Gobierno y educación en México, voces de un discurso totalitario
Marco Antonio González Villa*
En los últimos días hemos tenido que escuchar, lamentablemente, argumentos que nos llenan de preocupación y generan temor por la forman en que se estructuran y se expresan: hemos llegado, era cuestión de tiempo, a ese punto en el que los discursos totalitarios empezarán a ser la esencia de la forma de hacer política en nuestro país. Hay dos momentos específicos que tendrían que empezar a preocuparnos dado que en el análisis de lo dicho, queda entre líneas precisamente esa forma de hablar que han presentado históricamente los líderes totalitarios en el mundo. La mecánica siempre es la misma: quien se encuentra en el poder presenta iniciativas con las que prometen un futuro excelente para todos, con el que se podrá alcanzar el paraíso o donde finalmente el país, y cada uno de sus habitantes, obtendrá el reconocimiento y el respeto que merece, para así llegar a ser una potencia mundial. Sin embargo, al mismo tiempo también se establece una línea a seguir, en la que todos deberán apoyar las iniciativas que el líder propone porque, de no ser así, se estará actuando en contra de la nación. Para que esto pueda ponerse en marcha requiere también de aduladores y seguidores que se ven beneficiados con la postura del líder, por lo que apoyarán y defenderán, a ultranza, cada una de las propuestas del que ocupa la silla principal.
El presidente Peña y el Secretario de Educación han soltado frases, a manera de sentencia, que dejan ver una forma de pensar y de actuar sumamente cercana a cualquier tipo de expresión totalitaria: “Los que se oponen a la Reforma Educativa están en contra de México”, esta frase si hubiera sido pronunciada por Maduro o algún Fundamentalista estaría dando la vuelta al mundo por su trasfondo fascista: quien no está de acuerdo conmigo, está contra el país. Nuño no quiso quedarse atrás y el pasado lunes 28 de agosto le tocó escuchar en una ceremonia escolar a un niño quien, siendo portador del deseo de muchos, dice ante su presencia “…NO A LA REFORMA EDUCATIVA”, ante lo que, en un gesto de falsa tolerancia y pluralidad señala que en nuestro país hay libertad de expresión, pero poco nos duró gusto porque inmediatamente hizo el siguiente señalamiento “…hay quienes están en contra, están en contra del Modelo Educativo porque no quieren niños y mexicanos críticos…” con lo cual descalifica el argumento dado por el niño al señalar que el único camino para llegar a ser críticos es mediante su modelo, por lo que infiere que el niño ni es crítico, así como tampoco desea el bien para los mexicanos. Hay varias formas de silenciar a las personas, una es pidiendo que se callen, otra es, como en este caso, desacreditando las palabras dichas y una más podría ser la violencia, que puede surgir a partir de que alguien, con poca prudencia, señala que se está actuando en contra del país.
Las palabras siempre tendrán un efecto en las personas, por eso debemos ser cautos al momento de emplearlas. Hay que tener cuidado, ya la historia nos ha mostrado como terminan los gobiernos totalitarios; porque si parece pato, anda como pato y grazna como pato…¿podría ser un pato? Ojalá no.
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]