“Forjando una cultura de paz”

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez

 

La Revista Educ@rnos cumple 10 años ofreciendo las voces diversas, los pensamientos críticos y reflexivos, informando, ejerciendo libertad de expresión, agradezco el poder colaborar y sumar mi voz. Gracias a Jaime Navarro Saras, editor y columna de la revista, de esa forma él es forjador de una cultura de paz. Este espacio es como una ventana por donde entra el aire fresco de las ideas.

La paz se relaciona con las guerras, los conflictos armados, en ese caso es una necesidad urgente, prioritaria, se piensa también como algo que le toca a los gobiernos, el garantizar la paz, pocas veces nos evaluamos si somos gente pacífica o estamos en conflicto.

El 21 de septiembre fue el Día Mundial de la Paz, aunado al Día de las Naciones Unidas, el 24 de octubre, ambas fechas buscan que todos vivamos en un ambiente de paz y esperanza, en un contexto mundial, nacional, local amenazante y peligroso.

La asociación 3D Education trabaja en pro de la paz, se define como una fábrica de conciencia que ofrece talleres de alto impacto para instituciones públicas y privadas, su director general Juan Pablo Ortiz Monasterio genera iniciativas para reflexionar sobre temas y acciones cotidianas, trabaja con diversas instituciones, así como en centros correccionales y de reinserción social brindando oportunidades de una vida diferente.

Juan Pablo promueve el taller “Forjando una Cultura de Paz”, este 19 de septiembre convocó a instituciones y grupos a desarrollarlo, fue impartido por un refugiado sirio, Renas Alahmad, el cual en un ejercicio invita a cerrar los ojos y con la imaginación, recorrer los lugares favoritos de su casa y su ciudad, pregunta ¿a qué huele? Esta evocación nos traslada a la cocina, el jardín, la ducha, la recámara, la familia, a eso huele la paz, a disfrutar de nuestros espacios y de los demás, tiene el aroma de la familia, la ciudad huele a pan, a los taquitos del barrio, a los árboles de la avenida o del parque y uno que otro sitio a basura olvidada.

En otro ejercicio, Renas nos pregunta ¿te puedes imaginar cómo sería tu vida si México estuviera en guerra? La mayoría no lo podemos hacer, ni lo queremos; él menciona que tampoco lo hizo, pero un día sucedió, estalló la guerra en Siria, y ya no hubo hogar, su familia y él tuvieron que salir caminando de su ciudad, todo lo que llevaban cabía en una mochila, llevaba su computadora y teléfono, pero no servían de nada porque no había donde cargarlos, en el campo de refugiados no podía salir porque podía ser interpretado como provocación de conflicto. Deja de haber cajeros, no hay comunicaciones, no hay mercados, se corta el agua, la luz, no llega la comida, en estos campos les daban de comer una vez al día, menciona que desaparecieron templos, mezquitas antiquísimas, joyas de la humanidad, las escuelas se convirtieron en bases militares, que la guerra huele mal, a cuerpos quemados, a humo, a despojos.

No había hogar para regresar ni ciudad segura, su familia fue asilada en Alemania y él se quedó trabajando con las fuerzas de paz en Medio Oriente, pudo participar en el proyecto Habesha que los invita a continuar sus estudios en México, para ello debió trasladarse a las embajadas de Irán, Rusia, Cuba y, finalmente, llega a México en el 2017. Él trabaja para poder contribuir a sus estudios, dar conferencias es una forma de hacerlo.

¿Quién gana en una guerra? ¿En las guerras actuales de Siria y Ucrania, quién va ganando? Nadie, todos pierden, las causas que detonaron el conflicto están lejos de resolverse y se han generado más heridas.

En el taller reflexionamos: ¿los mexicanos son gente de paz? ¿Tú te consideras así? La mayoría podemos afirmarlo, nuestra cultura es hospitalaria, alegre, fiestera, ofrece comida y bebida a quien se acerque a la mesa. En las catástrofes se da la mano sin importar raza o condición social; somos hermanos en esa desgracia que no elige lugares o personas, decimos “Mi casa es tu casa y bienvenidos”. Esto son signos de paz. Ni dudarlo.

Sin embargo, existe la práctica constante de la queja, nos quejamos del gobierno, de los precios, del clima, de las escuelas, de los trabajos, del tráfico, los baches, las carreteras, la inseguridad y de muchas más cosas nos quejamos, si nos piden ayuda para cambiar algo de esto son pocas personas las que participan y cuando nos preguntan del nombre del diputado local o federal tal vez no sabemos. Otra característica es que nos gusta el chisme, si alguien se expresa mal de alguien, se contribuye escuchando las versiones que se dicen y hasta le ponemos de más, eso está lejos de dar paz.

Otro punto son las situaciones o conflictos familiares que se consideran vergonzosos, en los cuáles preferimos callar, que esto guarda y crece, se expresa en resentimientos, enojos que pueden derivar en enfermedades y odios. Eso, por supuesto, no da paz, ni interior o exterior.

Por si fuera poco, también tenemos fijación en las herencias y los terrenos de la familia, por el mini departamento o por la casita de Infonavit, y dejamos para después los testamentos, no  se arreglan los asuntos en vida y hay quienes por unos cuantos pesos deshacen relaciones familiares y poco importa todo lo que hizo el progenitor, más bien quieren saber lo que dejó y a quiénes. Esto también es otro punto en contra de una cultura de paz.

El aumento del consumo de drogas ilegales en nuestros contextos también contradice la búsqueda de la paz, esto favorece el narcotráfico y la violencia, ser ajenos o ignorar esta realidad permite que sigan los desaparecidos y los reclutados, esto llena a familias de dolor y aleja la paz.

Hablando de recursos ¿en qué banco se reinvierte tu dinero? ¿Sabes de la banca armada? Los principales bancos invierten sus ganancias en la carrera armamentista, esto se puede consultar en la web, lo cual es un espacio más amplio de análisis, ésta es información pública. Así que también, sin querer, se contribuye con financiamiento para la guerra.

Una conclusión es que México está en relativa paz, por el peso de las instituciones, por ello se sugiere cuidarlas, respetarlas y protegerlas. La tarea también es conocer nuestros representantes, los presidentes y los diputados para hacer llegar la voz de lo que se necesita cambiar.

Los 5 acuerdos para una cultura de paz abordados en el taller son: hacer consciente la violencia sutil individual, practicar hablar de temas difíciles de forma pacífica, aprender a escoger pareja para una relación sana, proponer hacer o actualizar el testamento, cultivar la paz construyendo comunidad funcional y solidaria, no polarizar, no convertir a nuestros enemigos en rivales y aprender a mediar, cuidar y fortalecer las instituciones, no consumir drogas ilegales e investigar a dónde va tu dinero.

Agradecemos a Juan Pablo y a Renas por las becas para el Taller e invitando a la comunidad educativa a prepararnos en esta área, para tomar el taller o explorar su oferta educativa se pueden comunicar con Carlos Ávila Villalvazo en el correo [email protected].

Gracias Revista Educ@rnos por poder compartir este mensaje y que sigas por muchos años más.

 

*Doctora en Educación. Jefa de Sector Preescolar. [email protected]

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