Defender al magisterio

 In Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Un tiempo fue casi un deporte atacar y hablar mal de los maestros, principalmente durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y con Aurelio Nuño Meyer como secretario de Educación. La campaña la inició el presentador Carlos Loret de Mola a través del documental De Panzazo, financiado, entre otros personajes, por Claudio X González y su brazo operador Mexicanos Primero.
Casi al unísono y por todos los canales de comunicación oficialistas y financiados por el gobierno federal, aparecían a diario notas y acusaciones en contra de los maestros y sin derecho de réplica; son ejemplares los encabezados en noticieros y artículos de opinión donde acusaban al magisterio de Oaxaca de terrorista e hicieron hasta lo imposible por denostarlos y señalarlos como malos mexicanos. El propósito era muy claro: herir de muerte a la escuela pública y recortar lo más que se pudiera la nómina magisterial y el presupuesto a la educación impartida por el Estado.
Fueron seis años de terror para los maestros. Durante ese tiempo, muchos docentes fueron cesados por no acatar las políticas de la reforma educativa y por estar en contra de los procesos del INEE (Instituto Nacional de Evaluación Educativa). Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a Palacio Nacional, la presión y el señalamiento al magisterio bajaron de intensidad, no así las demandas eternas en materia salarial y los temas de capacitación, actualización y profesionalización de la labor docente.
Sabemos que hay un sindicato oficial (el SNTE) que, más que defender al magisterio, lo suyo ha sido acomodarse con cuanto gobierno llegue a gobernar; para ellos no es ningún problema haberse vestido de tricolor hasta el año 2000, después cambiar la vestidura al color azul durante dos sexenios, posteriormente volverse a poner los colores del PRI seis años más y, desde 2018 a la fecha, de guinda con Morena, que hasta una senaduría le otorgaron a su secretario general. En cambio, la CNTE, que ha defendido la bandera de la izquierda y se supone que Morena surgió de allí, muy al principio de la llegada al gobierno se le respetó gracias a que hicieron trabajo y apoyaron ampliamente durante el proceso electoral al presidente López Obrador. Incluso algunos miembros de la Coordinadora ocuparon espacios en el gobierno y en algunos congresos locales como Oaxaca, Michoacán, Guerrero y la Ciudad de México. La misma Leticia Ramírez Amaya, quien ocupó la Secretaría de Educación entre 2022 y 2024, perteneció a la CNTE hasta 1992.
En todo lo que va de 2025 y justo después de que el gobierno federal intentó reformar el ISSSTE, la CNTE salió a las calles para protestar. Lo suyo tenía que ver con la exigencia de derogar la Ley de 2007, y donde Claudia Sheinbaum se comprometió en campaña a eliminar dicha Ley; sin embargo, la presidenta señaló que eso no es posible porque no hay recursos para ello y para lo único que ha alcanzado es para congelar la edad de jubilación, pero no más. Fue tal el embate de la CNTE, que la propia presidenta los ha hecho a un lado y el SNTE ha retomado protagonismo.
El clímax de este desencuentro fue días antes del 15 de mayo (Día del Maestro) y después del anuncio del famoso 9% de incremento salarial, que a la fecha aún no se ha aclarado cuánto de ese 9% va al salario (concepto 07) y cuánto a prestaciones, aunque no pasará del 4% (igual que la UNAM y el IPN). El esquema seguido por el gobierno federal ha sido el mismo que siguieron los gobiernos neoliberales: minimizar a más no poder las disidencias. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que al gobierno federal (sea el color que sea) no le gustan las protestas y mucho menos los cuestionamientos de sus políticas, lo mismo la reforma educativa de hace 12 años que la Nueva Escuela Mexicana y la USICAMM.
Al magisterio no le quedan muchas opciones; ni los discursos tibios ni las promesas del gobierno federal lo satisfacen, mucho menos las prácticas del SNTE y el eco que hace de las políticas oficialistas. Lo que sí le queda claro es que las protestas de la CNTE han logrado más cosas con un 7% de representación que lo que ha logrado el SNTE con el 93% de trabajadores de la educación en el país. Sin embargo, los maestros inconformes solo miran en televisión y por las redes sociales la lucha de los maestros disidentes con la impotencia de no participar por sentirse temerosos de que se les señale y pierdan lo poco que tienen.
Lamentablemente, los maestros, por su origen y por la forma de cómo se les ha educado en las escuelas Normales, viven en el conformismo y la gran mayoría, sobre todo en estados como Jalisco, considera que la protesta es mal vista y son los mismos maestros los encargados de minimizar cualquier brote de inconformidad, porque eso sí, esas actitudes magisteriales cobran tarde que temprano algún favor gracias a la quietud y ausencia de sentido crítico del magisterio. No por algo Jalisco está muy bien representado a nivel nacional en el CEN del SNTE.
Caso curioso, y es de señalar, el día de ayer la representante de Mexicanos Primero en Jalisco, en su comentario editorial en Radio Metrópoli, se le vio defendiendo a los maestros, casi en el mismo tono que lo hizo Claudio X González cuando hace unas semanas se les reprimió a miembros de la CNTE. Dijera el viejo maestro rural: “¿Cómo cambian los tiempos?”

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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