En busca de la calidad–excelencia educativa

 In Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Preocupación auténtica de las administraciones de Estado, materializadas en los gobiernos federales, estatales, municipales; buscadas en modelos, proyectos, reformas, contrarreformas, modernizaciones y demás.
Es cierto, calidad y excelencia son muy distintas, sin embargo, cuando un país declara buscarlas, el espíritu de la búsqueda es mejorar la educación como medio para transformar al país en todas sus dimensiones y, por ende, al ser humano, a la persona.
La educación no es un fin en sí mismo y al mismo tiempo es uno de los componentes de la vida de países y personas para lograr una condición distinta, generalmente de mejora y que contribuye a nuevas formas de existir.
Lo planteado es el deber ser, sin embargo, aunque se busca mejorar, no siempre se logra. Es necesario preguntarnos: se quiere cambiar la educación o en su caso, únicamente accionar desde perspectivas político-ideológicas.
Es decir, hace algunas décadas, alrededor de 1980, nuestro país ostentaba una mejor educación por encima de Japón y Corea del Sur, actualmente, nuestra educación deja mucho que desear si la comparamos con ellos.
Sin duda alguna, el espíritu que anima las acciones para mejorar la educación en los países, impacta en los resultados. Nuestro país se ha caracterizado por trabajar y guardar las apariencias más que en realizar cambios radicales.
Eso, sin duda, es uno de nuestros principales problemas, a la par de la pérdida de sentido que tiene la escuela dentro de nuestra sociedad, al interior de las familias y del estudiantado. Los fenómenos humanos son multicausales y la educación no es la excepción.
Recordemos una serie de eventos desafortunados, por ejemplo, el impacto que tuvo la pandemia en nuestro Sistema Educativo Nacional, cifras considerables de abandono escolar. Las preguntas en sus diversas formas estarían relacionadas con: ¿por qué se abandona? Y más aún, al quitar lo ilusorio ¿para qué queremos a los niños, adolescentes y jóvenes en las escuelas, en ese tipo de escuelas que tiene nuestra Nación?
Cuando en las formadoras a nivel nacional se subió el promedio de ingreso en un punto, la matrícula se desplomó y las escuelas Normales se vieron impactadas gravemente. Cada vez son más los seres humanos que logran desarrollar competencias de forma tardía, por ejemplo, niños que no saben leer y escribir en 6º grado de primaria o incluso en nivel superior.
Otro caso que nos hace pensar, es el hecho de tener criterios de búsqueda de opciones educativas a partir de los salarios que pueden obtenerse, posibilidad de encontrar trabajo y tiempos para hacerlo.
Los choques culturales entre la sociedad y la escuela –permítaseme hacer esta diferenciación, aunque sabemos que la escuela es una institución social–.
Lógicas que ven la escuela como un negocio en vez de un elemento central de la construcción social.
Las lógicas empresariales, que a la par de otros campos del conocimiento humano, diferentes al educativo, pretenden direccionar la educación nacional al centrar la atención en el individuo y con ello descuidar una de las más valiosas funciones de la escuela: lo colectivo–civilizatorio
Presupuestos maltrechos, centros escolares donde algunos salones se caen a pedazos –eso cuando hay salones y maestros suficientes–, libros a precio de oro que únicamente algunos pueden comprar; circuitos culturales que excluyen al grueso de la población, estructuras socioeconómico culturales e históricas que condenan a gran cantidad de seres humanos a vivir de formas que actualmente podemos considerar infrahumanas.
Permitimos que proyectos ideológicos ajenos a los nuestros nos indiquen por dónde generar soportes de mejora, olvidándonos de aciertos históricos y seguimos ciegamente las tendencias mundiales en educación, ignorándose hacia dónde nos llevan realmente.
Considerar lo educativo como botín político, ideológico más que como elemento de trascendencia humano–social; buscar indicadores, sin importar los referentes que le dan sustento; usar palabras, conceptos vacíos que engañan con la apariencia de estar en línea y al nivel del mundo, cuando son discursos vanos y completamente sin raíces.
¿Realmente queremos calidad–excelencia educativa en nuestro país?

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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