De Freire y la esperanza

 en Verónica

Verónica Vázquez Escalante*

El siglo XX tuvo interesantes personajes en todos los ámbitos, hoy se menciona específicamente a un grande del campo de la Educación y la Filosofía, Paulo Freire. Nació en Recife, Pernambuco en 1921 y murió en Sao Paulo en 1997.
Él dijo, entre muchas otras cosas: –“Hay personas que hacen nacer flores donde nadie pensaba que fuese posible”–. La connotación de la frase al presente artículo es porque con frecuencia se escucha, lee y observa entre la comunidad educativa (llámense docentes o discentes, administrativos o directivos e incluso padres de familia) la desesperanza por una mejora educativa. Se aceptan las ideas, los comentarios y el análisis de los discursos con total falta de querer retomar lo que sea necesario y posible para mantener, como decía Freire la “…inspiración de la esperanza emancipadora”. Cabe recordar que una de sus obras, la última, se tituló “La pedagogía de la Esperanza” y hace alusión a esos momentos cuando la escuela y los maestros son (o somos) objetos de agresión y exclusión; pero al mismo tiempo, al reflexionar en el vaivén del océano de sabiduría con la que escribió, denota la necesidad de tener que transitar por esos contextos, entornos críticos en lo que es preciso ir, re-crearse, re-fundamentar para así, renovarse en ellas.
Un verdadero docente siempre está abierto al diálogo, a afrontar con actitudes positivas las situaciones que inviten a resolver problemas, a reinventarse. Freire decía que el diálogo es una actitud y una praxis, aquí inicia otro tema, sin embargo, si se puede solicitar que el magisterio vuelva a comprender y asumir la satisfacción de la práctica de ser maestros. Comprender que una actitud innovadora desde el origen o perspectiva epistemológica, fracture las prácticas que han venido devaluando (nos) el presente, que el ejercicio educativo haga emerger la verdadera y profunda relación intrínseca entre la vida y el estudiante, que esa energía potencializadora transforme gradualmente la práctica creadora para “rehacerse a sí mismos” “reinventar la sociedad” o definitivamente considerar renovarse o morir.
Sin caer en excesos ni en dramas pero retomando al personaje de hoy, también él aseveraba que “la verdadera realidad no es la que es, sino la que puja por ser”. Segura estoy que se han hecho cientos de foros para comprender a Freire, para rescatar tanto como sea posible lo que él consideraba parte esencial de la mezcla de la educación y la filosofía, afrontar simultáneamente los valores humanos con la educación es una tarea ardua, demanda una curiosidad científica rigurosa y también empapada de un humanismo forjado por lo que puede llamarse vocación.
Si se pudiera escribir una carta a Freire para contarle sobre el actual sistema educativo en México, definitivamente habría mucho que subrayar. Y si cuestionáramos a los alumnos así: ¿para qué quieres estudiar? Creo que sus respuestas nos asombrarían, tal vez nos impactarían, podrían desilusionarnos o dejarnos con la reflexión de encontrar esa semilla de esperanza que no debemos olvidar. La Teología le llama Fe.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

Comentarios
  • verónica vázquez-escalnte

    Fe de errata.
    Dice:Nació en Recibe
    Debe decir: Nació en Recife

  • revistaeducarnos

    Muchas gracias, ya se corrigió, saludos

  • Julieta Pérez Fernandez

    Saludos Doctora:
    Muy acertado su documento! Mi opinión en cuanto la base filosófica de la educación, me parece que los jóvenes que se inician en el magisterio, se encuentran más sumergidos en “ocupación ” de la praxis, que en la filosofía de la misma.
    No solo en México, donde se busca “hacer” y no en “pensar”, son muchos los paises donde poco se piensa u opina, al igual que aquí. Pensar y opinar aparecen, cuando se acepta que otros piensan diferente, actúan diferente pues son diferentes. Hasta que aparece la madurez emocional, que no en todas las personas aparece….

    • verónica vázquez-escalante

      Gracias por su comentario Doctora. En realidad creo que esa es la raiz del problema, tener el estereotipo del hacer por hacer para dejar el pensar para la emancipación en un stand by. Saludos cordiales

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