Descansar

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Al igual que saber trabajar y hacer práctica del valor de la laboriosidad, saber descansar es un arte y también es una competencia por aprender.
Reinstalar la energía mental y la energía física en un marco integral de vida saludable siempre será un reto de formación en materia de hábitos y actitudes.
Hay hábitos por consolidar, hábitos por cambiar. Los tiempos y movimientos a nivel personal, a nivel familiar, en el entorno del hogar.
Aprovechar el espacio de vacaciones de verano para que los estudiantes fortalezcan saberes aprendidos en la escuela y saberes por aprender en la interacción informal diversificada que ofrece la casa hogar y la socialización en las calles y el barrio.
En ese punto ciego que aún tenemos por comprender, en relación a las actitudes por fortalecer, cabe la observación paciente de las reacciones de los niños y niñas en la vida cotidiana de casa, en los entornos donde se desenvuelve espontáneo y natural.
Su actitud ante el trabajo.
El despliegue de su autonomía en la resolución de problemas cotidianos y administración del tiempo.
Su actitud ante las relaciones humanas del entorno inmediato.
Sus habilidades socioemocionales en ejecución.
Su capacidad comunicativa y práctica de frases prácticas como “gracias” y “por favor”.
Los registros, la mirada atenta e interpretativa, la ficha descriptiva como instrumento donde tenemos que sistematizar el saber sobre aquellos que decimos amar.
La corrección de comportamientos indeseables que es impostergable.
Rutinas de sueño, de juego; tolerancia a la frustración, interacción con iguales, hermanos y familiares cercanos, calidad de sus preguntas, superación del estadio egocéntrico y educación de los gustos y disposiciones.
El cada vez más escaso tiempo que les deja libre el celular, el video juego o la televisión, la emancipación del autismo digital para derivar tiempo de juego y maduración psicomotriz o mejoramiento de las habilidades científicas, matemáticas, lingüísticas o sociales.
La práctica del deporte en el nivel de sus capacidades.
Recuperar la escena aquella donde un grupo de niños y niñas se relacionan a través de los juegos tradicionales.
Enseñar a gestionar el ocio y el tiempo libre para huir de esa red social y esa pantalla emisora de fotones y colores, enceguecedora de entendimientos, atrapadora del tiempo y de los sentidos.
El tiempo de lectura libremente seleccionada, el tiempo para correr detrás de la pelota, saltar o montar en bicicleta, el tiempo de conversar y compartir abrazos.
El tiempo del parque infantil y del curso de verano en la ciudad. Nadar, cantar, pintar, reír; el tiempo para contemplar la lluvia, el crecimiento del maíz o para improvisar acaso un columpio bajo las ramas del mejor árbol mientras vuelan las aves, mariposas e insectos, mientras hacen volar los despeinados cabellos infantiles los imprevistos vientos de la tarde.
Observar la luna llena de estos días, maestra de la naturaleza que capta cada vez menos miradas.
Cada día es un ciclo de día y noche, un paquete de tiempo de vigilia y tiempo de sueño que marca la actividad de los menores, la oportunidad de aprender la convivencia, no olvidar nunca aquellos veranos que robó la pandemia de Covid 19.
Soltar los estados mentales que obstaculizan la reinstalación de la energía física e intelectual plena, hacer músculo, agilidad, aprender a correr y saltar, prepararse físicamente para los retos venideros.
El ritmo y la calidad del descanso de los adultos y la urgencia de reinstalar la energía que la dinámica del trabajo y los traslados generan.
El descanso de los pequeños como oportunidad de aprender en libertad y de liberarse de la agenda obligatoria de contenidos que impone la escuela.
Los fines y las cualidades diferentes, la necesidad de conciliación.
Aprender juntos a liberar el estrés.
Vacacionar los ojos de la esclavitud de las pantallas y los dedos de los teclados y controles.
Las rutinas del descanso para reponerse Físicamente.
La gimnasia cerebral y la meditación entre otras estrategias para instalarse mentalmente.
Revisar el modelo formativo familiar de estímulo recompensa.
El agotamiento del modelo de premio y el castigo.
Observar al niño.
Observar a la niña.
Observar a los adolescentes y jóvenes, confiar en el proceso de formación en su juicio moral.
La irrenunciable formación de valores, los métodos de enseñar y aprender, el diseño colaborativo en familia de sus estrategias. Los sujetos cooperativos tan caros a las familias buenas y eficaces.
Enseñar y aprender a postergar la satisfacción de la recompensa. El arte de formar la espera, la toma de decisiones, la capacidad de gestionar el mejor momento y la oportunidad.
El manejo del tiempo y el reloj, la formación de los hábitos y la sincronía con el reloj biológico, establecer horarios de sueño, aseo y comidas.
Descansar para mejorar logros y resultados, el arte de humanizarnos y educarnos en casa tomados de la mano y construyendo diálogos respetuosos, comprensivos y empáticos.
Descansar.
¿Finalizamos? Ya casi, sólo un apunte final.
¿Y el descanso de los maestros y las maestras en este receso escolar? Fundamental. El derecho laboral y la dimensión humana de la salud física, psicológica y emocional de los educadores. Descansar sin dormirnos del todo, descansar con un ojo al gato y otro al garabato, porque hay que leer la realidad nacional política e informativa y definirse en la defensa del libro de texto gratuito, en la defensa de la escuela pública, porque las fuerzas conservadoras toman ahora como trinchera el asedio a la nueva propuesta de libros generación 2023 hecha por maestros y maestras.
Incompletos, mejorables, si.
Desechables, embodegables, manipulables por manos negras, no.
El libro es objeto de deseo mercantil y es politiquería y mueve voluntades de jueces de decisión negociable.
Los tambores de guerra neoliberales con voces y máscaras de la industria editorial no por ser altisonantes y reiterativos tienen la razón.
Los enemigos de los educadores vuelven y es bueno no perderlos de vista. Insisten, hacen causa como en tiempos del imperio de Maximiliano, la guerra cristera o la reforma educativa peñista
Baste el ejemplo de Claudio X. González y sus huestes en los medios de comunicación como Adela Micha y Calos Loret de Mola, entre otros; o la deshonesta, incorregible y ambiciosa Bertha Xóchitl Gálvez Ruíz, ex delegada y senadora panista muy cercana al cierre de la Escuela Normal Rural del Mexe Hidalgo, enclavada en la localidad de donde es originaria.
Descansemos, vigilemos, apoyemos a los maestros y maestras destacados colaboradores de los libros de texto nuevos.
Luego, damos oportunidad a la lectura de los nuevos libros de texto y en la práctica siempre contextual retroalimentar las propuestas.
Descolonicemos mentalidades y hagamos praxis de la memoria histórica.
Descansemos y militantes, a nuestro regreso a Consejo Técnico y a clases, participemos con fundamentos pedagógicos, la fortaleza de las maestras y maestros.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]

