Debatidos reemplazos
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
A principios del siglo XX, en el ámbito francófono, se generó una perspectiva llamada “el gran reemplazo”. En apretada síntesis, esta visión argumentaba que los habitantes blancos de varios países estaban siendo reemplazados por inmigrantes de orígenes asiáticos y africanos. Esta visión nacionalista se reavivó en 2011 con un libro del autor francés Renaud Camus cuando publicó un libro con ese título en el que señalaba que, principalmente los musulmanes, que tienen una tasa de natalidad más alta que los grupos étnicos considerados “blancos”, se proponían desplazar a las poblaciones de diversos países y llevar a la extinción de la raza blanca.
Un término parecido se ha utilizado desde hace décadas en la demografía para designar el proceso por el cual los inmigrantes a determinados países reemplazan a las poblaciones que reducen sus tasas de crecimiento y a la vez tienden a envejecer. Los expertos en demografía y en inmigración han discutido al menos desde hace cincuenta años que este mecanismo, por el cual se torna necesario abrir las puertas a trabajadores con orígenes en países con poblaciones más jóvenes. Esta lógica fue el fundamento de parte de las decisiones para que Europa ofreciera asilo a inmigrantes sirios en 2014 y 2015. La “inmigración de reemplazo”, ayudaría a cubrir los problemas de los recursos dedicados a las pensiones, en poblaciones cuya proporción de trabajadores se reduciría dada la creciente magnitud de jubilados en una población con bajas tasas de fecundidad y altas tasas de envejecimiento. El mismo término se ha utilizado para hablar de casos en los cuales un determinado grupo de migrantes se traslada a trabajar a otro país y deja sin atender algunas áreas laborales. Así, hemos sabido que en Jalisco, muchos jóvenes se van a trabajar a Estados Unidos con el argumento de que es más rentable trabajar allá y pagar a otros trabajadores para que atiendan las actividades económicas en sus lugares de origen. Ante la constante declaración de que trabajar un año en Estados Unidos equivale, por el diferencial de salarios, a trabajar siete años en sus pueblos en Jalisco, estos jóvenes son reemplazados en sus trabajos por migrantes de otros estados más pobres, como San Luis Potosí o Chiapas.
En relación con la expresión con la que abrí este texto, “el gran reemplazo”, a principios de mayo de 2022 se suscitó otra balacera más en un supermercado en la localidad de Buffalo, estado de Nueva York. El perpetrador hirió fatalmente a diez personas y dejó con lesiones a tres más. Su justificación para matar personas de origen étnico africano: “los estadounidenses blancos corren el peligro de ser sustituidos por personas de otras razas”, en especial por inmigrantes musulmanes. Algunas personas que apoyan esta teoría señalan que se trata de una conspiración de los políticos demócratas para forzar un cambio demográfico a través de la inmigración de personas que votarían por el partido demócrata, marginando al Partido Republicano y a las personas de raza blanca.
Por otro lado, en días recientes, el presidente de México visitó Cuba y estando ahí firmó un convenio por el cual transferiría varios millones de pesos mexicanos al gobierno de Cuba a cambio de un contrato con médicos de aquella isla. Los médicos cubanos vendrían a cubrir los huecos que los profesionales de la medicina en México no logran atender. En el largo debate que se ha desatado desde que se anunció que vendrían 500 médicos cubanos, se han esgrimido argumentos a favor y en contra. Por una parte, que no debe discriminarse a estos profesionales que vendrán a ayudar a mejorar las condiciones sanitarias de nuestro país, dado que los médicos de la isla se encuentran entre los más preparados del mundo. Argumentar que son pobres y que cobrarían poco (o que cobrarían siete veces más que los médicos mexicanos; nótese la proporción similar a la que citan los migrantes que van a EUA) para beneficiarse a ellos o a su gobierno, ha sido parte de las razones para invitarlos pero también para debatir que el presidente está usando recursos que debería pagar a los miles de médicos que esperan conseguir trabajo en nuestro país. El asunto no se resolverá pronto, pero habría que señalar que se trata de un asunto de análisis de profesiones que no se había anunciado ni se había señalado como una crisis de escasez, sino que se veía como una crisis de desempleo y de precariedad para quienes sí tenían plazas pagadas con dinero público.
De alguna manera, la migración de los médicos cubanos a nuestro país se podría considerar como “de reemplazo”: en vez de emplear a médicos mexicanos que señalan que no han podido conseguir empleos. A pesar de las promesas que se extendieron también, durante décadas, a quienes estudiaran la escuela Normal para dedicarse al magisterio, los médicos pasan años y lustros sin acceder a un empleo en el sector público, dentro de un sistema de salud que deja muchas áreas de especialidad y geográficas sin atender adecuadamente. Al consultar con abogados dentro y fuera de UdeG, recibí comentarios que sintetizo. Según el abogado Carlos García, “no es por simple invitación” que pueden llegar estos médicos a ejercer en México. Haría falta una invitación, sus títulos profesionales deben pasar por un proceso de revalidación y homologación en la Secretaría de Educación; deben pasar por cursos y exámenes de habilidad, conocimiento y habilidad; deberán tramitar su visa FM y darse de alta en la Secretaría de Hacienda para pagar impuestos por los sueldos devengados, además de pasar por los departamentos de recursos humanos que los asignarán a las clínicas.
El doctor Carlos Ruiz, del CUCSH de UdeG, comentó que siempre han existido esquemas de excepción al marco legal vigente. Ha habido casos previos de cubanos a los que se les regularizó su estancia como profesores huéspedes; además del caso de los chilenos refugiados en México durante la dictadura de Pinochet.
En el caso de los médicos cubanos los debates que se han suscitado en los ámbitos de la salud y de la educación no cesarán pronto. Lo que no ha aparecido son los datos de estudios de las profesiones de la salud que requieran la llegada de nuevo personal a causa de un déficit de médicos en México: ¿se trata de escasez de profesionales o de una mala distribución de las instalaciones de salud en el país?
Las balaceras en Estados Unidos sientan un trágico precedente en esta lucha discursiva y política. Si ya es conocido que muchos médicos se resisten a ir a zonas rurales por la violencia en ellas, la llegada de médicos extranjeros se presta a la ambigüedad. ¿Bastará con que sean médicos para que sean aceptados? ¿O será suficiente con que sean extranjeros para que sean rechazados?
Tampoco se ha documentado (o reconocido) la necesidad que tiene ese contingente de profesionales para refugiarse y buscar empleo en México, como en cambio sí se ilustró en el caso de los sirios que huían de una guerra en su país. Una serie de argumentos implícitos en el acuerdo entre los gobiernos de México y Cuba parecen haber sido “reemplazados” por buenas intenciones cuyos fundamentos no han sido suficientemente informados ni a las poblaciones (en el estado de Guerrero, se ha dicho) a las que atenderán estos 500 médicos, ni tampoco a los profesionales que se inconforman por sentir que en vez de emplearlos a ellos se llena el mercado laboral con esquiroles de un país extranjero.
*Doctor en ciencias sociales. Departamento de sociología de la Universidad de Guadalajara. [email protected]