Educar el voto

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Estamos a poco más de dos meses para elegir al personaje que gobernará a nuestro país los próximos seis años, igual se elegirán 128 senadurías, 500 diputaciones, 31 congresos locales, 9 gubernaturas, 1580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales.
Desde que inició (de manera oficial) el proceso de las campañas electorales hemos sido presa de la invasión publicitaria de los candidatos en todos los formatos, tanto en lo físico (a través de los espectaculares, los folletos, las calcas y demás) y de manera virtual tanto en las pantallas y en las redes sociales.
Dependiendo del color del partido o partidos políticos que arropan al candidato en turno, éste es presentado como un santo y un salvador del país, estado, senaduría, diputación o municipio que contienda, de igual manera, sus contrincantes nos muestran la cara opuesta de estos mismos personajes, en estos perfiles de políticos vemos debilidades, contradicciones, traiciones, corrupciones y demás maravillas.
Para el ciudadano que votará el domingo 2 de junio la realidad electoral le resulta más que confusa, principalmente porque ya no existen las fronteras de los colores y las ideologías que caracterizaron a este país hace 6, 12, 18, 24 o 30 años; quién iba a pensar que el PRI, el PAN y el PRD iban a estar contendiendo juntos algún día, sobre todo porque los principios ideológicos son diametralmente opuestos y hoy, lo único que los une es el interés por lograr un pedazo del pastel para el siguiente sexenio, igual pasa con Morena y aliados, y no tanto en los partidos que, a diferencia del bloque PRI/PAN/PRD, no hay tantas diferencias, sino en los candidatos que elige y cuyo origen de cada uno dista mucho de lo que es la izquierda y a la que supuestamente representan, en el caso de este partido, el pragmatismo es su principal motor y el ganar está por encima de la ideología o el color que representan.
Somos un país en el que rápido nos olvidamos de los procesos políticos y de la historia, si tuviéramos buena memoria, de seguro muchos personajes de la política ya no estarían vigentes, sin embargo, no es así, siguen allí porque olvidamos rápido y porque la legislación en México es muy manipulable y adaptable a los tiempos y a las realidades que se requieran. Sabemos que esta elección está enfocada en el voto de los jóvenes, sobre todo en aquellos que votarán para presidente por primera vez (menores de 24 años) y porque ellos son presa fácil para influir la intención del voto a través de las redes sociales y demás medios facilosos, además porque representan casi 20 millones de votos, dos terceras partes del total de votos con los que Andrés Manuel López Obrador obtuvo el triunfo en 2018 (votaron por su coalición poco más de 30 millones).
Hoy se habla del voto reflexionado, lo dicen principalmente quienes no tienen la mayoría o el triunfo seguro y a eso le apuestan, ya que el voto duro o el voto que se condiciona mediante programas sociales, sindicatos, la parte patronal, la Iglesia y hasta el terror, es el voto que históricamente ha llevado al triunfo a los partidos políticos.
Lo cierto es que en política no todo es blanco o negro, existen muchas tonalidades y a eso habrá que apostarle, lamentablemente las promesas de campaña no se obligan a cumplirlas a través del poder judicial y de las sanciones legales a los candidatos que ganan una elección; una vez que llegan al poder poco les importa lo que prometieron y eso es lo grave del asunto en México, en tanto, habrá que aprender a exigirle a los gobernantes que cumplan sus promesas, y que desarrollen políticas que ayuden a la mayoría de la población.
Por lo tanto, a usted como votante, le recuerdo que no está votando por la esencia de los partidos políticos, sino por personajes (muchas veces ajenos a esos partidos), y que, a decir de los dirigentes de los mismos partidos o de quienes los financian: son (de acuerdo a sus datos) los que pueden ganar una elección. En síntesis, eso ha sido el pragmatismo político que nos ha gobernado durante los últimos y que representa (en carne viva) lo que nos tiene sumidos en la realidad que vivimos.

Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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