Diría el SNTE: somos muchos, hacemos poco
Jaime Navarro Saras*
En días pasados, Alfonso Cepeda Salas, secretario general del SNTE, presumió de la manera más categórica que la CNTE no tenía la fuerza suficiente para hacer una huelga general en el país, lo cual es una verdad a medias, toda vez que, en efecto, el SNTE tiene casi todo el control político en la mayoría de los estados, salvo (como el propio Cepeda afirma) en Michoacán, Oaxaca, Chiapas y la Ciudad de México.
Lo que realmente Cepeda Salas debe decir es qué tanto ha influido su fuerza para lograr condiciones inmejorables para el magisterio que representa, cuando solo se ha dedicado a aplaudir cada una de las políticas emprendidas por las autoridades federales. Como una muestra de la actitud del SNTE, habría que remitirse a los últimos 12 años; con la reforma educativa de Peña Nieto no solo aplaudieron, sino que fueron los principales promotores y hasta defensores de los agravios en contra de los maestros; unos años después, en el sexenio de López Obrador, se pusieron a promover la Nueva Escuela Mexicana y cuestionar lo que durante los seis años anteriores aplaudieron sin inmutarse; con Claudia Sheinbaum igual, es claro que la reforma a la Ley del ISSSTE habría pasado sin ningún problema si es que no se hubiese opuesto la CNTE con las protestas, marchas y plantones en diferentes estados de la república.
El SNTE, al afirmar que la CNTE no tiene la fuerza suficiente para hacer un paro nacional, es una mentira, ya que realmente sí lo podría hacer; lo que sucede es que el propio SNTE se ha encargado de enjuiciar y señalar a aquellos trabajadores de la educación que se suman a las convocatorias de la CNTE. El mismo SNTE, a través de las Secciones 16 y 47, en lo referente al estado de Jalisco, por ejemplo, la hace de vigilante y policía a través de algunos profesores, directivos y supervisores incondicionales que hacen su papel al levantar oficios de abandono del empleo y mandar descuentos por el día o los días en que los trabajadores de la educación no cubrieron sus funciones en las aulas.
El punto central del tema es de qué le sirve a Alfonso Cepeda Salas tener el control en la mayoría de las secciones sindicales en los estados si no promueve o resuelve las demandas magisteriales en cuanto a derechos, salarios y calidad de vida. Sabemos, y eso nos lo ha enseñado la historia magisterial, que el 7% de trabajadores de la educación que conforma la nómina de la CNTE (según Cepeda Salas) ha logrado más mejoras y acuerdos que las emprendidas por el SNTE y eso es mucho hablar.
Lo que sí es cierto es que, tanto la Sección 16 como la 47 del SNTE en Jalisco, fieles a su naturaleza, han convocado al magisterio para marchar el 1º de mayo con el propósito de defender y exigir lo que la CNTE viene demandando en los últimos meses; lo que queremos saber es si logran reunir a la mayoría de los 80 mil trabajadores de la educación que conforman la nómina de miembros adheridos al SNTE en Jalisco sin la práctica común de prometerles un día o dos de licencia por el día de la marcha, y si las autoridades de la SEJ se hacen omisas a ello.
Sigamos, pues, siendo testigos del control del SNTE en el país y su actitud acrítica y sumisa a lo que la autoridad educativa le imponga y, de ninguna manera, de velar por los intereses y mejoras laborales de quienes, quincena tras quincena, les descuentan el 1% de su salario de manera obligatoria, así las cosas…
*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com
Con la lectura de tu artículo, mi estimado Jaime, la memoria “jalonó” a Benedeti increpando a Cepeda: “¿…de qué se ríe señor ministro…de qué se ríe?…si al fin y al cabo es usted el palo mayor de un barco que se va a pique”.