Hormonales

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

 

El término “hormona”, según dicen los expertos en raíces griegas, proviene del griego antiguo ὁρμῶν (“excitando”), estimulando. Es decir, se trata de un sustantivo basado del participio presente activo del verbo ὁρμᾶν. Las hormonas son substancias segregadas por células de glándulas de secreción interna (endócrinas, o por células epiteliales e intersticiales), e influyen en el funcionamiento de otras células, al estimular que cumplan otras acciones. Son tan importantes que existe una especialidad médica específica para su estudio y manejo. Además de quienes las estudian desde una perspectiva química. “Las hormonas segregadas en el cuerpo humanos son cerca de cincuenta y envían mensajes a través de las sangre a los músculos, órganos, piel y varios tejidos… casi todos los órganos producen hormonas, las más importantes se encuentran ubicadas en las glándulas endocrinas” (https://www.clarin.com/internacional/cuantas-hormonas-produce-cuerpo-importantes_0_tCu4ORqMuK.html#:~:text=El%20cuerpo%20humano%20posee%20aproximadamente,papel%20más%20importante%20que%20otras).

Influyen en una serie de procesos, como el crecimiento, la reproducción, el estado de ánimo. Una de las más famosas es la insulina, que, además del glucagón, la epinefrina y el cortisol incide en la regulación del azúcar, un proceso muy relacionado con padecimientos como la diabetes. En el área de la sexualidad, las hormonas “célebres” son la testosterona, el estrógeno y la progesterona. Son éstas las hormonas que se asocian con la expresión del “alboroto de la hormona” que se utiliza para describir a adolescentes y a personas motivadas por la actividad sexual.

Así, en el lenguaje popular suele decirse también que, en términos de relaciones de pareja, “cartera mata carita y hormona mata neurona” (https://www.reproduccionasistida.org/hormonas-sexuales/; https://www.evaxtampax.es/es-es/chicas/cuerpo/cambios-hormonales-en-la-adolescencia/).

Así, la hormona alborotada se utiliza como explicación o causa de un limitado control de los impulsos. Hay quienes se plantean, en un momento de alboroto hormonal: “primero haremos al niño, luego veremos con qué mantenerlo”. Según un estudio aparecido en la revista espiritual (del Centro Provincial de información de ciencias Médicas Sancti Spiritu, en Cuba (https://revgmespirituana.sld.cu/index.php/gme/article/view/1239/1325). La edad de inicio de las relaciones sexuales tiende a ser más temprana que en épocas anteriores y son millones las madres adolescentes en el mundo. Los embarazos adolescentes en el mundo tienden a la baja, aunque hay marcadas diferencias regionales: “A nivel mundial, la tasa de nacimientos en la adolescencia ha disminuido de 64,5 nacimientos por cada 1000 mujeres en 2000 a 42,5 nacimientos por cada 1000 mujeres en 2021. Sin embargo, las tasas de cambio han sido desiguales en diferentes regiones del mundo, con la mayor disminución en Asia meridional y disminuciones más lentas en las regiones de América Latina y el Caribe y África subsahariana”, señala la Organización Mundial de la Salud (https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-pregnancy).

Aun cuando las hormonas de todo tipo siguen excitando nuestras acciones a lo largo de la vida, hay épocas en que percibimos cierta tendencia a responder a determinados estímulos que interactúan con los elementos biológicos que inciden en nuestra conducta. Es en la juventud cuando es más probable que los animales entren en celo y a los humanos les dé por responder a los coqueteos y a los toqueteos, además de buscarlos y provocarlos. Ciertamente hay algunas personas cuyas feromonas (otras hormonas: https://www.uv.mx/cienciauv/blog/feromonas/#:~:text=Las%20Feromonas%20son%20sustancias%20que,percibe%2C%20desencadenándole%20una%20respuesta%20social)nos estimulan más que las secretadas por otras personas en nuestro entorno. Hay factores que matizan esa influencia, principalmente sociales, pero también cognoscitivos y de crianza y cultura. Así, cabe mencionar que, a veces, la neurona ajena alborota la hormona propia, lo que se suma al aspecto, olor, voz, capacidades comunicativas y otros factores.

La acción de las hormonas sexuales se asocia a determinadas edades, principalmente en aquellas en que los humanos suelen estar en la escuela secundaria, preparatoria y superior. Por ello no es de extrañar que los adolescentes y los adultos jóvenes tengan sus épocas de emparejamiento y de apareamiento en las edades que coinciden con esos niveles de estudio. Según Kathleen A. Bogle, en su libro Hooking Up. Sex Dating and Relationships on Campus del 2008, el campus universitario es un ámbito sexual en donde “es más probable que los hombres sigan a las mujeres para tener relaciones sexuales y las mujeres lo hagan por las relaciones interpersonales… la disparidad entre las motivaciones de hombres y mujeres es un tema significativo que afecta la interacción entre los sexos” (p. 82). De algún modo, la escuela en general, desde la secundaria hasta la universidad, se convierte en un campo y una oportunidad de establecer relaciones que pueden derivar en relaciones sexoafectivas con distintas duraciones e intensidades. Y también es un escenario para observar y actuar las definiciones culturales, generacionales, institucionales y familiares de la masculinidad y la feminidad. Ciertamente, las definiciones dominantes de lo que “debe ser” la expresión de género, inciden en los comportamientos de quienes desean establecer una pareja. Los deseos de los individuos interactúan con las normas y los contextos de las posibles relaciones con sus contraparte, cualesquiera que sean sus preferencias y orientaciones.

