Desvalorización de la política
Rubén Zatarain Mendoza*
Las actividades de personas, grupos y partidos se multiplican en el año electoral (cierre ahora de precampañas) y aunque la lectura de la realidad se complejiza por el alud de información y desinformación propagandística en redes sociales, televisión y radio, nuestro país, nuestra democracia, está lejos de convocar a la ciudadanía crítica e informada que la propia coyuntura y momento histórico exige.
Las propias prácticas políticas de quienes ostentan liderazgo en la conducción de los partidos políticos no dignifican el oficio de la política ni serenan a la ciudadanía en materia de gobernabilidad y conducción de los destinos de las entidades federativas como es el caso de la priista Coahuila y la vitrina nacional del museo de la inmundicia en que se convirtió el denominado “Acuerdo político electoral Coahuila 2023-2024”.
Pieza de colección, objeto de hermenéutica, evidencia de las aguas movedizas negras en las que deviene el trípode de la alianza entre el PRI, PAN y PRD.
En este caso el acuerdo político involucra al PAN y su neófito y descarado líder por un lado y al PRI y dirigencia y el gobernador electo Manolo Jiménez por otro.
Pongamos brevemente la lupa en el convenio suscrito en Coahuila (el estado de los Moreira y del líder actual del SNTE) un documento icónico del estado de la inmoralidad y descomposición en el que han caído los partidos como instituciones políticas; el estado de putrefacción y de reunión mafiosa en las alianzas partidistas, los delincuentes electorales impunes.
En una democracia madura la última elección de Coahuila debiera eliminarse por el tufo que emerge ingrávido de sus cloacas y que letra a letra, palabra por palabra cobra corporeidad en el “Acuerdo político electoral Coahuila 2023-2024”.
Los intereses y el agrupamiento mafioso y cupular sobre los lomos de una ciudadanía que al acudir a las urnas observa el espejito de colores de las promesas de cambio, de las promesas casi siempre incumplidas de mejora de la seguridad, empleo, salud y educación, entre otros rubros.
Personajes activos de una oposición aliada sembradora de miedo y mentiras desde 2018, se convierten de nuevo en personajes de historieta de ambiciones particulares y burdo cálculo de beneficio inmediatista.
Objeto de análisis de politólogos y medios ante los micrófonos, los líderes cínicos ases de desvergüenza: del PAN, el michoacano Marko Antonio Cortés Mendoza; del PRI, el campechano mil veces exhibido Alejandro “Alito” Moreno.
De la historia oral de una clase gobernante a la evidencia escrita como carta notarial de exhibicionismo del basurero en el que convierten algunos la práctica política.
Las prácticas políticas que todo lo ensucian y de donde emergen los gobernantes que construyen gobernabilidad y “bienestar” para todos.
Desde la mirada del ámbito educativo el escrito refiere el reparto del 20% de los puestos directivos en el sector educativo.
La caja negra en las entidades federativas en un marco de federalismo donde hay prácticas nefastas de nepotismo y venta de plazas jamás juzgada en estados como Jalisco, en su alternancia PRI-PAN-PRI-MC.
Vaya sistema el nuestro que desnuda también de paso la calidad ética del sindicalismo del SNTE que ahora hace mesas de diálogo sobre el pliego de peticiones 2024 y lucha por el despegue salarial.
El Acuerdo señalado es prueba, evidencia por escrito, de las fuerzas políticas participantes del festín, corruptas y corruptoras que la volvieron a hacer en Coahuila.
No es asunto menor porque exhibe las prácticas políticas de tres de los partidos gobernantes en la historia reciente de nuestra democracia. Presidentes y gobernadores, millonarios e impunes, líderes del pasado inmediato salpicados por la evidencia, el necesario juicio de la historia, la exigencia de rendición de cuentas.
Es necesario meter bisturí a las concertacesiones, a las componendas que han llevado al país, a las entidades federativas a este estado de cosas.
20% de las plazas directivas en el sector educativo como objeto de reparto explícitamente planteado y sin pudor en el acuerdo.
El sector educativo como botín contra toda la dignidad de la carrera profesional y escalafonaria del magisterio.
Las líneas a seguir en materia de componendas y corrupción, el debate público necesario, la administración pública de los asuntos sustanciales como rehén de interés personal y partidista.
