Encontrar empleo
Carlos Arturo Espadas Interián*
La caprichosa conducta del mercado laboral se materializa en desempleo, subempleo y al mismo tiempo posibilidades que no siempre representan escenarios reales de aplicación directa. Los principales argumentos radican en el grado académico o la formación directamente ligada al ámbito escolar, por ello se comenta que mientras más preparada sea una persona, mayor posibilidad de encontrar trabajo tendrá y al mismo tiempo mejor remunerada estará.
Otro argumento radica en el hecho de tener experiencia, digamos que cualquier experiencia o incluso aquella que le da forma a una trayectoria laboral. Desde esta lógica, se tendría que a mayor experiencia, mayor será la posibilidad de encontrar un empleo.
Ahora bien, si juntamos ambos argumentos y condiciones en una persona que se encuentre en busca de un empleo, tendremos que a mayor escolaridad y experiencia laboral, mayor facilidad se tendrá de encontrarlo.
En un artículo escrito por Carmen Luna, en donde retoma datos del INEGI y que ha sido publicado en la revista Expansión, presenta los siguientes datos: 43.9% de las personas desocupadas durante mayo en México, tenía estudios medios y superiores; 38.81% de la población desempleada contaba con estudios de secundaria.
En la misma fuente se refiera que el 93.3% de la población desocupada cuenta con experiencia laboral.
Porcentualmente hablando, se tiene, al considerar estos datos, que a mayor estudio mayor es el desempleo y que la mayoría de los desocupados tienen experiencia laboral… entonces dónde radica el misterio de encontrar o no empleo.
La dinámica del mercado laboral es compleja y al mismo tiempo simple. Se podría explicar que lo que actualmente requiere el mercado laboral se encuentra materializado en el saber hacer, en las certificaciones, logros concretos, innovación, creatividad y el desarrollo de ciertas habilidades que no necesariamente se encuentran en las escuelas. Esto es cierto, en parte.
La cuestión central radica en el hecho de considerar que el capital humano de un país, que cuenta con grado académico y experiencia laboral se encuentra en una situación de desempleo o en su caso subempleo.
Lo cierto es que ante la incapacidad del mercado laboral para absorber a los profesionistas, surge una pregunta: ¿qué características tiene el mercado laboral para requerir perfiles académicos “bajos” y no los especializados que a nivel mundial y según declaraciones de la OCDE, son los necesarios para el desarrollo de un país?
Es decir, con la tendencia actual y la configuración propia de nuestro mercado laboral en este momento específico, qué tipo de país se está construyendo e incluso, que posibilidades reales tienen las universidades para colaborar en el desarrollo de nuestro país, en el sentido de formar los cuadros profesionales propios para el desarrollo de las distintas áreas del conocimiento humano –aplicado o no– que propician el desarrollo de los países.
Así, las explicaciones del desempleo a partir de un bajo nivel de escolaridad y falta de experiencia se pone a prueba ante los datos duros y presentan un reto para todo el sistema educativo nacional. Aunado a ello se evoca necesariamente la necesidad de repensar de forma estructurar y sistémica sobre los distintos componentes del motor que haría posible el desarrollo de nuestro país.
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]