Lo que significa que las hormonas ayudarán a matizar las gamas de las conductas socialmente deseables en ámbitos diseñados para el aprendizaje académico, pero que se amplían para el aprendizaje de habilidades sociales que pueden incidir en la capacidad de éxito en las relaciones eróticas y de amistad. En un marco cultural y de época en donde se propone que la masculinidad ha de ser dominante (pagar por la comida, decidir entre alternativas de comportamiento) y a la feminidad se le asocia con la expresión emotiva (expresar ternura, atención a las demás personas), no es de extrañar que el modelo del amor romántico se convierta en un modelo a seguir para establecer relaciones entre las personas, sociales y sexoafectivas.

En un contexto cultural en donde se asigna a las mujeres que deben buscar un buen proveedor, la aspiración afectiva se ve afectada por la búsqueda de una estrategia de manutención de parte de las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes; mientras que de parte de los niños, adolescentes, jóvenes adultos, se prescribe un rol de dominación, de trabajo en el espacio público y de asertividad en la procuración de las relaciones de pareja y sexoafectivas. Estas prescripciones no siempre son objeto de consenso entre hombres y mujeres y el acoso sexual puede ser parte de los intentos por establecer relaciones de pareja en estos contextos escolares. Peggy Orenstein cita en su libro de 2021 (Boys and Sex. Young Men on Hookups, Love, Porn, Consent, And Navigating The New Masculinity) un estudio de 2017 en donde el 22% de los estudiantes expresó haber sido objeto de acoso sexual. Aun cuando el 80% de esos casos eran de mujeres que eran violentadas, uno de cada diez hombres también había sido víctima, señala (pág. 185). En 60% de los casos de violencia sexual en contra de hombres, eran mujeres quienes los habían atacado, en ocasiones con la amenaza de denunciarlos como vírgenes o gays si esos hombres no accedían a tener relaciones con ellas. El reporte final del estudio citado por Orenstein se encuentra aquí: (https://sexualrespect.columbia.edu/sites/default/files/content/Images/shift_final_report_4-11-19_1.pdf). Entre los puntos señalados en el reporte, cabe destacar que los estudiantes universitarios hacen explícito su deseo de tener relaciones sexuales con otros miembros de la comunidad estudiantil, aunque no no siempre resultan positivas y placenteras, pues un 25% de las experiencias sexuales fueron reportadas como carentes de esas características. La “ciudadanía sexual” y la comunicación sexual y social son elementos importantes para reducir los comportamientos negativos.

Dicen que afirmó alguna vez un presidente mexicano: “No es que esos hombres sean muy machos, lo que pasas es que las mujeres de esa región son muy femeninas, y por eso tienen tantos hijos”. Aun cuando no podemos acceder a los comportamientos y acuerdos ajenos en las alcobas y otros contextos, es claro que las épocas de mayor alboroto hormonal se ven influíos por modelos como el del amor romántico, por la realidad del empleo o el estudio cotidiano, los límites de los compromisos familiares y de pareja. Para muchos estudiantes, la vida sexual está asociada a las aspiraciones matrimoniales, a la presión de sus contemporáneos para tener pareja/relaciones o descendencia y suele relacionarse con factores subjetivos como la capacidad que tiene el sujeto o la pareja potencial de convertir su fuerza de trabajo, su inteligencia y su preparación profesional en capital sexual.

Dentro de las instituciones educativas pueden darse diversas combinaciones de relaciones: entre docentes; entre diversos trabajadores de la institución (administrativos, docentes, directivos); entre estudiantes; entre docentes y estudiantes; entre docentes y padres/madres de estudiantes; e incluso relaciones de progenitores con compañero/as de sus hijo/as estudiantes, por ser un campo en donde no solo se realiza aprendizaje académico, sino que se dan una serie de interacciones, negociaciones y acuerdos. En una institución educativa supe incluso de un caso de un trabajador de limpieza que había tenido relaciones con hombres y con mujeres, principalmente estudiantes.

De algún modo habría que reconocer que las motivaciones para asistir a una escuela no se limitan a las del aprendizaje académico y a los cursos explícitamente ubicados en espacios y horarios. Las escuelas también son escenario en donde las personas se relacionan a partir de sus gustos, preferencias, proyectos, afectos, carencias, historias previas, lo cual suele regularse, implícita o explícitamente por reglas, prohibiciones y reglamentos institucionales o códigos de conducta que trascienden las fronteras de la escuela en cuyas aulas y otras áreas de esparcimiento se manifiestan las hormonas sexuales.

 

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. [email protected]

Comentarios
  • Alicia Glez.

    Buen Análisis. Dr. Rodolfo! Las hormonas, podrían ser catalogadas como el motor de la vida.

  • Martina B.

    Muy interesante. Compartir el artículo con nuestros estudiantes y compañeros docentes.

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