El gran salto adelante
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
Esta expresión y su relación con la educación dejaron honda huella aunque de signo negativo en las memorias de muchos historiadores y de quienes las vivieron, sobre todo en el periodo 1958-1962 en la China de Mao Tse Tung (Mao Zedong, según la transliteración actual). La idea del gran salto puede describirse “a grandes rasgos”: un cambio radical en la economía y la política del territorio chino, que más tarde se complementaría con una “revolución cultural” que se extendió entre 1966 y 1976. Usualmente referido simplemente como Mao (1893-1976), el primer presidente de la República Popular China y fundador del Partido Comunista procuró la unidad e independencia china. El gran salto fue una de las varias campañas de reafirmación ideológica en ese país en reconstrucción.
Según narra Liao Yiwu (nacido en 1958) en EL PASEANTE DE CADÁVERES. RETRATOS DE LA CHINA PROFUNDA (2012) “en los años cincuenta, la gente sentía devoción por el nuevo gobierno comunista y estaba dispuesta a hacer lo que fuera que el Partido dijera (…) Mao dijo que los gorriones se comían los cultivos y así al poco tiempo lanzaron una campaña para la caza del gorrión. El dos años el gorrión fue casi una especie desaparecida en China (…) los gorriones no sólo se comían los cultivos, sino también los insectos, que aumentaron y trajeron plagas en todas las áreas donde no había gorriones (…) los líderes de las comunas, siguen órdenes del Partido, obligaban a los campesinos a que usaran un nuevo método llamado ‘densidad razonable’ invento de un científico soviético”. El nuevo invento no era agrícolamente factible, pero los campesinos y los inspectores no querían ser tachados de conservadores: “aquello se convirtió en un circo. En aquel entonces se trataba de hacer milagros en la agricultura, pero se cosechaba decepción” en el esfuerzo de superar la producción de Reino Unido y alcanzar a Estados Unidos, remata Yiwu (pp. 174-175). Diversos relatos periodísticos de Yiwu (especialmente “el compositor” y “el terrateniente” en donde se narra cómo un millón de terratenientes fueron ejecutados durante el régimen de Mao y “el embalsamador”, que habla de las hambrunas y el manejo de los cadáveres) coinciden en señalar que los diversas campañas del Partido y de Mao derivaron en fatales fracasos y en más simulación que logros. Parte de las estrategias chinas eran un calca de políticas aplicadas previamente en la Unión Soviética encabezada por Iósif Vissariónovich Dzhugashvil, el líder georgiano conocido como Joseph Stalin (1878-1953). Políticas que no habían sido más exitosas que las aplicadas para fingir, ante Catalina la Grande, los éxitos de funcionarios ineficientes.
La perspectiva occidental sostiene que el gran salto adelante constituyó un fracaso que causó la muerte por inanición o por ejecución de gran cantidad de campesinos (y luego de intelectuales), una cifra que se estima entre 15 millones y 55 millones (https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Salto_Adelante); también esta historia en el Chicago Tribune: (https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-cuentos-politicos-gran-salto-adelante-20220111-az6dnbs2fvcc5msfp6wte3ghsu-story.html); (https://elordenmundial.com/que-fue-gran-salto-adelante/), aun cuando en la actualidad la perspectiva china no esté de acuerdo con los análisis de quienes lo vieron desde la mirada capitalista (por ejemplo: El cambio del partido comunista: (https://www.uv.mx/prensa/banner/partido-comunista-transformo-la-direccion-y-desarrollo-de-china-xian-cheng/).
En 1975, apareció este artículo de la Unesco sobre la revolución educativa en CHINA, junto con algunos otros que celebraban los logros en la Unión Soviética y en Guinea-África: (https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000015922). Las políticas económicas y las propuestas educativas “revolucionarias” o al menos tildadas de “grandes reformas”, en esos y en otros casos suelen estar acompañadas de discursos triunfalistas que no necesariamente se ven en los países y las instituciones que son objeto directo de esas intervenciones. Más que logros en la producción o en la educación, enfatizan algunas fuentes (recomiendo especialmente el libro de Yiwu), las autoridades locales se esforzaban en la competencia por INFORMAR de logros, lo que implicaba no sólo simulación, sino un discurso optimista y falso. El culto a la personalidad sería un ingrediente importante en esos “informes” que en realidad eran zalamería y ganas de ganarse el favor de los superiores en la jerarquía de mando escolar, comunal o nacional. Para el pueblo, en algunas ocasiones esto significó “un paroxismo colectivo de trabajo ininterrumpido” que no necesariamente resultaba rentable o productivo.
