El SNTE al servicio del magisterio, ¡qué ahora sí va!
Jaime Navarro Saras*
A raíz de la renuncia de Juan Díaz de la Torre al frente del SNTE, inició (de hecho desde antes) una serie de dinámicas para reacomodar el sindicato de maestros a la lógica del gobierno que entrará en funciones a partir del 1º de diciembre, los discursos actuales contrastan radicalmente con las acciones que desarrolló este mismo sindicato a lo largo del sexenio que termina el próximo viernes, hoy en día se declaran en contra de la reforma educativa, del modelo de evaluación y todas las prácticas de Aurelio Nuño en contra del magisterio, incluso aseguran (sin ruborizarse) que gracias a ellos se frenó la evaluación punitiva.
De hace por lo menos 15 días a la fecha he revisado los comentarios en las noticias o mensajes en diferentes medios y en las redes sociales sobre el SNTE, la mayoría de textos son de repudio y de rechazo a los que se van y a los que se quedan, los niveles de aceptación del sindicato más grande de américa latina son muy bajos, y ello se debe a que ni Juan Díaz ni Elba Esther son atractivos para la mayoría de mexicanos porque, entre otras cosas, se cree que no representan al magisterio, sino sólo a los intereses personales y de grupo.
En este maremágnum de sensaciones y emociones encontradas, el SNTE ya cerró la página de Juan Díaz de la Torre y ahora tiene un nuevo dirigente, Alfonso Cepeda Salas, quien ha sido (según un currículum que circula) secretario general de la Sección 38 de Coahuila e integrante del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE de 1998 a 2018, ocupando (entre otros) el cargo más importante, el de Administración y Finanzas, justamente donde está el punto central del poder del sindicato.
Alfonso Cepeda, arropado de 150 dirigentes sindicales más, tardó sólo tres días para reunirse con Andrés Manuel López Obrador, en dicha reunión se presentó como el dirigente legal y legítimo del SNTE, en su mensaje a los medios de comunicación invita a todas las corrientes magisteriales a construir y lograr todas las metas educativas del gobierno entrante, además, entregó un compendio con 60 mil propuestas presentadas en los Foros de consulta.
Por su parte, López Obrador volvió a señalar que no intervendrá ni él ni los gobiernos estatales en las dinámicas del sindicato, recordando que serán los maestros los que de manera independiente y libre elijan a quienes serán sus representantes.
Cepeda dio a conocer 6 acuerdos tomados el pasado jueves con el propósito de profundizar la democracia interna del sindicato que son: 1) sumarse al gobierno entrante, 2) aceptar la licencia definitiva de Juan Díaz, 3) eliminar la figura de “Presidencia del SNTE”, 4) que Cepeda asuma las funciones estatutarias de la Presidencia del SNTE, 5) promover en el siguiente congreso nacional el voto universal, directo y secreto para la elección de dirigentes seccionales y nacionales, y 6) iniciar una política de reconciliación.
Finalmente, (y para que no queden dudas sobre la naturaleza del SNTE), Alfonso Cepeda le ratificó a López Obrador que el magisterio aportará lo mejor para contribuir a la Cuarta transformación propuesta por él.
Ante todo esto, qué lecturas debemos hacer de ello, en primer lugar se deja ver una desilusión en los maestros debido a que, con la llegada de López Obrador, el tema sindical tendría que voltear hacia otro lado, no sólo cambiar de dirigentes, sino extinguir esas prácticas caciquiles, arcaicas y medievales, patrimonialistas, opacas en el manejo de recursos, pero defendiendo su permanencia en el poder, más no los derechos y dignidad del magisterio.
Cada vez que hay crisis sindical sólo cambian los nombres, más no las prácticas y la cultura, la historia nos ha mostrado eso, igual pasó cuando llegó Carlos Jonguitud, luego con Elba Esther, después Juan Díaz y ahora Juan Cepeda, de no haber descarrilamiento de los trenes magisteriales (CNTE versus SNTE versus Maestros por México) y si es que no cambia de parecer o hace las cosas diferentes Andrés Manuel López Obrador, podría asegurar tres cosas:
a) Al inicio del sexenio habrá un reconocimiento al magisterio y recuperarán muchos de los derechos que les fueron quitados durante el gobierno de Peña Nieto, incluso habrá una mejora significativa al salario.
b) Los dirigentes del SNTE poco a poco irán ocupando espacios en el gobierno, después tendrán su parte del pastel en las Cámaras de diputados, senadores, en los gobiernos municipales y de los estados. Probablemente el PANAL recupere el registro y jugarán junto a MORENA en cada campaña electoral que se presente.
c) Finalmente, y ya con la soberbia en la espalda, la actual dirigencia terminará este sexenio con miras al siguiente y los posteriores para intentar quedarse en el poder dos tres o más sexenios mientras no llega otra crisis, pero eso sí, mediante el voto universal, libre y secreto.
En fin, estamos empezando una nueva etapa y una vez más, en esta coyuntura se requiere la participación y opinión de los maestros, pero como decía uno de ellos: –cómo le hago para decir que no estoy de acuerdo y se me haga caso–, al tiempo.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]