Jesús José Guillen Loya, educador popular
Rafael Lucero Ortiz*
El 25 de julio falleció el “Chutis”, Jesús José Guillen Loya, un educador popular, que siendo chihuahuense, dejó huella en Jalisco.
Conocí algunos rasgos humanos del “Chutis” antes de conocerlo a él. A fines de los setenta, buscábamos un nuevo integrante del equipo de educación y organización campesina de Jalisco Desarrollo y Fomento, filial de la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural. El perfil buscado era el de un conocedor de la agricultura de temporal; entendido de la sociedad rural mexicana; empático con los campesinos y dinamizador del trabajo en equipo. Un perfil escaso por lo completo y que la dirección se encargó de volverlo casi imposible, al agregarle que, además de lo anterior, tuviera presencia y autoridad moral con los empresarios, pues había que crear agencias de desarrollo rural en el interior del estado. Nos negamos al agregado y argumentando que se trataba de perfiles profesionales muy distintos. Se buscó hasta agotar las posibilidades, es decir, hasta encontrar al “Chutis”. No nos equivocamos. Nos quedamos cortos. Era radical en sus convicciones. A los dos años corrieron a todo el equipo. El “Chutis” planteó que el financiamiento al desarrollo rural debería de ser bajo el concepto de riesgo compartido. Se aceptó una prueba piloto con un grupo de crédito para ganado de traspatio. La sequía se llevó al ganado, al crédito, al grupo y al equipo, por solidarios. El riesgo fue compartido entre campesinos y promotores sociales. No entre campesinos y empresarios.
Decidimos crear nuestro propio espacio de educación popular y promoción social, donde los trabajadores fuéramos los tomadores de decisiones. Éste, junto con otros componentes de coyuntura, dio origen a Educación y Desarrollo de Occidente (EDOC). Desde aquí se lanzó el programa Centros de Educación Básica Intensiva, CEBIS 11-14, a través del CONAFE, para recuperar a población desertora de educación primaria. “Chutis” tomó la coordinación de Salas de Cultura en el INEA, primero en Jalisco y luego en Chihuahua. Paralelo a su empresa de desarrollar proveedores, planta productiva y clientes colaboró como consejero del IFE, con la convicción de que la democracia en ciernes le demandaba una participación activa y comprometida como ciudadano. Creo que fue de los últimos consejeros ciudadanos, independientes e imparciales que tuvo el IFE. Por último fue consejero de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Un hombre coherente, consistente, bondadoso y amoroso, que disfrutaba la naturaleza, el canto y la música. Por encima de todo, disfrutaba a las personas, a la familia, a los amigos. Era fraterno y solidario. Descanse en paz.
*Analista y consultor independiente. [email protected]
Rafael, veo que rindes honor a quien honor merece; no conocí a quien llamas El chutis” pero ahora sé de él por el resumen que escribes y por lo mucho que dices entre líneas. Descanse en paz este hombre “coherente, consistente, bondadoso y amoroso”, como tu lo defines; yo me permito agregar trascendente, porque eso también está entre líneas.