Cómo y cuándo podrá llegar la democracia al SNTE

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Cuando pregunto acerca de cómo y cuándo podrá llegar la democracia en el SNTE lo digo después de reconocer que en el SNTE nunca ha habido democracia real.
El pasado sábado 27 de octubre el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y el que será su Secretario de Educación, se reunieron con 43 dirigentes de la CNTE (43 número emblemático, por los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero), de las secciones 7 (Chiapas), 9 (de la Ciudad de México), 14 (Guerrero), 18 (Michoacán) y 22 (de Oaxaca), en casi todas ellas la CNTE es mayoría y mantiene el control de los comités seccionales bajo su poder. Esta reunión sirvió para tomarse la foto con el presidente electo (asunto que no ha sucedido con el dirigente formal del SNTE Juan Díaz de la Torre).
A partir de esta reunión histórica, se reconoce implícitamente que el SNTE es un conglomerado de fuerzas diversas y plurales, las cuales no pueden (y no deben) estar controlados o ser hegemonizadas desde una sola perspectiva (menos desde una sola persona, –líder vitalicia dixit–). En este momento se reconocen tres grades fuerzas al interior del SNTE: el SNTE institucional (Juan Díaz de la Torre), el SNTE institucional fuera de los espacios estatutarios (Elba Esther Gordillo) y la CNTE (corriente opositora y disidente de las corrientes oficialistas del SNTE).
Un primer ejercicio de democracia es que todos los afiliados o miembros de la organización sindical puedan votar libre y universalmente para elegir a los dirigentes de todas las instancias, (delegacional, nacional, seccional), el congreso con representantes (delegados electos para tal efecto), sólo se realizará para discutir y decidir cuestiones de diseño de plataforma política laboral y pliego de demandas de la organización junto con estrategia de lucha.
Los dirigentes nacionales o seccionales deberán estar mandatados por las bases y en cualquier momento pueden ser removidos de sus cargos cuando no acaten o se distancien de los principios sindicales, no se vale el abuso de las cuotas sindicales, ni el enriquecimiento inexplicable, ni el transar o negociar de espadas a las bases sindicales, ni acordar con los presidentes en turno asuntos que tengan que ver con la imposición de políticas (como la reciente reforma educativa).
Un segundo aspecto a revisar con la inauguración e instalación de la democracia en el SNTE, tiene que ver con la distribución de la riqueza del patrimonio sindical. Actualmente las finanzas están descaradamente centralizadas, se trata ahora de invertir la distribución de las cuotas, que el CEN del SNTE sólo reciba el 15% de los recursos, los comités seccionales que administren el 25% y que el 60% restante se quede en las delegaciones sindicales, sobre la base de proyectos y mecanismos de desarrollo sindical y pedagógico. Junto a lo anterior se trata de acordar democráticamente (de nuevo) formas o mecanismo de autonomía sindical, por secciones, delegaciones, etcétera. Las nuevas decisiones sindicales se acordarían de un flujo de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo como sucede actualmente (incluso en la CNTE). La CNTE aunque se presume como la instancia más democrática, aún ahí se han generado cacicazgos (de izquierda) y líderes morales que no permiten la llegada de personajes nuevos con el peligro de que los desplacen y les quiten sus privilegios.
Un tercer aspecto tiene que ver con la vida interna de la democracia en el SNTE se trata de aprender a convivir y acordar con los otros (con los que son ajenos o diferentes en su origen o en su forma de proceder), charros y disidentes deben trazar las coordenadas de una nueva forma de darle vida al SNTE y aprender a convivir y a acordar con los diferentes.
Y, el último aspecto, que es un punto transversal para todo el SNTE, tiene que ver con la formación y educación sindical de los agremiados, con su capacidad de politización y de acción sindical. Se trata aquí de que todos los miembros del SNTE (hombres y mujeres docentes y no docentes sin distinciones) deben aprender a dirigir y ser dirigidos, de esta, manera la democracia se vivirá cada día en cada escuela, en cada decisión sindical y en cada recurso del patrimonio de la organización sindical.
Para lograr lo anterior, todo deberá cambiar para que todo sea diferente. Me parece que este es el nuevo SNTE que habrá de construirse.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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