El Vitruvio de Leonardo Da Vinci

 en Verónica Vázquez


Verónica Vázquez Escalante*

La humanidad existe desde hace siglos, hay teorías y miles de cuestiones en cuanto a su origen. Para ubicar tanto como sean posible los periodos de su existencia, se tipifican lapsos de tiempo que se fragmentan por determinados momentos sobresalientes que se catalogan como importantes.

Uno de estos momentos se denominó Renacimiento, que comenzó en el siglo XV hasta el XVII. Hubo un intenso florecimiento de arte e importante despertar de todas las formas del pensamiento humano ya que el periodo previo (la Edad Media) limitó las enormes posibilidades de desarrollo humano. Ya en el Renacimiento, también surge y se alimenta el afán de la investigación en el campo de la ciencia.

Específicamente en el siglo XVI, Leonardo da Vinci destacó como genio universal dado que incursionó en la pintura, anatomía, arquitectura, paleontología. Fue botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico y poeta. Su curiosidad infinita fue la clave para tener la capacidad de observar, crear, escuchar, experimentar y generar continuamente hipótesis que despejaría constantemente.

Como inventor, en combinación con la ingeniería y la física, tuvo ideas vanguardistas para su época, por lo que así se entienden los adelantos que hubo en su periodo; sobresalió en todo y surgió el dibujo del hombre del Vitruvio que, se cree, fue realizado alrededor del año 1490. Tal dibujo es famoso porque representa una figura humana masculina desnuda en dos posiciones. El hombre está con brazos y piernas extendidas inscritos en una circunferencia y un cuadrado. En realidad, se trata del estudio de las proporciones del cuerpo humano simétricamente y se relaciona con la arquitectura para comprender la perfección corporal.

El dibujo surgió de textos de arquitectura del arquitecto Marco Vitruvio Pollio, de ahí el nombre que se le ha asignado. El dibujo se ha resguardado y rara vez se exhibe por motivos de conservación. Se encuentra en este dibujo la famosa “cuadratura del círculo”.

El vitruvio ha sido y es, un ejemplo de la búsqueda de respuestas a muchas preguntas y a enseñanzas de vida ya que, es el hombre la medida de todas las cosas filosóficamente hablando. Se sabe que “Sin simetría y proporción, ningún templo puede tener un plano regular”, esto es, que debe tener una exacta proporción elaborada a partir de los miembros de una figura humana bien formada. Entonces se deduce que la simetría puede y debe de estar en el balance del humano; en su forma de pensar, ser, actuar en cada circunstancia para así, no llegar a las exageraciones que pierden dimensiones entendibles.  Ser congruentes y encontrar la simetría perfecta en cada situación. Por cierto, considero un escenario nada sencillo, pero tampoco imposible de alcanzar.

*Doctora en Ciencias de la Educación.Directora de Unidades UPN en la Secretaría de Educación Jalisco. [email protected]

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