Eliminación mnémica
Carlos Arturo Espadas Interián*
La eliminación de la escuela tradicional, mal entendida por cierto y confundida con una deformación, llevó a la eliminación de tres de sus componentes fundamentales: 1) enciclopedismo, 2) intelectualidad y 3) memorización.
Los avances en tecnología y comunicación, su acceso que poco a poco se abre –aunque se mantiene la brecha tecnológica, por no decir económica y el crecimiento de países–, los cambios en las visiones de mundo, campos disciplinares y culturales, han llevado a percibir que el conocimiento –no confundirlo con la información– está al alcance de un clic.
Esta posibilidad, aunada a otros aspectos y dinámicas, genera ilusoriamente la sensación de poseer el conocimiento y elimina sistemáticamente el valor del componente cultural mnémico. Mecanismos de preservación cultural como la tradición oral, que se mantiene en reductos constreñidos a sensaciones de pobreza y “atraso” cultural, y que son mantenidos para la funcionalidad del sistema, se disuelven con el acceso de las generaciones jóvenes al mundo alternativo construido por esas variables que explícita e implícitamente se han comentado en los párrafos anteriores y que, por cierto, no son las únicas.
Con la eliminación de componentes mnémicos, se elimina sistemáticamente la riqueza oral de transmisión y recuperación de la sabiduría —que no información— de los pueblos; se reduce la posibilidad de formación intelectual y se impide que cada ser humano sea un repositorio de los contenidos civilizatorios de nuestra especie.
La incorporación de los productos culturales que antes eran tangibles y concretos a espacios inmateriales, entiéndase digitales, ha eliminado sistemáticamente la diversidad de los mismos, no en sus formatos, sino en cómo tener acceso a ellos, de forma que ya no se accede a ellos, se accesa a un repositorio global que los agrupa en un solo repositorio: la Red.
En la red, accesada por dispositivos móviles, equipos diversos y limitada a la conectividad, se permite diversidad de textualidades y narrativas que se presentan en apariencia dispersa y desarticulada, a la par de carecer en muchos casos de rigor para su producción y difusión. Es decir, se tiene acceso a información, conocimiento y sabiduría empaquetada para ser difundida y satisfacer, en apariencia, las necesidades culturales.
La red tiene la posibilidad de estratificar los contenidos y accesos. Con ello se masifican o se restringen producciones culturales a ciertos públicos, sin perder la ilusión de apertura y disposición de los contenidos. Así, por ejemplo, los circuitos de producción y difusión de conocimiento con alto valor cultural se encuentran restringidos al grueso de la población.
La traducción del fenómeno se puede sintetizar en una frase: eliminación de una dimensión de nuestra especie que deja en estado de indefensión y dependencia. ¿Qué estamos haciendo en nuestras escuelas?
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 113 de León, Gto. [email protected]