El valor de la paz y la memoria histórica
Rubén Zatarain Mendoza*
El 30 de abril pasado se cumplieron 50 años de la toma de Saigón por el ejército del Vietcong de Vietnam del Norte.
La derrota de Estados Unidos en esta guerra, al lado de Vietnam del Sur, fue el final de un conflicto que ya se extendía por dos décadas y había costado la vida de más de dos millones de vietnamitas y más de 150 mil norteamericanos.
Los desplazados, el exilio forzado.
Millones de toneladas de bombas impactaron no sólo el territorio de Vietnam, sino también los países vecinos de Laos y Camboya.
Un episodio de terror de las aldeas bajo asedio de marines, helicópteros, aviones bombarderos, lanzallamas y napalm. Estados Unidos al lado de Vietnam del Sur, el apoyo de la URSS y China a Vietnam del Norte y en medio la población civil vulnerable.
La figura de Ho Chi Minh como líder y símbolo de la lucha vietnamita desde su levantamiento por la independencia contra el gobierno francés; el rol de las decisiones de la Casa Blanca, primero en la responsabilidad de Lyndon Baines Johnson y Robert McNamara y después en Richard Nixon y Henry Kissinger, flamante doctorado de la Universidad de Harvard.
El orgullo del imperio lastimado, las elecciones, los demócratas y los republicanos, sus propios bandos igualmente bélicos.
La trivialización de la guerra de Vietnam en películas como Rambo y Forrest Gump. La generación del presentismo y la dictadura de la imagen y la desinformación.
Los movimientos pacifistas en suelo estadounidense, el rol de las madres de los soldados y su manifestación en contra de la guerra.
Los soldados negros del lado estadounidense, el matiz racista de los combatientes en la primera línea del frente.
La libertad de expresión que apenas asoma la cabeza entre el hierro y el plomo de control político implacable de los medios de comunicación, las imágenes dramáticas de las fotografías que concientizaron a una parte de la población.
Los hombres y mujeres enriquecidos en la industria de la guerra y las armas.
La televisión y la radio selectivas que vimos y escuchamos, los fragmentos de veracidad informativa que llegaron bajo el filtro de las agencias noticiosas norteamericanas.
En la Guerra Fría, entre los bloques capitalista y socialista, Vietnam representó una costosa victoria del bando rojo; la paz y el progreso de hoy tienen un desagradable tufo a sangre y cementerio.
En la coyuntura, las luchas por los derechos civiles, las movilizaciones en las universidades norteamericanas para poner fin a la guerra, la llegada del hombre a la Luna y los decesos lamentables de John F. Kennedy (1963), Martin Luther King (1968) y Robert F. Kennedy (1968).
Los acomodos del imperio y su maquinaria militar. La historia local estadounidense, la coyuntura de la Guerra Fría y su guerra científica, tecnológica y militar, la construcción de ideas pedagógicas en materia de planificación, en materia de teoría curricular.
La educación progresista, el enfoque conductista y el enfoque curricular postyleriano de autoras como Hilda Taba, por ejemplo.
La carrera armamentista, las carreras científica, tecnológica y militar y la educación necesaria de los invasores e invadidos.
El 9 de mayo se festeja el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial con la toma de Berlín por parte del ejército rojo de la URSS, la rendición del ejército alemán.
Más de 20 millones de soviéticos caídos ante el embate del ejército nazi: el holocausto eslavo.
El costo de la guerra en vidas humanas para la población soviética, el suicidio de Adolph Hitler y la bandera roja que ondea en el Reichstag.
La Guerra Fría que se distiende con la caída de la URSS, la federación rusa en su génesis, la Perestroika y Gorbachev como “balazo al pie”, Yeltsin, Putin, lo que queda de la mentalidad bolchevique en las nuevas generaciones como rareza de museo ideológico, la derrota de las reformas de buena fe y el estado de cosas del mundo bipolar que ahora padece la comunidad internacional.