Comentarios
  • Griselda Gómez de la Torre

    Muchas gracias por provocar la palabra desde este sentipensar Dr. Rubén Zataráin.

    El tiempo de esparcimiento como tiempo para mirarse adentro, desde qué nos habita, el reencuentro con lazos familiares, sanar la vida.

    El derecho al descanso, y parafraseando al principito: “es el tiempo que dedicas a tu rosa el que la hace importante”, aquellos con quienes compartimos nuestro más valioso tesoro: el tiempo de vida que transcurre.
    Nuestra existencia se resume en los lazos íntimos con quienes compartimos los momentos más importantes, lo que nos llevaremos con nosotros como nuestra del paso por la vida.

    El derecho al descanso y la desconexión, volver a lo fundamental, acceder al espacio asidero en el que somos nosotros más allá de los roles sociales laborales en el que nos desempeñamos, en esta sociedad “del cansancio” como lo nombra Byung Chul Han, es necesario, imprescindible el espacio para estar con lo íntimo, “el elogio de la inactividad” la vida contemplativa, el acercamiento a la naturaleza, su revalorización fundante.

    El llamado es hacer lectura de realidad, reconociendo los síntomas sociales que se desprenden de la sociedad del consumo, en el que la vida se apaga y nos envuelve la sociedad del cansancio, urge abrir la mirada comenzando por la propia reconstrucción, el sentido y valor de la vida, el eterno retorno sobre sí en conexión con el NosOtros y la naturaleza, aprender a mirar desde la contemplación de la vida y la coexistencia.

    “La emoción que constituye la coexistencia social es el amor. Esto es, el dominio de aquellas acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en coexistencia con uno y nosotros.
    Los seres humanos nos hacemos seres sociales desde muy temprana edad en la coexistencia social en familia”. Maturana

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