Distancia social y Día del Niño
Rubén Zatarain Mendoza*
En las calles que transito ocasionalmente, los niños a veces juegan a la pelota; aún se oyen sus voces mientras compiten al pedalear la bicicleta. Por las tardes previo sonido del vendedor de nieves, aun suena la música de la radio y las voces que anuncian cada una de las cartas de la lotería.
Pienso que a pesar del cubrebocas polémico obligatorio y del giro punitivo que ha llevado al cierre de algunos negocios e inclusive detenciones y multas en Jalisco, mientras haya estas manifestaciones de salud social y la gente se reinvente y resista en tiempos de pandemia, el ser del mexicano es una buena trinchera y la esperanza se fortalece.
Conozco la biografía de un Doctor en Ciencias por la UNAM producto de la escuela pública que en su cada vez más lejana infancia fue privado de los abrazos de su madre.
La razón no era ausencia de amor al ser el último de los hijos que salían de aquel vientre.
La razón de la madre era el dolor inaguantable que le provocaba una artritis agresiva. Los huesos de ella –sobreviviente de los tiempos del paludismo– ni siquiera soportaban el peso de su bebé. Contra su instinto de protección materna y voluntad, practicó un amor de madre de estratégica distancia.
La madre amorosa siempre, privada por la enfermedad del contacto con su bebé incorporó ese nuevo dolor de ver crecer a su hijo con ciertos rasgos de agresividad y evidentes comportamientos antisociales; nada que lamentar, un niño ejemplar en calificaciones pero poco asiduo a la relación humana, sólo una personalidad agria y aislada por la ausencia de la dulzura de los abrazos en su primera infancia.
Hasta aquí la referencia anónima para abrir esta colaboración en un marco previo del Día del Niño.
Cada biografía una infancia. Cada niño o niña un ser con dosis emocional donde la figura nutricia de la madre y el padre son centrales.
Está por demás decir que hay estudios del comportamiento humano que sostienen la importancia del vector de amor y del abrazo auténtico en la constitución saludable de la psique.
Por tal razón, la celebración mañana de un Día del Niño más en condiciones del Quédate en casa, de confinamiento y distanciamiento social será atípico.
Pero no debe perderse de vista que el confinamiento puede ser una oportunidad para hacer una práctica más sólida de amor al niño. El valor de los abrazos y las palabras bellas y de aliento serán mejores que cualquier suplemento para fortalecer el sistema inmunológico.
El amor de la madre y del padre son entonces medicina y suplemento afectivo insustituible ahora que la presencia, las miradas y el trabajo colaborativo en equipo de juntos pero distantes, son algunas estrategias que impone la sana distancia.
El SARS-COV 2 será culpable de privar de un festejo tradicional dirigido a los niños y las niñas este 30 de abril de 2020. Los parques y sus resbaladillas y columpios, los museos de El Trompo Mágico y El Globo, Selva Mágica y el zoológico en Guadalajara; las salas de cine y los teatros con programación infantil en las ciudades, lucirán vacíos.
Es tiempo de imaginación, de improvisar nuevos juegos, nuevos globos; es tiempo de modelados y esculturas jamás realizadas con plastilina o con otros materiales.
El Día del Niño es ya un evento institucionalizado en familias y escuelas que nace del corazón de padres, madres y educadores. Posterguemos el festejo colectivo y mientras tanto recuperemos y compartamos las mejores anécdotas de este tramo de edad que los adultos hemos vivido y los infantes ahora viven con esta particularidad.
¿Cómo se sienten esos pequeños en la condición de aislamiento?, ¿qué extrañan de la relación con sus amigos?, ¿qué les angustia?, ¿cómo canalizan su ansiedad?, ¿de qué manera sobrellevan la preocupación de los adultos en su hogar?, ¿que escuchan, qué piensan?, ¿qué cosas extrañan de sus escuelas, de la calle?
Si bien, algunos niños refieren que se están divirtiendo como nunca al jugar y convivir a través de recursos como los juegos de mesa y de la convivencia con la totalidad de los miembros de la familia, por ejemplo; otros refieren que están aburridos de hacer tareas escolares instruidas por whatsapp, classroom, televisión o guías o ficheros. Hay quienes refieren que también están hartos de alguno de los hermanos o hermanas, o hartos simplemente.