El fin de las pretensiones imperialistas milenarias del Tercer Reich, los hacedores de la guerra y de la muerte hacia la puerta de salida obligada del suicidio, su propio honor pagado antes con millones de marchas fúnebres, hornos crematorios o fosas comunes.
80 años de la victoria sobre el ejército invasor nazi, la persecución a golpe de metralla hasta Berlín, el centro político y militar operativo de la Alemania nazi, la devastación de las ciudades alemanas y los sospechosos apoyos del plan Marshall para la reconstrucción y el anticomunismo, los beneficios económicos para algunos.
La hazaña, detener la máquina de guerra nazi; los campos y la industria devastados, el shock traumático para las familias soviéticas que lloran a sus muertos, que suman miles en la ancha geografía con asentamientos humanos borrados.
9 de mayo, el politizado desfile de la victoria en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania, la mirada huidiza del hecho histórico de la Unión Europea para legitimar a la OTAN en expansión ideológica.
La relectura de la historia para las nuevas generaciones de rusos y europeos, la propaganda y el espíritu de Goebbels que vive en las redes sociales. El asalto de las medias verdades y mentiras.
Las amenazas nucleares disuasivas, el clamor de paz ante oídos sordos de los empresarios y líderes militares.
La carrera armamentista y el despliegue esperado en el desfile en la Plaza Roja de Moscú, en el corazón palpitante de Moscú, ante el inerte cuerpo de Lenin en su mausoleo, parada obligada de visita de turistas; la muestra de armas y disciplina de uno de los ejércitos más poderosos en la actualidad (Rusia), la amenaza propagandista del líder ucraniano Zelenski de atacar y boicotear el desfile de la victoria.
¿Cuánto de la actual Rusia es aquella URSS?
El siglo XX y su tendencia belicista, los años 1914, 1939, el difícil camino hacia la construcción de la paz y la memoria histórica frágil en las sociedades contemporáneas.
Las trágicas experiencias de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de Vietnam. Los aniversarios de la conclusión de las guerras en la mirada de los herederos de las patrias parcas, de los ajenos, la reedición de otras formas de lucha con la Guerra Fría; el mundo multipolar y los conflictos del siglo XXI entre Israel y Palestina, entre Pakistán e India, el riesgo de conflicto por los hechos de Cachemira, la frontera entre ambos países, la tensión, la prudencia necesaria.
En tiempos de reformas curriculares, los saberes son desplazados para dar cabida a lo nuevo.
Las aportaciones de la psicología y pedagogía soviética, las aportaciones anglosajonas y norteamericanas, la inocuidad imposible en materia ideológica en el proyecto de formación de la infancia y la juventud.
Las pedagogías de izquierda, las pedagogías de derecha, la formación como espacio de lucha estratégica.
La teoría de la actividad social en autores como Vygotski, Luria y Leontiev en la posguerra.
La psicología soviética como alternativa al paradigma conductista de Skinner; la posguerra también atraviesa el debate de las ideas psicopedagógicas y, por qué no, de aportaciones literarias.
De la etapa de su cautiverio, un poema pequeño de Ho Chi Minh para terminar:
En camino
Una cuerda amarraron a mis piernas y los brazos
me ataron
Pero el suave perfume de las flores y el canto
de los pájaros,
desde el bosque me llegan. ¿Cómo impedir podrían
que esta dicha
me acompañara? Ahora, ni es tan largo el camino,
ni estoy solo.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
“Llega el momento en que el silencio es traición” Martin Luther King en su mensaje sobre la guerra de Vietnam y el genocidio del imperialismo Yanky, que destruye la esperanza de los más vulnerables, una guerra racista y el fracaso del capitalismo norteamericano. Nos hace reflexionar si aprendemos de la historia, ¿será que como humanidad estamos condenados a repetir las mismas atrocidades? Pienso en el genocidio que actualmente se vive en Gaza y Palestina.