La compleja realidad nacional y la gestión de la democracia en manos de calculadores sin escrúpulos.
La inmundicia con nombre y apellido, los goznes y coyuntura a seguir en la investigación del fenómeno de la corrupción que es cáncer social.
No muy atrás, no muy lejos. Algunas muestras.
Las elecciones de 1989 y la llegada del salinismo, el priismo de fachada neoliberal que se distancia de los principios revolucionarios y posrevolucionarios en materia social, la llegada de Elba Esther Gordillo al SNTE, la carrera magisterial como otro objeto de deseo de los maestros y las maestras, la tentadora corrupción y el advenimiento de la era evaluadora donde se era juez y parte.
Larga la línea histórica, la estela de los acontecimientos de matiz corruptible, el acuerdo exhibido por Marko Cortés, la reflexión necesaria por salud de la república más allá de análisis justificatorios como lo intentó hacer con piernas cruzadas y traje el periodista Carlos Marín.
Desde la “pendejié de Xóchitl Galvez hasta la incorporación de sus hijos a la propia campaña”, “el orgullo de mi nepotismo” refería el ex presidente José López Portilo y Rojas. Para la empresaria ingeniera Pinocha, falsamente simpática, no importa perder (crónica de una derrota anunciada) en las elecciones, importa ganar; importa asegurar para la familia presupuesto de origen privado y público escasamente auditado.
Desde las reformas estructurales peñistas hasta la participación del candidato presidencial Ricardo Anaya por el PAN en el cabildeo y compra venta de voluntades de diputados. La mal llamada reforma educativa entre estas reformas y acuerdos de componenda cupular; pendiente la rendición de cuentas de los diputados y senadores votantes, del contubernio y corrupción de la Secretaría Nacional del SNTE, del silencio cómplice de los secretarios seccionales en las entidades federativas.
La estafa maestra y el “No te preocupes Rosario” del sexenio pasado.
Felipe Calderon y su arribo dudoso, el fraude electoral, la campaña cara de “Es un peligro para México” ; García Luna y Calderón, el baño de sangre, la seguridad como estafa ciudadana, como empresa de los responsables de la toma de decisiones al más alto nivel. La rendición de cuentas de los ingresos petroleros, Luz y Fuerza de Centro, la guardería ABC.
El amasiato Calderón-Gordillo Morales, otra capa al sedimento de la corrupción crónica del SNTE.
Los amigos de Fox, la traición a la democracia y sus acuerdos, los hijos de Martha Sahagún, los ingresos petroleros y el precio del petróleo, las cuentas mochas como su águila nacional.
Zedillo y el Fobaproa.
Salinas y su legado privatizador de empresas paraestatales. Su euforia de Modernización Educativa y la imposición de Elba Esther Gordillo Morales.
El panista Diego Fernández de Cevallos, Punta Diamante, su carretera del amor y las boletas electorales.
Las alternancias en los gobiernos de los estados, los priistas, los panistas, los perredistas y recientemente los emecistas, muchos ejemplos de masters y pupilos en materia de corrupción; las huellas profundas a seguir en los sectores de educación, salud y vivienda, de impartición de justicia, entre otros.
Analizar el pasado inmediato, ampliar la mirada sobre el presente.
El veneno hecho palabra y mentira, los insaciables mordelones de la riqueza nacional.
El asunto de Coahuila, PAN y PRI, las alianzas políticas, el oficio de hacer política estilo “alito” o “markito” que descalabra la credibilidad y confianza de la ciudadanía una vez más.
Los que destazan las instituciones y gobernanza por 30 monedas o el 20% de las plazas directivas en la SEP, o notarías o magistraturas, los que desvalorizan la política.
Los que no hay que perder de vista, la memoria fresca colectiva, la recapitulación, el necesario coraje para no olvidar a los traidores y vividores de la patria.
Desde la mirada de maestros y maestras, el insultante y mezquino 20% de las plazas directivas por componendas y asignación discrecional.
Las cuentas por hacer rendir y las rutas de corrupción por diseccionar en las Secretarías u organismos nacional y estatales que administran el sector educativo.
La desvalorización de la política, la desvalorización de la ética y honestidad en el sector educativo.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]