Evaluar y formar-se

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Hoy es el primer día de trabajo del Taller Intensivo de Formación Continua de Docentes de fin de ciclo escolar. En Jalisco, se han ido los alumnos; maestros y maestras se reúnen en la modalidad virtual a propuesta de la autoridad local.
En algunos casos el taller se desarrolla, al menos en este primer día, de manera presencial, por decidirlo así, los colectivos escolares.
En otros casos y a criterio de directores(as) se ha dado por visto desde ayer el conjunto de materiales que se han preparado como base para el taller.
Los colectivos escolares, en todo caso sesionan con el tema de evaluación formativa en ausencia de alumnos y alumnas, ayer y anteayer han sido días de clausuras y de actos académicos, de entrega de certificados de nivel educativo.
Nada más cercano a un proyecto comunitario como el evento donde concurren padres, madres, egresados, maestros, maestras y directivos, entre otros. El acompañamiento a los egresados.
Las clausuras y fin de cursos manifiestan la cohesión social y el proyecto social que reúne expectativas de mejor futuro en las nuevas generaciones.
La numeralia del fin de cursos constituye una oportunidad de evaluar resultados y leer objetivamente los datos disponibles. De evaluar hacia arriba tal vez.
La primera sesión del Taller Intensivo hace referencia al tema de la evaluación formativa y una de las voces convocadas -de nueva cuenta- para el diálogo profesional con los maestros y maestras es la del doctor Ángel Díaz Barriga a través de su texto “La evaluación formativa es un reto pedagógico didáctico en el trabajo docente”. Y del video “Evaluación formativa. Aspectos generales”, conversación del Dr. Ángel Díaz Barriga con la Mtra. Claudia Bataller Sala.
Leer, escuchar y ver para aprender.
Se escuchará la voz del presidente de la república a través de un mensaje videograbado de la serie “Todo lo que somos, se lo debemos a nuestras maestras y nuestros maestros” en donde subraya el valor de la profesión la participación del magisterio en el proyecto político y educativo que él encabeza.
También se escuchará la voz de la actual secretaria de Educación Pública, la maestra Leticia Ramírez Amaya, para agradecer y valorar el compromiso mostrado por los maestros y maestras en la materialización del cambio curricular.
En el trasfondo, la prospectiva del próximo sexenio y el nombramiento del licenciado en Economía Mario Delgado como su sucesor en la SEP.
El magisterio, el SNTE, la CNTE, las universidades, los comunicadores sociales e intelectuales y las posturas encontradas sobre el personaje.
Los maestros y las maestras, los NNA, los padres de familia, los clientes cautivos de las experiencias políticas en el sector educativo.
La cultura evaluativa en educación básica es un objeto de transformación de la práctica docente que más formas de resistencia presenta.
La propuesta ahora de evaluación formativa en el marco de implementación de una reforma curricular que da lugar a la autonomía profesional y la autonomía curricular, es asincrónica con los tiempos y movimientos administrativos establecidos normativamente para la rendición de calificaciones.
En otras palabras, se quiere cambiar la práctica docente y las formas como se hace evaluación de aprendizajes donde la gradualidad y los intereses de los Niños, Niñas y Adolescentes marquen pauta y los “odres “usando una analogía, muy de la era reformista, no permanezcan sin modificaciones.
Las plataformas digitales receptoras imponen tiempos y movimientos -por cierto establecidas en calendario- a docentes y directivos que acortan los tiempos dedicados al aprendizaje.
En estos días de fin de ciclo escolar el imperativo institucional fue certificar, emitir boletas a padres y madres de familia, crear grupos de recuperación y atender rezagos.
¿Tiene espacio en estas condiciones una práctica evaluativa orientada hacia lo formativo?
¿Puede hacerse abstracción de las concepciones pedagógicas -constructivismo cognitivismo, humanismo pedagógico en el momento de conclusión de un ciclo- trimestres de tiempo lectivo?
Evaluar es un proceso que idealmente tendría que hacerse como corolario de un proceso de planeación didáctica y ejecución de la enseñanza; la enseñanza tendría que aplicar metodologías sociocríticas como los proyectos integradores y rendir cuentas de aprendizajes reales concurrentes con el perfil de egreso de cada fase; evaluar formativamente sobre todo tendría que estar alineado con un concepto muy consistente de aprendizaje.
Evaluar con enfoque formativo tendría que partir, como hemos afirmado en otra colaboración, de tiempo real para el aprendizaje, de la pertinencia de los materiales educativos como los Libros de Texto Gratuitos, de las gestiones local y nacional de la propuesta de formación continúa.
Evaluar tendría que ser también una práctica científica donde el docente-evaluador, el directivo-evaluador integre diversidad en instrumentos y registros para sintetizar en un número -convencional, simbólico y posiblemente absurdo- el rico abanico de manifestaciones que tiene el aprendizaje.
Evaluar en su conceptualización inicial (Ralph Tyler, 1949, Principios básicos del currículo) es verificar el logro de objetivos. Evaluar es verificar el cambio de comportamiento según el paradigma de la Pedagogía Industrial, funcionalista, tecnología educativa o norteamericana (Díaz Barriga, Ensayos sobre la problemática curricular).
Los enfoques “bancarios”de la evaluación predominan y alimentan la tecnología de la evaluación y colonizan aún mentalidades y prácticas.
La evaluación alternativa, liberadora o emancipadora, humanista esta aún por formarse y manifestarse.
Evaluar de una manera alternativa como es el enfoque formativo, en el marco de una Nueva Escuela Mexicana con enfoque humanista y contradictoriamente buscando una educación de calidad con equidad y hacia la excelencia, parece ser la concreción de la construcción del sueño -Recrea Dixit-.
Reconozcamos pues, la aspiración institucional de construir una cultura evaluativa y asumamos que transformar las formas de evaluar es un imperativo en donde los paquetes de saber establecidos en programas sintéticos y programas analíticos son alineables a las distintas prácticas docentes y distintos contextos; a las distintas historias académicas de niños, niñas y adolescentes.
En un enfoque donde el interés superior de aprender de la niñez y la adolescencia invitan a replantear y alimentar la cultura evaluativa, la reflexión-acción del profesor y reflexión-acción de los directivos se impone como metodología necesaria.
Sobre una base empírica de datos y lectura detenida de insumos, procesos y resultados es posible el acercamiento a la propuesta de la evaluación formativa.
Evaluar es, entonces, un componente necesario para mejorar la práctica docente en la perspectiva deseada.
Evaluar-se individual y colectivamente será parte de ese proceso de cambio de la cultura evaluativa.
En una especie de empirismo evaluativo predominante esperemos procesos y resultados del Taller propuesto y que se potencie el diálogo profesional para el enriquecimiento de la cultura evaluativa.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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