Creer y dudar. Manejos del presupuesto en educación
Jaime Navarro Saras*
Producto de las auditorías realizadas a los gobiernos estatales, la Auditoría Superior de Hacienda (ASH) ha encontrado múltiples irregularidades sobre del manejo del Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal, en la mayoría de casos hay faltantes por desvíos de recursos a otras partidas. En el presupuesto de 2013 destinado al estado de Jalisco, se detectó que se pagaron poco más 60 millones de pesos por conceptos no reconocidos y el pago de 1 millón 200 mil pesos en conceptos ajenos a los fines y objetivos del Fondo.
Estos datos llaman poderosamente la atención porque en 2012, las autoridades educativas jaliscienses de entonces, tanto el secretario Antonio Gloria Morales y el coordinador de administración Adrián Garza Rodríguez decían que todo estaba bien y que estaban dentro del marco de la norma, el coordinador Garza declaraba:
Rechazo anomalías en el Fondo: “todo es lícito”, y (argumentaba) que la Ley de Coordinación Fiscal avala a los estados registrar esos recursos como “propios y ejercerlos conforme a la normatividad de nosotros, no la de ellos”. Pero la misma ley ordena aplicar el FAEB “específicamente a los fines establecidos” es decir servicios de educación, formación de maestros e investigación científica y tecnológica. (El Informador, 28 de febrero de 2012).
Unos años después la ASH diría otra cosa: los desvíos y gastos en asuntos ajenos al Fondo tales como el pago de “comisionados” y, (sin decirlo) también la infraestructura para los Juegos Panamericanos, el Macrobús, viáticos y bonos a funcionarios, las deudas del legislativo estatal, el pago de liquidación de funcionarios, etcétera. En cambio, se dejaron sin ejercicio los proyectos de formación y actualización de docentes, la mejora de infraestructura de las escuelas, las becas a estudiantes y un sinfín de situaciones e iniciativas que no fueron aplicadas a las escuelas de educación básica y normal.
Ante ello, y justo ahora que se habla de recortes presupuestales por la caída del precio del petróleo, los recursos siguen sin llegar a las escuelas y a las iniciativas para mejorar la práctica de los profesores. En este sentido, nos hace suponer que debemos creerle a la administración educativa porque, desde su visión, están haciendo el uso correcto de los recursos, sobre todo ahora que estamos en pleno proceso electoral y vemos como se gasta dinero en las campañas de los candidatos oficiales.
Es necesario que a las instancias encargadas de verificar la aplicación correcta de los recursos, se les obligue a transparentar la aplicación de cada peso que llega etiquetado para la escuela, los profesores y los alumnos.
De esta manera, queda muy bien en este vericueto aquella frase acerca de que el dinero mejor invertido es aquel que se gasta en educación, su contraparte entonces, los ahorros, recortes y desvíos del presupuesto se verán reflejados en las contradicciones sociales que tanto daño le hacen a países donde abundan los políticos pragmáticos y que sólo los mueve la inmediatez y la ocurrencia, no así la visión futurista para aspirar a tener un mejor país y formar ciudadanos con una calidad de vida que tienda a la excelencia.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]