Democracia y justicia
Rubén Zatarain Mendoza*
Las primeras lluvias y el viento se han llevado las mantas publicitarias de la elección del nuevo Poder Judicial; el sol y el calor se suman a estos factores y también las bardas lucen descoloridas. La publicidad e invitación a la ciudadanía para que vote se ha borrado parcialmente.
La democracia como una oportunidad, la justicia como un horizonte de futuro diferente, dados los antecedentes y las inconformidades contra los distintos órganos que se encargan de impartir justicia.
El nepotismo, los altos salarios de magistrados y jueces y la imparable corrupción, que parece ser el sello de las prácticas judiciales en oficinas y tribunales, son los molinos de viento a enfrentar en esta ancha Castilla de inequidades e injusticias; mejorar las cosas sin excusa ni pretexto es parte del imaginario colectivo de una sociedad herida y fracturada cuando no hay garantías en la impartición de justicia.
México y el camino sin retorno tomado este 1º de junio como esperanza de un futuro distinto. Nuevos actores, renovadas expectativas, tal vez un poco de más sensibilidad y cercanía con las causas de la gente.
La lucha sin tregua de ahora y lo que viene, las estructuras implícitas y explícitas para maniatar los cambios en el pasado inmediato. El lado correcto de la historia con la experiencia democrática falible para muchas miradas; fiable y llena de perspectiva de mejora para los que verdaderamente tomaron el cambio en sus manos y llenaron con ilusión las boletas; el mandato de los votantes.
La transformación posible ahora que se han debilitado los frenos de mano en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la transición y problemática que hay que atender de manera urgente, los asuntos trascendentales para el sano desarrollo de la gobernabilidad, la baja percepción de la eficiencia de las instituciones lejos del ideal y garantía de justicia para todas y todos.
La recopilación de las cifras, los números y la definición de los ganadores de la contienda están en manos del INE, mientras los medios dominantes de prensa, radio y televisión siguen tendencias de desacreditación del proceso.
La libertad de expresión confusa y corruptible en las aguas turbias de la desinformación crónica y malintencionada.
Levantar el tono de la voz impune, jugar simbólicamente con el encono y el odio fácil; los inicios de junio, atrincherarse en la libertad de expresión, las debilidades y fortalezas de un Estado que aspira a ser democrático.
Libertad de expresión sin decoro de la comunicación y el lenguaje, para parcos en la argumentación y cortos en la medición del termómetro de la voluntad popular, llegar al punto de la ofensa y el improperio.
El ejercicio de elección del poder judicial el domingo 1º de junio como hito histórico en varios sentidos.
La página y el texto, los dichos y los no dichos, el comportamiento individual y colectivo por leer y releer.
Muchos ojos observadores, muchos intereses políticos, económicos y religiosos en el cruce de una actividad que prueba la capacidad de sobrevivencia de la democracia mexicana.
Hay un electorado que ejerce el sufragio con escasos elementos de información sobre los candidatos y candidatas; hay una frase de una votante ilustrativa: “No sé ni qué onda, pero quiero votar”. Hay narrativas perdidas en el polvo de la jornada, como aquella trabajadora de uno de los ayuntamientos en Jalisco que decía cómo y por quién llenar las boletas de los distintos cargos, de los distintos colores.
En el marco de la libertad, la participación ciudadana superó con poco margen al ejercicio aquel del 1º de agosto de 2021 de la consulta popular para “Juzgar a expresidentes” o la organizada el 10 de abril de 2022 relativa a la consulta de revocación.
Los expresidentes, aun del periodo neoliberal, ahora llorosos y sonrientes por el tema de sus pensiones perdidas, una caricia para ellos, ahitos de dinero, hecho del cual sonríen como hienas.
El ejecutivo 2018-2024 sin el respaldo necesario para este propósito de esa dimensión y envergadura.
Las experiencias democráticas inéditas como oportunidad para la ciudadanía que no había vivido procesos como opinar sobre el mandato del presidente, el juicio a los expresidentes o la reciente votación para elegir al nuevo poder judicial.
Demasiados cambios en tan breve tiempo, la democracia como práctica de vida en algunas de sus formas aún por materializarse.
La mayoría de edad como ciudadanía está en ciernes.
Aun así, muchos cumplieron su deber ciudadano y acudieron a las casillas establecidas en la estructura de organización del Instituto Nacional Electoral, muchas de ellas instaladas en escuelas.
De las lecciones que arroja el proceso, las siguientes:
1. La historia del Estado mexicano como república bicentenaria, su división en tres poderes, ilustra prácticas democráticas en la elección de los poderes ejecutivos del país, estados y municipios; experiencia en la elección de legisladores en ambas cámaras.
2. La etapa fundacional del periodo de democratización del poder judicial, iniciada el pasado 1º de junio, toma a la sociedad mexicana y sus electores con una estela de desconocimiento sobre la manera como funciona el poder judicial.
3. La importancia de la impartición de justicia es visible en los discursos y mensajes que se emitieron de distintas fuentes con perfil conservador, el bastión político en el que se convirtió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sintetizado en la prepotencia y comportamiento de actores como Norma Piña.
4. La renovación del poder judicial va, aun contra las manifestaciones derechistas y amenazas de la CNTE, que de manera sincrónica y en el marco de la libertad, se organizaron contra el proceso.
5. El nuevo poder judicial va aún contra todas las campañas de boicot del voto y la desacreditación y denostación del antes, durante y después del proceso electoral. Los que temen al cambio, los desplazados, los que ahora no duermen.
6. La sociedad mexicana tendrá que aprender a involucrarse activamente en los temas que atañen a la justicia. Esta es una gran oportunidad para entender la estructura de impartición de justicia en el país y las entidades federativas.
7. El alfabeto básico de las áreas especializadas del Derecho, el funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de los tribunales y colegiados, de los ministerios públicos, entre otros, serán asignaturas posibles en el escenario venidero.
8. De la oscuridad a la progresiva luz.
9. Una página más se ha escrito en el devenir histórico del país. Nadie dijo que hacer democracia es fácil en las condiciones políticas del actual momento.
10. Tampoco será fácil levantar la credibilidad de las estructuras e instituciones garantes de la justicia en las arenas movedizas y escombros de la ética ausente, de la compra-venta de casos y litigios.
De los profesionales del campo se exigirá, además de saber y experiencias, un irrestricto apego a la ley y al mandato y confianza delegado por el pueblo a través del sufragio.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com
Democracia con esperanza, confianza, futuro.