmente, con su encantadora sonrisa y profunda mirada nos dice “Como te ves me vi y como me ves, te verás”.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]