Les preocupa la extensión en el tiempo de la contingencia y la recuperación de la normalidad en la vida de su hogar. Les preocupan los gritos y las órdenes a veces irracionales de sus adultos, les preocupan las discusiones.
Obedecer en condiciones de confinamiento se torna más difícil, atender los intereses vitales de los menores también lo es.
El Covid-19 tendrá un impacto en la salud emocional de la infancia y la juventud que tal vez nunca conozcamos en su magnitud; pero también estos estratos de población de menores de edad seguramente serán los que se reinstalen de manera más rápida a la próxima normalidad.
Por ahora, en su imaginación animista tendiente a la fantasía, el sueño se les inquieta con la presencia de pesadillas. La calidad del sueño también se trastoca, los horarios ni qué decir.
Los espacios de casa acotados, disminuidos en el espacio vital de sus habitantes, se convierten en nichos ecológicos de risa y auténtica felicidad pero también es espacio donde se dirimen discusiones y afloran viejos y nuevos conflictos.
Convivir en familia es una asignatura que solo se aprende conviviendo.
Los adultos preocupados por el paro laboral parcial, por el desempleo definitivo, rediseñan estrategias de sobrevivencia y en el proceso transfieren stress a los niños.
Muchas familias han tenido que acudir a la despensa que llega por vía gubernamental, por solidaridad ciudadana o de organizaciones no gubernamentales. En México tender la mano al otro es ya un activo social característico.
El clima de convivencia en las familias se mueve. El contacto entre los niños y docentes a través de la educación a distancia nos permite explorar algunas emociones de la vida en el hogar.
Los educadores necesitamos abonar a la tranquilidad, los saberes necesarios del tercer trimestre del ciclo escolar no son irrecuperables. Por ahora la atención de la dimensión afectivo-emocional debe ser primero. La agenda formativa tendrá que esperar un poco y podremos retomarla en cuanto se autorice el regreso a las escuelas.
El Día del Niño en tiempos del virus es otro de los costos del confinamiento.
Día del Niño en el marco del Quédate en casa donde tal vez sea buena idea leer algún cuento infantil clásico, interpretar un poema juntos, cantar las melodías de Cri Cri, Cepillín o Luis Pescetti; tal vez jugar a las adivinanzas, recuperación de dichos y refranes o tal vez leer biografías breves para rendir homenaje a los beneméritos que han hecho que los niños y niñas de hoy tengan una mejor expectativa y calidad de vida.
Tal vez leer algo sobre la infancia de hombres y mujeres destacados como Darwin, Pasteur, Einstein, Marie Curie, Fleming, Freud, Maria Montessori, entre otros.
Tal vez leer algo sobre los autores de los cuentos infantiles que tanto nos gustan como Hans Cristian Andersen, los hermanos Grimm, Michael Ende, Lewis Carrol, Antoine de Saint-Exupéry, Julio Verne entre otros.
Aún hay tareas para construir un mundo mejor para los niños, todavía hay historias que leer y escribir.
Aun en tiempos de crisis sanitaria como la que vivimos, un buen Día del Niño es posible.
Un buen Día del Niño donde haya reconocimiento de su educabilidad afectivo emocional y del reto de construir entornos de amor donde haya espacio para su sano crecimiento y despliegue de su potencial.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]
Primeramente felicitar al niño Rubén por ser el padre del hombre, resultado de esfuerzo, estudio y trabajo constante en forjar al Doctor que nos expresa y permite abrir una puerta a su pasado familiar que enternece a quien tiene la oportunidad de aquilatar su mensaje. En referencia al día del niños y niña, será importante recuperar los aprendizajes significativos que esta nueva forma de convivencia social nos ha legado con algunos retos vitales :
– Todos necesitamos de todos para salvarnos
– El desarrollo de nuestras habilidades digitales
– El desarrollo de la paciencia y tolerancia
– fortalecimiento de las defensas emocionales para el mundo desde un nuevo planteamiento de vida