Evaluaciones y prácticas reflexivas

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Han cerrado los procesos de aprendizaje de un trimestre más de ciclo escolar.
Los maestros y maestras han concluido sus reportes de calificaciones y han formalizado la entrega en las plataformas de control escolar.
El salto cualitativo de los registros en papel a los registros de manera digital está en proceso. Para el sistema es uno de los evaluables para valorar la eficacia y pertinencia de sus plataformas.
Para los docentes y directivos, “la descarga administrativa” del pasado viernes tiene connotaciones distintas; para la cultura evaluativa predominantemente numérica por tradición y norma, se cierra otro momento sobre el que habrán de venir lecturas.
De manera sistémica hay disposiciones –como si esto fuera asunto de voluntarismos personales o institucionales– de recuperación de aquellos alumnos que han abandonado la escuela o que están en riesgo de hacerlo.
La entrega de calificaciones a los padres y madres de familia es otro de los rituales que busca subrayar la corresponsabilidad formativa de padres y tutores.
La urgencia económica y la emergencia socioemocional de los hogares de niñas, niños y adolescentes son cajas negras sobre cuya ceguera descansa la colaboración imposible, por poner un ejemplo.
Los padres y las madres de familia del estrato de clases medias –cuando se interesan– y su práctica formativa de premios y castigos, la expectativa de los buenos números de los progenitores, la calificación alta como objeto de negociación, como moneda de cambio de los incentivos esperados.
Los padres de clases bajas trabajadoras y su desencanto reiterativo. Los discursos que no procesan y la corresponsabilidad que no comprenden. Su ausentismo como práctica cotidiana. Sus prioridades giran en torno a llevar el pan a casa.
El perfil de la escuela tipo de educación básica pública, urbana, clasemediera, mercader de espejitos de colores del éxito y la excelencia imposibles y rehén de sujetos y familias sindicalistas, vendedores eternos de falacias y falsas banderas de defensoría de “la materia de trabajo”; rehén y caja chica estatal de una generación de políticos adscritos a un color fachada, pero descoloridos en propuesta.
La escuela de educación básica en su laberinto de rituales y en el distanciamiento de la misión social de educar; los equipos en transición que aún no se empapan, contextualizan y territorializan y ya toman decisiones erráticas mientras lucen sonrientes, imperturbables, en fotografías de redes.
El alfarismo como proyecto educativo que flota y nada de muertito incinerado, desaparecido; proyecto que sobrevive en el margen de un estado sumido en una crisis de seguridad que hunde sus raíces en el largo período prianista.
Las prácticas de algunos maestros y maestras nos alejan de la normalidad mínima de asistencia y puntualidad. Las escuelas en entornos poco propicios al aprendizaje y sin el privilegio de un clima social comunitario garante de paz.
Las prácticas que nos alejan del pacto social y del sentido de cohesión con la sociedad mexicana a la que servimos.
La semana anterior y sus irregularidades. Los maestros y maestras que entregan calificaciones apresurados(as), lejos del perfil científico de la evaluación científica y lejos, en algunos casos, del perfil humanista de la evaluación formativa; ellos y ellas, sumados a algunos directivos y supervisores(as) que ejercen “derechos” al meter licencias de tres días para extender la semana de asueto y emprender viajes, para celebrar cumpleaños de esposos(as) o para tirarse a la hamaca y observar cómo corretean en los parques de juegos sus propios hijos y nietos.
El arte y la inmoralidad de faltar a clase y desatender los grupos escolares, el contubernio entre directivos y docentes que no juegan a nada y erosionan la necesaria cohesión de sus comunidades educativas en tiempos de tender los puentes con las metodologías de proyectos comunitarios y sociales.
Los maestros y las maestras, seducidos una vez más por los juegos magisteriales, ellos y ellas que estrenan tenis piratas, que se asolean y comen polvo, pero simulan felicidad al dar un enésimo trago a su envase de Coca-Cola, mientras rinden culto al brasero donde yacen restos de carne asada sobre el último destello del carbón convertido en ceniza.
Los juegos difíciles de catalogar como “magisteriales”, útiles para empoderar implícitamente a los vendedores del patrimonio de Pensiones del Estado o a los gorditos barrigones, eternos inquilinos de las oficinas de las secciones sindicales.
Las evaluaciones necesarias a procesos como la confusa convocatoria a los cambios de centro de trabajo realizada ayer martes, implícito distractor de las funciones sustantivas y de la preparación necesaria de los directores(as) para la sexta sesión ordinaria del Consejo Técnico Escolar a realizarse según el calendario escolar el próximo 28 de marzo con el tema central relativo a las prácticas reflexivas del docente.
La erosión de los colectivos como efecto secundario del ejercicio del derecho laboral de cambio de centro de trabajo. “Estar o no estar”, ese es el dilema shakesperiano planteado en ejercicio de paráfrasis mínima.
Los maestros y maestras, que apenas estaban instalándose en la segunda quincena de agosto de 2024 y hoy, sin cumplir un solo ciclo escolar, se mueven como las golondrinas.
No hay práctica reflexiva en este horizonte, no hay gestión pedagógica eficaz, no hay, por ende, integración de equipos capaces de resolver la problemática hecha registro en el papel en los diagnósticos de los programas de mejora escolar o en los programas analíticos.
Evaluaciones de aprendizaje imposibles también cuando los docentes ya se encuentran con un pie en el estribo al obtener su anticipado cambio.
El sistema y sus tomadores de decisiones a galope, sus prácticas como variable que opera en contra de la calidad de la educación.
La construcción emergente de los escenarios, literalmente “escenario” sectario como el vivido el pasado viernes es una de las escuelas secundaria del municipio de Puerto Vallarta a la que fueron convocados 23 supervisores de la modalidad de secundarias técnicas, en el marco de la primera visita oficial de Angélica Noemi Juárez Perez Subsecretaría de Educación Básica de la SEP que ante la repetida demanda de respeto a la propuesta curricular de la modalidad de ocho horas del espacio curricular de Tecnologías y de la necesidad de los recursos que proveen los CAS (aunque vendan chatarra, se interpreta) reitera temas de medios y documentos, las protestas antirreforma de la ley del ISSSTE, la prevención del consumo de drogas, la deschatarrización de la oferta de alimentos en las escuelas y el eje articulador de la vida saludable con el programa “vive saludable vive feliz”, la coordinación entre SEP y Secretaría de Salud a efecto de capacitar en los consumos saludables.
Las prácticas reflexivas ideales en los Consejos Técnicos Escolares como medios de transformación de las prácticas de las jefaturas de sector, supervisiones, direcciones y aulas; la oportunidad de evaluar y significar contextos, la oportunidad de comprender el componente de clase en los rituales de las calificaciones que pretenden representar aprendizajes reales.

*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]

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