Hacemos lo que nos da la gana y nos mandamos solos…
Jaime Navarro Saras*
El pasado sábado el equipo de béisbol Charros de Jalisco ganó el séptimo juego y con ello el campeonato de la Liga del Pacífico, el logro fue todo felicidad y alegría en los fanáticos a este deporte y al equipo, a las pocas horas el Estadio Panamericano fue clausurado porque la directiva de Charros se dio la libertad de no respetar el protocolo impuesto por la Mesa de Salud con respecto al Covid, el cual “ordenaba o recomendaba” (al caso da lo mismo si éste se respeta) que solo podía ingresar el 60% del cupo, es decir, 9,900 de los 16,500 de la capacidad total, pero no solo no respetaron el 60% autorizado, sino que además hubo sobrecupo, a decir de los enterados asistieron cerca de 19,000, es decir, casi 10 mil personas más de las permitidas por las autoridades, ¿qué paso?, pues seguramente sacaron las cuentas y decidieron no respetar el protocolo ya que, 10 mil lugares vendidos a 500 pesos en promedio por boleto, da un total de 5 millones de pesos por el boletaje, más la venta de cerveza, refrescos, comida y demás, pues fácilmente les ingresaron a las arcas al menos 10 millones de pesos (además de los ingresos del sexto juego con los aficionados que entraron de más) y, pagar una multa de entre $182 mil y $348 mil, perfectamente vale la pena pasarse por el arco del triunfo lo que las autoridades puedan decir, recomendar, ordenar, sugerir, etcétera.
Lo sucedido con Charros y las autoridades responsables de hacer respetar los protocolos (y no lograrlo) es solo una muestra de lo que han significado los mandatos de la Mesa de Salud en todos los espacios laborales, de convivio, de recreación y educativos, finalmente cada quien hace lo que se le viene en gana, interpreta las cosas según su conveniencia y termina responsabilizando a los otros de los contagios y, el meollo del asunto, tiene que ver con los intereses muy particulares de las autoridades al privilegiar la economía, favorecer a sus cercanos y estar pensando más en la siguiente elección que en la salud y bienestar de las personas.
En relación a las escuelas de educación básica de Jalisco y que fueron abiertas el pasado 17 de enero, el problema de los contagios y los casos positivos de Covid, no es un tema menor, desde el primer día muchos docentes y estudiantes no se presentaron a las aulas e incluso aun no se integran por estar enfermos, conforme han pasado los días la ola de contagios y casos positivos en las escuelas y los hogares de quienes forman parte de los procesos escolares van al alza, un día acuden y al siguiente dejan de hacerlo porque tienen síntomas, se sienten mal o porque hay algún caso positivo en su círculo cercano o ellos mismos lo son, esto ha dado como resultado que la conformación de los grupos son de lo más irregular, incluso muchos han sido cerrados por la inasistencia de estudiantes como por la ausencia de docentes al resultar positivos.
Sabemos que no es fácil tomar decisiones en medio de la crisis, mucho menos cuando las indicaciones o recomendaciones de gobierno no tienen eco e impacto en la población, ante ello, más allá de pedir que la gente se vacune y se les pida un certificado para ingresar a eventos masivos y de recreación, las autoridades deberían preocuparse y dedicarse a construir iniciativas para generar en las personas el sentido de responsabilidad, solidaridad, cooperación y empatía ante esta pandemia, iniciando, por supuesto, por no permitir que directivas de equipos deportivos hagan lo que se les venga en gana y, mucho menos, que se salgan con la suya al pensar “inocentemente” que con el pago de una multa tan poco significativa por el ingreso que tuvieron, es suficiente para exculparse y, con ello, se desentiendan del peligro de contagios que pudieron haber provocado por sus acciones, no solo en quienes asistieron al evento, sino en las familias de éstos y en los círculos donde conviven, en fin… así las cosas con los que mandan o dicen que mandan.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]