Hacia una evaluación del XIII Congreso Nacional de Investigación Educativa

 en Rafael Lucero Ortiz

Rafael Lucero Ortiz*

La evaluación educativa se ha centrado tan obsesivamente solo en los docentes y estudiantes que, hasta el máximo evento que reúne (cada dos años) a los investigadores de la educación en este país, ha pasado por alto la evaluación del congreso en esta edición y las anteriores.
Robustecer la cultura de la evaluación implica asumirnos todos como objeto de evaluación y no dar por hecho que lo que se haga, como dice la publicidad: por estar hecho en México, está bien hecho.
Un ejercicio individual de evaluación no puede constituirse en la evaluación de un evento de tan amplia convocatoria, más de 3 mil asistentes y con una larga trayectoria de un tercio de siglo (el primero fue en 1981), pero si puede constituirse en una amable invitación para que en las próximas ediciones se incluya, en el mismo evento, un dispositivo electrónico de evaluación para recuperar y sistematizar la visión de los asistentes.
Un sistema de autoevaluación, más la voluntad de responder en cada edición, a los consensos de la evaluación anterior, contribuiría para que los investigadores construyéramos un espacio democrático y pertinente a los intereses y a las condiciones de una mayor participación, sin detrimento de la calidad.
Con la intención expresada en los anteriores enunciados focalizaré, en esta ocasión, la evaluación en la dimensión de la gestión, que se desarrolla en la etapa previa al evento y que se visibiliza positiva o negativamente en el propio evento.
Desde mi punto de vista, por la magnitud del evento: 3 mil participantes, 1239 ponencias, 16 conferencias magisteriales, 19 conversaciones educativas , 36 talleres, la presentación de 149 libros, 19 videos, 45 carteles, 19 reuniones de redes de investigación, 35 empresas editoriales, 5 eventos culturales, 2 amplias, cómodas y modernas sedes intercomunicadas (el Centro de Convenciones de Chihuahua y el Campus de Derecho y Humanidades de la Universidad Autónoma de Chihuahua).
Por tal magnitud, decía, es de reconocerse el profesionalismo en la gestión tanto del COMIE y del Comité local Organizador, integrado con cuarenta instituciones educativas públicas y privadas que colaboraron en la organización y logística, a quienes se les hizo un merecido reconocimiento en su Presidenta (Dichos datos los ofreció, en la ceremonia de clausura, la presidenta del COMIE, María Concepción Barrón y los publicó El Heraldo de Chihuahua, el sábado 21 de noviembre).
Tomando en cuenta a los destinatarios prioritarios del Congreso Nacional de Investigación Educativa: investigadores, docentes y estudiantes de posgrado en el campo de la educación, es deseable que se incorpore a la gestión apoyos financieros a los participantes.
Pude recabar informalmente información sobre el financiamiento de la participación y es terriblemente desigual. Desde un estudiante de maestría, con ponencia dictaminada, que cubrió el total de los gastos de su propia bolsa, aproximadamente doce mil pesos. No creo que sea oneroso, para el mismo Congreso, becar al menos con la inscripción, esfuerzos tan excepcionales y gestionar ante el CONACYT, apoyos adicionales.
Entre el anterior caso extremo de costos en su totalidad individual y el caso óptimo de financiamiento total a la participación, correspondiente al sector universitario, se encuentra el sector de los investigadores y docentes de las instituciones formadoras de maestros (escuelas Normales y posgrados no universitarios), dónde la desigualdad campea. Participantes con apoyo total, con apoyo parcial y sin apoyo. Dónde el criterio parece ser: “del tamaño del sapo es la pedrada”.
Con lo anterior no planteo que el COMIE asuma tal gestión, sino que las IES (Instituciones de Educación Superior) asuman que los espacios de socialización, diálogo, puesta en común, como redes, coloquios, congresos y publicaciones, son ineludibles en la investigación e imprescindibles en la educación y presupuesten en sus POAS el apoyo íntegro para la participación, al menos de quienes recibieron un dictamen positivo a sus productos.

*Analista y consultor independiente. [email protected]

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