Ecos revolucionarios
Rubén Zatarain Mendoza*
Si la visión del actual poder ejecutivo federal es real, la tercera transformación del país corresponde a la revolución mexicana.
Ahí está el hecho histórico del 20 de noviembre de 1910, aquí y ahora la mirada de los actuales mexicanos.
Ahí está la mirada de los historiadores, sus narrativas, su ciencia. Ahí también la mirada de los novelistas, poetas, muralistas, fotógrafos, músicos y compositores.
Ahí el esfuerzo institucional de algunas universidades, de algunos centros de investigación que escriben y reescriben, retroalimentan y formulan nuevas preguntas, incorporan nuevos datos.
Ahí la mirada simple, la memoria y la historia oral del pueblo que ama a sus propios héroes y repudia a los villanos que le traicionaron.
Ahí la mirada y el tiempo histórico, la formación de las Niñas, Niños y Adolescentes en materia de contenidos relativos a la historia nacional, sus saberes y comprensión de la etapa revolucionaria y posrevolucionaria, que después de 113 años ha construido instituciones importantes para facilitar la convivencia entre los mexicanos, Ahí la revolución como movimiento político social que ha sido materia colateral de políticos farsantes sin escrúpulos y vendepatrias.
Los años que se acumulan, las políticas laborales, el desarrollo económico y social, la impartición de justicia y seguridad, los derechos fundamentales; las políticas de gobiernos emanados, que transcurrido más de un siglo de los acontecimientos han disminuido sólo parcialmente la brecha social, las inequidades y desigualdades en las mayorías.
Las niñas, niños y adolescentes que han preparado y ejecutan actividades colectivas vestidos con sus uniformes deportivos, con sus uniformes distintivos.
Los contingentes en el desfile conmemorativo de la revolución mexicana. Marchan, ejecutan, sudan la camiseta, obedecen instrucciones, saben que participan del desfile del 20 de noviembre, una fiesta cívica y social que se comparte bajo los rayos del sol.
Aunque hay buena actitud no todos los participantes saben del contenido y el significado del hecho histórico de lo que fue y es ahora la Revolución Mexicana.
En algunas escuelas se hace evento conmemorativo, se escucha música de la época para ambientar, se leen reseñas, se hacen representaciones teatrales, se declama y se rememoran figuras centrales que abanderaron causas, planes, movimientos y movilizaciones.
Madero y su Plan de San Luis, con la consigna de “Sufragio efectivo no reelección”, sus aportes a la vida democrática nacional, la lejana significación para los mexicanos de hoy de la dictadura del general Porfirio Diaz, dictadura a la que se le puso punto final y finalmente feneció en 1910. La lamentable muerte de Francisco I. Madero y Jose María Pino Suárez a manos del militar Victoriano Huerta oriundo de Colotlán, Jalisco; la subsecuente decena trágica, la muerte de más de un millón de mexicanos de masas campesinas y obreras, de trabajadores que se sumaron a la revuelta, a la “bola”.
La revolución a caballo, tren y carabina. Los liderazgos.
El Plan de Ayala, la consigna de “Tierra y Libertad”, las causas campesinas y el legado de Emiliano Zapata, el caudillo del Sur asesinado por órdenes carrancistas, su espíritu que aún inspira a los hombres y mujeres del campo, que aún debiera inspirar a los nuevas generaciones que habitan el medio rural privado de los bienes del desarrollo y justicia.
Venustiano Carranza y el Plan de Guadalupe, el ejército constitucionalista, la Carta Magna como documento rector, como crisol de la causa social y del movimiento político necesario, la nueva institucionalización de la vida nacional.
El Plan de Agua Prieta, la figura del general Alvaro Obregón, los militares y la etapa convulsa que cierra con el asesinato de Francisco Villa; la visión del desarrollo cultural del país, del proyecto educativo a través de la creación de la Secretaría de Educación Pública.
Plutarco Elias Calles, la muerte de Obregón, la incipiente vida democrática a través de la creación del Partido Nacional Revolucionario.
El fin de los gobiernos de presidentes con trayectoria militar como Lázaro Cárdenas del Río y Manuel Ávila Camacho.
Los gobiernos civiles, los grupos de poder que se enquistaron, la causa revolucionaria lejana y olvidada, los apóstoles del neoliberalismo y las privatizaciones.
La Cuarta tTansformación de hoy, honrar la historia nacional y fortalecer la conciencia cívica, honrar la memoria de Ricardo Flores Magón (precursor de la Revolución Mexicana) de Francisco Villa (centenario de su muerte); la revalorización de las fuerzas armadas, la lucha por formar conciencia nacional en las mayorías.
La Revolución Mexicana y su impronta en las mentalidades colectivas e individuales, una de las etapas en sucesión cronológica a los que se dedica mayor número de páginas en los libros de texto gratuitos y sobre el que no siempre se maneja un enfoque articulador de historia social; una etapa en la que es común una visión fragmentada de sucesión de héroes y caudillos.
El conocimiento de la Historia de México, tan necesario para la consolidación de identidad y tan necesario para la participación política y la democratización.
La mirada objetiva sobre los hechos, el significado ahora de la transformación pacífica.
El proyecto de país y el necesario debate de las fuerzas políticas. La reedición de la problemática que llevó a aquellos mexicanos y mexicanas hace 113 años ya, a empuñar las armas y buscar un México con mejores alternativas de vida para las nuevas generaciones.
Lo que ahora inspira, la problemática que hoy se tiene, la conciencia y militancia revolucionaria que exigen nuevas armas y mejores trincheras.
Los ecos revolucionarios que suenan en cada niña, niño y adolescente participantes en los eventos cívicos y desfiles; los ecos revolucionarios que resuenan y pintan en cada bigote postizo de Zapata o Villa de los niños que empuñan un fusil de madera, en cada niña que ondea su falda o portan carrillera de cartón y representan a la Adelita y las múltiples causas de la mujer en la nación.
Un 20 de noviembre más que se ha ido, las lecciones de la historia nacional de la etapa revolucionaria y la necesaria formación en los entornos escolares de un sujeto conocedor de los procesos de la sociedad mexicana del pasado, amante de la Historia y participante activo en la construcción de un pensamiento crítico basado en información y documentación diversificada.
La interpelación de las fuentes históricas en los niveles de educación media y superior, la recuperación de sentido cuando la visión de una formación técnica y ahistórica, de quiebre de las Ciencias Sociales y formación filosófica nos deja vulnerables, la identificación de los peligros que entraña una propuesta formativa de la historia nacional desde las aguas revueltas y los maestros del discurso y la práctica de la corrupción, desde el paradigma neoliberal que evapora la construcción de comunidad, desestructura luchas sociales y regatea justicia social.
La escuela hacedora del sujeto histórico que se haga cargo de los cambios venideros donde la agenda social sea primero.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]