De educadoras(es), niñas y niños
Rubén Zatarain Mendoza*
Festejar al niño y a la niña el 30 de abril habita el espacio comunicativo y el intercambio socioemocional del hogar (en algunos) y el espacio del salón de clases (se esperaría que en educación inicial, preescolar y primaria), como es la tradición.
El sujeto de la educación, la infancia y su educabilidad, la búsqueda de luces y respuestas.
Sobre las infancias, más de un siglo de la espiral de ideas pedagógicas, el acercamiento progresivo a algunos constitutivos, la dinámica científica, los avances disciplinarios, la dimensión tecnológica que modifica los comportamientos colectivos, el desarrollo de la inteligencia como sentido.
Las educadoras que festejaron su día el 21 de abril; ellas, portadoras y hacedoras del oficio, buscadoras de respuestas ante las nuevas demandas. De jardinera, de niñera, han cruzado el puente a auténticas profesionales de la educación preescolar.
El gozne de lo afectivo-emocional como componente de partida al punto del rigor metódico y científico del oficio, lo observable, lo evaluable.
De la metáfora de mariposas y flores en la que subsiste aún el imaginario colectivo sobre la que acontece en las aulas donde acuden los niños y niñas en el estadio de edad de 3 a 5 años, los niños y niñas de la fase 2, según los planes y programas de estudio vigentes, a la visión pedagógica y la búsqueda de ciencia y método para potenciar el desarrollo cognitivo, humano y social.
Los muros y las bardas, las paredes de los salones de clase, que hablan su propio lenguaje; la descolonización pospuesta cuando aún moran en pinturas los personajes de Walt Disney en esa muestra sincrética del ser educadora.
El reto de la ruptura del infantilismo de la mirada cuando aún visitan payasitos los patios cívicos de los preescolares convertidos en improvisados auditorios.
El salón de clases de educación preescolar y la infantilización de la imaginación y la fantasía, las lecturas, los cuentos, las historias y los personajes que colonizan la forma de pensar del niño, la pedagogía del “Rey León”, la pedagogía de “Blanca Nieves” como mediaciones recurrentes.
La educación infantil que debe rescatarse del cuento.
Las educadoras y el festejo de su día, más allá de la hipocresía sindical organizadora de marchas, el interludio del periodo vacacional de Semana Santa y la pospuesta revalorización social; el Día del Niño y de la Niña al tercer día del regreso a la actividad de las aulas, entre globos, música, golosinas, juegos organizados, risas y esfuerzos colectivos.
La fecha del nacimiento de Fröebel es el punto de partida de la noción de niño(a) que ahora comprendemos de manera insuficiente en la educación preescolar.
¿Y la educación primaria y secundaria? Para los niños que asisten a estos niveles educativos, el tránsito de grados, las vocaciones distintas y la concretización del cambio curricular.
El concepto pedagógico evolucionó por las nuevas necesidades sociales y por el contexto de tecnologización de las relaciones más primarias en el hogar.
Las formas como ahora se construyen las maternidades y las paternidades, las madres y padres jóvenes, pioneros en casa de la formación de valores y otras habilidades necesarias en el entorno escolar.
El debate de ideas pedagógicas que ha permitido la ampliación de la mirada sobre la educabilidad de los pequeños.
Las biografías académicas vivas de las educadoras que hacen educación preescolar, de aquellas maestras y maestros que hacen educación primaria y secundaria, construyen el mapa de las distintas infancias con los niveles cognitivos diferenciados entre las familias que acuden a las instituciones públicas y aquellas familias que pueden pagar la educación privada.
Los universales del desarrollo de las estructuras de aprendizaje, los específicos de los contextos y territorios donde se construyen, a veces con más dificultades, las biografías de los niños y niñas de las familias pobres.
Las inequidades cognitivas que también tienen rostro socioeconómico.
El rol social en materia de equidad e igualdad que juega la institución escolar básica en las comunidades.
La profesionalización de los docentes siempre reactiva al acelerado cambio de las necesidades pedagógicas.
El mismo niño, la misma niña, los distintos espacios e instituciones que forman la cultura normalista.
Pensar y hacer educación preescolar.
Pensar y hacer educación primaria.
Pensar y hacer educación secundaria.
La ruta institucional que ha seguido la formación de los docentes.
Las habilidades necesarias para acompañar los aprendizajes como objeto de formación inicial y continua.
El Día del Niño como espacio de festejo y socialización. De reflexión educadora.
El significado del juego y los procesos de socialización subyacentes a la interacción lúdica.
La infancia y el juego como nichos de mercado, la coacción socioafectiva y emocional de la generación que crece en su relación con la generación protectora y generosa de madres y padres.
El cambio de la dinámica del juego y los jugadores. La disminución o desaparición del espacio público de la calle.
El juego organizado e intencionado en el espacio de la escuela y el aula. La disminución irremediable de la espontaneidad y los significados.
La estela del recuerdo del niño de ayer, el valor de la canica, el trompo, el papalote o la pompa de jabón.
La estela del recuerdo de la niña de ayer, los juegos de socialización y construcción de amistades, las muñecas y los objetos domésticos tomados de la interacción con los adultos.
Las muñecas, los trastes en pequeño, la lotería, las cuerdas y sogas, la transmisión de valores propios del género.
Las niñas y niños de hoy provienen de familias de 1 o 2 hermanos(as).
La variable número de integrantes de la familia y su cota de egoísmos prolongados y soledades crónicas.
Ser niño ayer en una familia de muchos, ser niño ahora en una familia donde hay que aprender a manejar el ausentismo crónico de padres y muchas veces de las madres.
La conducta humana en el nicho ecológico del hogar está aderezada de estímulos y respuestas, de premios y castigos, de amores y cercanías, de rechazos o aceptaciones implícitas o explícitas.
La sinfonía de los llantos de los niños y la comunicabilidad de sus deseos o chantajes. La escucha atenta o la discreta indiferencia de los progenitores.
Los decibeles y lágrimas que activan la vida diaria de vencedores y vencidos, de educadores y educados.
Educadores(as) y padres de familia juntos en la tarea de comprender y fortalecer la infancia, juntos en el cuidado institucional y societal de su salud y educación, que ni más ni menos es el mínimo de sus derechos.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]