La moraleja que quiero resaltar es que hay que tener cuidado con las promesas de grandes cambios.
Por ejemplo, en 1962, la campaña de la educación socialista o movimiento de las cuatro limpiezas: limpiar la política, la economía, la organización y la ideología (1963-1965) llevó este crispamiento al campo discursivo de la educación. Eliminar los restos del capitalismo y de la tradición china derivó en la llamada “Gran hambruna” (por ejemplo: https://es.wikipedia.org/wiki/Revolución_Cultural). Uno de los testimonios del libro de Liao Yiwu lo expresa así: “se nos ha hecho creer a los chinos que nuestro querido Partido nos quiere más que incluso nuestros propios padres, pero (…) se asemeja más a una malvada madrastra” (p. 253).
La narración de los gorriones como enemigos de la agricultura china recuerda la advertencia de “zapatero a tus zapatos”, pues es bastante común que personas dedicadas pontifiquen acerca de temas que desconocen. Lo escuchamos en 2013 de labios del actual presidente de México al afirmar que sacar petróleo “no tiene ninguna ciencia” (aquí: https://www.youtube.com/watch?v=zmyByT8pORw). Lo que no difiere mucho de los “inventos recientes” de los rusos, los gringos, los congoleños o quien sea y de las promesas de Donald Trump, otro controvertido político que afirma que “no van tras de mí, sino detrás de ustedes; sólo sucede que yo les estorbo”. Así, promete que pronto resolverán de una vez y para siempre el pantano en el que el actual presidente Biden metió a Estados Unidos (aquí: https://www.youtube.com/watch?v=5wGMRQ3AE54). Así, tanto los lemas de “Make America Great Again” como los regímenes que se autodenominan “transformadores”, “revolucionarios” o “grandes reformistas”, se asemejan a las campañas triunfalistas del régimen de Mao en sus promesas incumplidas, su triunfalismo y su fracaso. Como narra Timothy Snyder para el caso de la URSS en SOBRE LA TIRANÍA. VEINTE LECCIONES QUE APRENDER DEL SIGLO XX (2017): “un vecino al que se retrata como un cerdo es alguien a quien se le pueden arrebatar sus tierras (…) Tras poner a los campesinos más pobreteen contra de los más ricos, el poder soviético requisó las tierras de todo el mundo (sic: se refiere a todos los terratenientes en territorio de la URSS, no a todo el planeta) para las nuevas granjas colectivizadas. La colectivización provocó la inanición del campesinado soviético” (p. 38). Quizá el fracaso no está necesariamente en la estrategia, sino en las celebraciones anticipadas de metas que no se lograrían como aseguraban los políticos ignorantes de cómo ser más eficientes.
Ciertamente, los políticos pueden ser prolíficos en promesas y en lemas, lo que no significa que las plantas crezcan más o en mayor número, al igual que las promesas de “grandes saltos” o grandes soluciones en educación lograrán que los estudiantes aprendan más, sean más eruditos o logren mayor eficacia en sus esfuerzos profesionales y laborales. Como vemos repetidamente, las TRANSFORMACIONES RADICALES, asociadas a lemas grandilocuentes no siempre han triunfado o permanecido y lo que ha sucedido es que términos como revoluciones y reformas acaban por ser muestras de lo que no debe hacerse en el campo educativo. Por ejemplo, el autor colombiano Adolfo Atehortúa en 2006 invita a analizar “lo censurable, lo saludable, lo criticable y lo irrepetible de la política educativa del gobierno Uribe Vélez (…) (y) muestra los aspectos cruciales en los cuales la política ha fracasado e invita a su revisión total. (Aquí: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-47052006000200007).
Desde una perspectiva más modesta, resulta que los grandes cambios en educación se notan sólo en el largo plazo y no como enormes brincos que salen de la supuesta boca “genial” de algún político que poco sabe del trabajo en las aulas (ni como estudiante ni como docente ni como profesional). Así, revoluciones como la invención de la escritura, de la imprenta y la internet cambiaron la educación radicalmente sin tambores, trompetas ni genuflexiones (https://medium.com/the-long-form/four-revolutions-that-changed-education-b8db3d78add5) y resultaron menos triunfalistas y mucho más graduales.
Para un breve documental de la gran hambruna china, asociada al gran salto adelante: (https://www.youtube.com/watch?v=8aaJPiiaNl4), también: (https://www.youtube.com/watch?v=e0OmY3k66lw). Las cifras de diversas fuentes varían, pero aquí se afirma que esa política significó el infierno para 650 millones de personas, así como 45 millones de muertos.
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara.[email protected]